La relación de los compositores se iba deteriorando a medida que avanzaban las sesiones de grabación del cuarteto que completaban Mat Osman (bajo) y Simon Gilbert (batería) bajo la producción de Ed Buller (Pulp, Spiritualized). Sin embargo, el resultado los llevó a tener un lugar entre los 500 Mejores discos de todos los tiempos (NME) o los 1000 discos que hay que escuchar antes de morir (The Guardian) o críticas que lo describieron como “cercano a la genialidad” y con “un deseo loco por igualar los logros de sus antepasados”.
El debut homónimo del grupo fue una losa de glam-rock agradable, pero trató claramente de emular las influencias. Anderson, siendo el (aunque extremadamente talentoso) fan de Bowie, y Butler, tratando de replicar ese trabajo intrincado de la guitarra de su tan celebrado ídolo Johnny Marr, copiaron bien sus influencias, pero al final no se pudo crear algo original. Tocaron la grandeza en piezas tales como Animal nitrate y el legendario single de debut The drowners, pero comparado con Dog man star, éste parece el trabajo de maduración de un grupo arrastrado demasiado por el despliegue publicitario a su alrededor, eligiendo estilo sobre sustancia, resultando en una gratificante inmediata escucha.
El estado de ánimo melancólico impregna todo el disco. Incluso en canciones rockeras más vivaces como The Hollywood life o New generation, las guitarras de Bernard Butler suenan más rencorosas, bañadas de viciosos filos metálicos. Fue aquí que donde se despedían también del pack del britpop ('No me importa el Reino Unido esta noche', canta Brett en Black and blue).
Suede se mostraban en este momento como un grupo sorprendentemente maduro, ansiando ser grandes y a sabiendas de que la prensa, tras el rotundo éxito de Suede, iba a examinar con lupa cada movimiento del grupo en un contexto en el que el pop británico giraba hacia sonidos más frívolos y festivos como los de Blur o Oasis. Completamente ciegos de ambición, ajenos al devenir musical del momento y liberados de todos los complejos que pudieran tener en su primer disco, se enfrascaron en el estudio bajo la producción de Ed Buller de nuevo, con una decisión en mente: llevar sus pretensiones al infinito. Sin embargo las metas de Suede no iban encaminadas a quebrar el orden musical del momento. Ellos querían ofrecer una obra donde la belleza fuese un poco más allá de donde la habían situado antes, derritiendo corazones desde su contenido y no arqueando las cejas de la crítica por lo novísimo de sus formas.
Para grabar el álbum, Anderson se trasladó a Highgate y comenzó a escribir letras influenciadas por las drogas duras mientras vivía en una apartada mansión victoriana. El álbum más tarde sería descrito por un periodista como "el disco de rock británico más pomposo y exagerado de la década". Anderson comentaría que su sonido exagerado provenía de su uso de drogas psicodélicas. "Estaba consumiendo una gran cantidad de ácido en aquel momento, y creo que esto fue lo que nos dio la confianza para ir más allá de los límites". Anderson declaró que prosperó en aquel ambiente surrealista en el que vivía; la siguiente puerta fue una secta conocida como los menonitas, que a menudo cantarían himnos durante los excesos de Anderson con las drogas.
Tras el éxito de su álbum debut, Suede fueron aclamados como los inventores involuntarios del britpop, algo de lo que se mostraron orgullosos durante un corto tiempo. Sin embargo, el britpop pronto creció hasta ser dominado por otras fuerzas musicales, como cuando entraron en escena Blur, Oasis y Pulp, lo que disgustó a Anderson, quien denominó al britpop como "horriblemente retorcido, una película musical Carry on", y comenzó a distanciarse de la escena britpop. "Podríamos no haber estado más desinteresados en toda aquella parafernalia borracha, de dibujos animados y de falsa clase obrera". El cantante dijo en 2008, "tan pronto como tomamos conciencia de ello, nos alejamos y escribimos Dog man star. No puedes encontrar un disco menos britpop. Es torturado, épico, muy sexual y personal. Ninguna de esas cosas se aplican al britpop".
El álbum fue grabado entre marzo y julio de 1994 en los estudios Master Rock de Kilburn, Londres. Los ensayos fueron muy tensos y dividirían inevitablemente a la banda en dos campos separados. Butler tenía su propia agenda y con frecuencia se enfrentaba con el resto de la banda y el productor Ed Buller. Butler pareció enemistarse con su separación un poco más allá cuando apareció en la portada de la revista Vox con la línea etiquetada, "Brett me hace ser más insensato". En la entrevista explicaba cómo le gustaba improvisar a Butler y cómo Anderson lo imposibilitó debido a su manera minuciosa de trabajar, y su obsesión con el estrellato rock. Un abatido Anderson recordaba leer el artículo la misma mañana en que estaba grabando los vocales para The asphalt world: "recuerdo tratando de canalizar todo este dolor que sentía y la frialdad que sentía en mi voz". Butler se disculpó más adelante a Anderson sobre el incidente.
Las diferencias musicales sobre The asphalt world provocaron el siguiente gran argumento. La versión que finalmente apareció en el disco tenía una duración de 9 minutos y 25 segundos, pero según el bajista Mat Osman, la creación inicial de Butler duraba 25 minutos con un solo de guitarra de 8 minutos. Osman opinaba que las composiciones de Butler eran demasiado atrevidas y experimentales, "muchas de las ideas musicales eran exageradas. Estaban siendo groseros con el oyente, se esperaba que mucha gente estaba dispuesta a escucharlos". La versión extendida original tenía en realidad una duración de 18 minutos y tuvo que ser cortada por la mitad; aunque esta versión larga fue, según Anderson compuesta en pre-producción y contaba sólo con guitarra y batería, fue pensada para ser editada; de ahí que la versión original tenía poco más de 11 minutos de duración. Butler estuvo escribiendo muchas piezas adicionales menores, que fueron finalmente absorbidas en arreglos complejos. Estaba interesado en el rock progresivo y apareció en un programa de la BBC sobre Pink Floyd en aquella época. La versión extendida de The asphalt world y el final experimental para The wild ones corroboraban esta afinidad. Ambas aparecerían más adelante en la edición expandida de 2011.
Las discusiones sobre The asphalt world se esparcieron sobre el resto del álbum, a medida que Butler se convertía en progresivamente más insatisfecho con la producción de Ed Buller. En una entrevista en 2005, el guitarrista mantuvo su posición sobre el asunto, afirmando que "Buller hizo un terrible trabajo de mala calidad con el disco". Butler deseaba que Buller fuese despedido, lo que le permitiría producir el disco él mismo, aunque más tarde se reveló que Butler había recomendado a Chris Thomas como su productor. Thomas era más experimentado y había trabajado anteriormente con las bandas de punk rock The Pretenders y Sex Pistols; sin embargo el sello de Suede, Nude Records, rechazó las pretensiones de Butler, considerando que Thomas era demasiado caro. El propietario de Nude, Saul Galpern, alegó que se tornó imposible razonar con el guitarrista, y que también le amenazó, al igual que a Buller. Buller afirma que recibió llamadas telefónicas donde podía escucharse sonidos de rasgueo de cuchillos en el teléfono.
Butler emplazó a la banda y a su manager a un ultimátum: o despedían a Buller, o dejaría Suede. El resto de la banda, sin embargo, se negó a cumplir con las demandas de Butler y decidió dejarlo salir antes de que el disco fuese terminado. Butler insistió en que fue expulsado de la banda, ya que cuando volvió al estudio para encontrarse con el grupo, no se le permitió entrar. Volvió al día siguiente para recoger su guitarra, para que pudiese hacer grabaciones en su casa, pero le dijeron que dejarían su guitarra en la calle para que la recogiese. "Eso fue todo, realmente. No dejé el grupo; Me habían echado. Eso es realmente obvio. Si les hubiese dejado, nadie me habría dejado salir, si ellos hubiesen querido". El manager de Suede, Charlie Charlton, hizo un último intento de llegar a un consenso entre las dos partes; sin embargo, durante una conversación telefónica tensa las últimas palabras pronunciadas a Anderson por Butler fueron, "eres un puto gilipollas".
A principios de julio, Butler salió de las sesiones dejando a Dog man star a cierta distancia para su terminación. Anderson había grabado poco más de una cadena de guías vocales, varias canciones no tenían títulos, gran parte de la música todavía era labrada con overdubs. Una destacada canción, The power, no contaba con guitarrista y tuvo que ser interpretada por un guitarrista de sesión. Anderson admitió que la canción carece de la "profundidad del toque" de Butler, y que, en retrospectiva, la canción debería haber sido reemplazada por las caras B Killing of a flash boy y My dark star. Buller y los demás miembros tuvieron éxito en conseguir llevar el disco a su conclusión. Butler terminó algunas de sus partes de guitarra, aunque según Saul Galpern se negó hacerlo en Master Rock, y se tuvo que reservar otro estudio donde él pudiese trabajar por su cuenta. Hizo una contribución contractual a Black or blue en un estudio separado. Anderson descubrió un vocal de acompañamiento encubierto en la canción, que recordó: "no recuerdo las palabras exactas, pero sonaba vagamente amenazante".
Entre las adiciones post-Butler figuraba un final reelaborado para The wild ones, una coda orquestal en Still life, y una parte de guitarra eléctrica, copiada nota por nota del demo original de Butler de The power, que Butler criticó con fuerza. Butler se convirtió en un crítico riguroso del álbum, no sólo desde un punto de vista de producción, sino de la musicalidad global. Citaba falta de compromiso en el estudio, junto con las payasadas festeras de Anderson y la renuencia de la banda para desafiar sus ideas elaboradas como su principal crítica: "sólo escuché muchas veces, 'No, no puedes hacer eso'. Estaba a punto de enfermar con todo ello. Creo que es un buen disco, pero podría haber sido mucho mejor".
"Estábamos compitiendo con los grandes discos del pasado; eso es lo que teníamos que probar con el álbum. Estaba tratando de escribir sin límites. Estuve viviendo en una extraña casa al norte de Londres, tomando montones y montones de drogas alucinógenas y escribiendo en una corriente de conciencia sobre todo lo que quería y que me proyectase como artista. Dog man star es un testimonio real de lo que puedes crear cuando te esfuerzas al máximo". Brett Anderson en una entrevista con la revista Filter.
Las comparativas entre la pareja compositiva formada por Brett Anderson y Bernard Butler con los tándems de Morrisey/Marr o Bowie/Ronson ya no se miden aquí, tanto en términos de semejanza, sino de talento. Brett, que durante el espacio entre el primer disco y éste acudió a clases de canto y no duda en mostrar su devoción por Jacques Brel, Scott Walker, Billie Hollyday, Neil Young o Elvis Presley, canta mejor que nunca, irradiando carisma, explorando todo tipo de registros y perfeccionando su falsete hasta dotarlo de un brillo cegador, mientras que Bernard, el mejor heredero en los 90 del instinto melódico del pop británico de los 80 y la energía del glam-rock, entra, por derecho propio, entre los grandes guitarristas de su generación. El mordisco felino de Suede (1993), dejaba paso a un disco plagado de luces y sombras, donde continuaban las erecciones avasalladoras, el amor en frenesí y drogas que llevaban todo ello a extremos completamente desproporcionados, pero obviando la perspectiva adolescente de su debut y desde un punto de vista más adulto y, en muchas ocasiones, desde la posición de quien se cuela en una vida ajena y observa como un voyeur la decadencia con suma ternura. El glamour paseándose por el filo de la navaja emocional, por los excesos, el lujo y la miseria, sin medias tintas, derrochando pura pasión. No en vano, uno de los posibles títulos que difundió la prensa para el disco fue el de "Misery", aunque luego no se tratase mas que una broma del jefe de Nude Records para ver como interpretaría la prensa británica la ida de Bernard Buttler, quien poco antes de finalizar la grabación tuvo que abandonar el grupo, tras deteriorarse sus relaciones con Brett Anderson de tal manera que la continuidad de ambos en el mismo barco se hizo insostenible
Bajo el título de Dog man star con el que el pretendían simbolizar todos los escalafones por los que puede pasar una persona (de perro a hombre, de hombre a estrella), teniendo en cuenta que podemos (y generalmente somos) ser una mezcla de ambos al mismo tiempo, y con la idea de las estrellas del cine como metáfora del éxito, el disco recorría diversos parajes sonoros (de la rabia a la dulzura, del intimismo a la sobreactuación sinfónica), pero siempre bajo el mismo prisma de tonos grisáceos, como ya nos mostraban desde la portada: un hombre desnudo (se llegó a decir que era el propio Brett) tumbado en la cama de una habitación desolada mostrándose en una escena bella e inhóspita al mismo tiempo.
Anderson declaró que gran parte de la sexualidad del álbum fue inspirada por Prince, y reconoció también la inspiración de Scott Walker. En su libro The last party, John Harris opinaba que "la influencia de Walker se extiende como una mancha de aceite por todo el álbum", destacando las canciones Still life y Black or blue. Otras influencias fueron Hounds of love de Kate Bush y Berlin de Lou Reed, que Anderson describió como "álbumes con un viaje musical e historias de tristeza y oscuridad". Butler reconoció la inspiración de The Queen is dead de los Smiths, Closer de Joy Division, Torment and toreros de Marc and The Mambas y You've lost that lovin' feeling de The Righteous Brothers.
En retrospectiva, aparte de ser una colección de canciones, hay una percepción entre algunos críticos de que el álbum cuenta una historia, que su estructura consiste en un principio, una parte media y un final. Un crítico musical opinaba: "hay una introducción apropiada, una entusiasta final orquestal, y podría decirse que una narración coherente de amor, sexo, drogas y pérdida". Hay críticos que han definido el álbum como si tuviese un aura de claustrofobia. La revista Stylus observaba: "ni ña palabra claustrofóbico podría incluso empezar a describir este disco". Otros temas que el álbum explora son la soledad, la paranoia y el autoodio. En el lado más oscuro del álbum representa la tragedia, relaciones fallidas y romances condenados; sin embargo, en este entorno oscuro, Anderson permitió las declaraciones positivas de la ambición y la movilidad social, reflejado en The power.
Las letras de Anderson fueron influenciadas por su consumo de drogas, citando a William Blake como una gran influencia en su estilo de escritura. Brett llegó a sentirse fascinado con su uso de visiones y estados en trance como medio de creación. Anderson declaró que gran parte de las imágenes rotas y fragmentadas en canciones como Introducing the band y la cara B Killing of a flashboy fueron el resultado de dejar que su subconsciente se hiciese cargo de la creación. Introducing the band fue un mantra que escribió después de visitar un templo budista en Japón. El single principal We are the pigs representa visiones de Anderson del Armagedón y disturbios en las calles. La canción también cuenta con trompetas que recuerdan las utilizados en la música del tema de Peter Gunn. Los temas líricos de Anderson se convirtieron exclusivamente en figuras trágicas, como el adolescente adicto de Heroine y James Dean en Daddy's speeding. Ambas canciones, según Anderson, introducían temas de aislamiento donde la obsesión era formar relaciones con figuras de fantasía, como se opuestas a la gente verdadera.
Heroine, con el estribillo, "I'm aching to see my heroine", contiene influencia de celebridades, rindiendo homenaje a Marilyn Monroe, mientras evoca a Lord Byron. "She walks in beauty like the night", la línea de apertura de la canción, es la primera línea de un poema de Byron. Anderson escribió la elegía Daddy's speeding sobre un sueño que consistía en tomar medicamentos con el actor estadounidense James Dean. La canción de tempo lento culmina en una explosión de feedback y ruido blanco que representa un accidente de coche. Fue inspirado en parte por How do you think it feels de Berlin de Lou Reed. El tema recurrente del autoodio se refleja en la balada The wild ones, que habla de la muerte de una relación. Anderson considera esta canción su momento favorito en la historia de Suede. El estribillo principal fue en parte inspirado por Ne me quitte pas de Jacques Brel. Aquí Anderson alternaba entre tenor y falsetto.
La voz de Anderson es generalmente más profunda en comparación con el resto de álbumes de la discografía de Suede, donde cantaba en una mayor registro. Black or blue es una canción sobre la intolerancia racial y narra la historia de un desafortunado romance interracial, que los críticos compararon con West Side Story. This Hollywood life es la canción más agresiva del álbum. John Harris de NME escribió: "un disco tan formulado en un trascendental drama probablemente necesita al menos una rabieta infantil". Anderson afirma que la canción trata sobre "el lado más sórdido del negocio de la música donde todos tienen que denigrarse en mayor o menor medida para conseguir el éxito". New generation es una canción up-tempo, considerada la canción más optimista del álbum y un momento de "elegante rock 'n roll". Un crítico observó que Anderson suena más a Bowie en New generation que en anteriores canciones que fomentaron comparaciones.
The asphalt world es la canción más larga del álbum y considerada su pieza central. Es una balada de rock de tempo lento con textos como "she comes to me and I supply her with ecstasy/sometimes we ride in a taxi to the ends of the city" (ella viene a mí y la suministro de éxtasis /a veces montamos en un taxi hacia los extremos de la ciudad). En parte influenciada por Pink Floyd, sus letras transmiten desviación y celos sexuales. Al final de la canción hay una sección de diálogo con Lauren Bacall de la película Woman's world. La balada de piano The two of us, según Anderson trata de la soledad frente a un contexto de riqueza y fama, con las letras favoritas de Anderson en el álbum, "the snow might fall and write the line on the silent page" (la nieve podría caer y escribir la línea sobre la página silenciosa). Un solo de bawu precede el crescendo de la canción. Haciéndose eco de Sleeping pills del primer álbum, The two of us y Still life se consideran escritas desde el punto de vista de un ama de casa aburrida, un concepto inicial que fue originalmente planeado para Suede, En Still life aparece la orquesta Sinfonia of London de 72 componentes.
Anderson declaró sobre el título del álbum que era una especie de taquigrafía del darwinismo reflejando su viaje desde el canal de las estrellas. Los fans observaron la semejanza con la película del cineasta experimental Stan Brakhages de 1964, Dog star man. "La película no era una influencia, pero obviamente escarbé en busca del título", confesó el cantante más tarde. El título está concebido como una suma orgullosa de la evolución de Suede. "Estaba destinado a ser un disco sobre la ambición; ¿Qué podrías hacer para convertirlo en eso?"
La portada, que cuenta con un hombre desnudo tirado en una cama fue extraída de un viejo álbum de fotos de Anderson. Tomadas por el fotógrafo estadounidense Joanne Leonard en 1971, la imagen de portada fue titulada originalmente "Sad dreams on cold mornings", y la foto trasera "Lost dreams", Anderson comentó, "me gustó la imagen, realmente, de amigo en la cama en la habitación. Es algo como bastante triste y sexual, creo que, como las canciones del álbum".
Comenzando con una de las mejores canciones de apertura de conciertos de todos los tiempos, Introducing the band, la naturaleza psicodélica de Dog man star se establece instantáneamente. Los vocales aterradores pero hipnóticos de Anderson conducen a la declaración, “Oh let the century die to violent hands” (oh, deja que el siglo muera a manos violentas).
La frustración en violencia urbana se articula en We are the pigs, con la guitarra gimiente y chirriante de Butler dando entrada a los vocales igualmente abrasivos de Anderson. Butler liberaba en este disco su inspiración y creaba un sonido enteramente suyo, especialmente en esta canción. Los dos álbumes en solitario que ha lanzado desde entonces no contienen ni remotamente nada de lo que fue capaz de mostrar en Dog man star.
“I’m aching, to see my heroine" (tengo dolor, por ver mi heroína), grita Anderson más adelante en el disco. Escapar de los suburbios donde se siente tan irritado, por cualquier medio posible, está claramente en el frontal de su mente. Dog man star tiene la capacidad, igual que todos los grandes álbumes, de hacer que el oyente interiorice lo que el vocalista está sintiendo. Las imágenes vivas en las letras no son suficientemente expresivas por sí solas; son la manera en que Anderson lo grita a través de los altavoces, casi acusadoramente.
Justo cuando se puede pensar que esta ira está a punto de derramarse en chirridos indulgentes, Dog man star se mueve en otra dirección. La más hermosa de las baladas se desenrolla en The wild ones, una tierna oda a una relación que poco a poco se está perdiendo. A pesar de ser capaz de hacer aparentemente todo lo que dice relevante a quien lo escucha, podría también argumentarse que Anderson es aún más sólido al describir tales (por sus estándares) mundanas ocurrencias como una ruptura más que como desintegración social.
Sensual es una palabra que se aplicó a gran parte de su trabajo inicial, pero que en Dog man star lo sigue siendo, pero a un nivel mucho más avanzado. Sexo y drogas borrosas en el mismo pack en New generation mostraba a Suede que no sólo habían logrado un refinamiento de su arte, sino que también los habían llevado a un nuevo nivel de genios. Pocas bandas podrían hacer de un poema sexual e ilícito, y convertirlo en un himno pop.
Al final, sin embargo, las penumbras de Suede son implacables, no sus canciones animosas o sus tiernas baladas; ninguna luz aparece al final del túnel. La canción final Still life no podría resumir los temas del álbum mejor: “this still life is all I ever do” (esta naturaleza muerta es todo lo que siempre hago), se lamenta Anderson después de numerosas referencias a salir "para entrar en la noche" no por primera vez en el disco.
Este ambicioso segundo disco (el más ambicioso de su carrera), era un disco más cohesionado que su debut, más operístico y teatral; más dramático en su romanticismo afectado; más épico, más encerrado en si mismo que los de Blur y Oasis (más descriptivos e irónicos los de los primeros, más desafiantes, simples y directos los de los segundos) y, paradojas, que servía para describir el estado de ánimo de miles de jóvenes británicos que no veían un futuro tan esperanzador en manos de un John Major sobre el que todavía sobrevolaba la sombra de una Margaret Thatcher que lo tuvo en su gobierno. Captaba el ánimo desencantado de miles de jóvenes que jamás se fiarían del sonriente Tony Blair en 1997, ya que sabían que parte de las grandes historias de amor -como pasa en este disco- no tienen final feliz, pero que todavía querían pequeños golpes de épica, sentimiento y arte para sentirse vivos.
Las letras e historias de Brett Anderson hablaban de una juventud confundida, encerrada en una sensación constante de desorientación vital que ni las drogas ni la fiesta del viernes o el sábado noche conseguía tapar. Estas características se potenciaban y pulían en este segundo disco, un disco que describe esa sensación de bajón de domingo post-fiesta que parece capturar la foto de la portada obra de la fotógrafa Joanne Leonard en los años 70 (de nuevo, el gusto por lo retro), donde la carga de ambigüedad sexual seguía muy presente con ese cuerpo masculino desnudo tirado en la cama a la luz de una posible mañana, quizá tras una noche de excesos. Pero no sólo de autocompasión se alimentaba este disco, también, al igual que el anterior, había himnos rabiosos para que los perdedores comprendieran que la rabia de los sueños no alcanzados era compartida, como pasaba en ese We are the pigs guiado por los riffs cortantes e imaginativos de Butler y en cuyo vídeo se mostraba una Inglaterra suburbial y belicosa que no estaba dispuesta a acatar su destino de cerdos, unas imágenes no demasiado lejanas a las distopías de un 1984 o de un V de Vendetta.
Tras Introducing the band, el tema que abre el disco (y que, según Anderson, trata de la importancia de la música como distracción), equivoca sobre el posterior desarrollo de éste con sus aires futuristas y sus voces metálicas, amén de ofrecer atinados e inspirados versos andróginos como "quiero el estilo de una mujer y el beso de un hombre", en We are the pigs (el furioso single que editarían para el mercado británico) y Heroine, inspirada en Marilyn Monroe y Frida Kahlo, Bernard Butler, sacaba oro de sus cuerdas con una serie de arpegios que se fundían con un Brett Anderson, sobre todo en la primera de ellas, que cantaba con la misma rabia del Morrisey de The Smiths, pero prendiendo fuego a su voz y llevándola a un final épico que en directo supondría una comunión artista-público excepcional.
La exacerbada belleza de The wild ones (editada como single paralelo a We are the pigs para el mercado no-británico) la convertía, no sólo en la posible mejor composición de toda la carrera de Suede, sino en una de las mejores canciones de la década. “Si tú te quedas, soplaré lejos la lluvia y los miedos. Vamos a brillar como la mañana y el pecado al sol” canta Brett sobre una guitarra acústica, un piano, arreglos de cuerdas y una voz que llena todos los espacios para dar equilibrio y esperanza en el título más oscuro de su discografía.
Y The powder (en la que, con Butler ya fuera del grupo, es el propio Anderson quien se encarga de la guitarra), una supuesta critica a la mentalidad retrógada de esos ingleses que se agarran a su glorioso pasado, intentando similares resultados, tras un par de escuchas empalaga para siempre. La suavidad sonora de ambas es el enmarque de Daddy´s speeding, uno de los cortes más extraños, oscuros y originales del disco en el que Brett pone sus ojos, como ya lo hiciera antes en Heroine (que, pese al desgarro de su interpretación y un título tan supuestamente explícito, no habla de drogas sino de las heroínas del cine), en los mitos del celuloide, en esta ocasión sobre James Dean. Curiosamente el legendario actor norteamericano era una de las fijaciones casi patológicas de Morrissey (incluso llegó a escribir una biografía sobre el antes de formar The Smiths), pero según Brett su interés no nacía vía-Mozzer, sino de un sueño que, al parecer, tuvo el cantante en el que lo salvaba de su famoso accidente y terminaban ambos drogándose juntos. De ahí empezó una obsesión por todo lo concerniente a James Dean que le llevó a este tema, en el que recreaba el día de su fatal fallecimiento en accidente de coche y el reflejo que su muerte tuvo en toda una generación de adolescentes con altas dosis de tristeza.
Quizá, donde más se le ven las influencias, es en New generation, un tema donde Brett mostraba toda la gama de su registro vocal en un terreno tan cercano al de Bowie que casi raya el plagio. Fue editada como tercer single y, a pesar de todo, es un fantástico himno sobre esa juventud que busca esperanzas al que uno tiene un especial cariño. Seguida de la floja This Hollywood life, un torpe y machacote ejercicio de guitarras glam carente de atractivo, delimitan la mitad del disco y sirven de antesala a los delirios de grandeza que vendrían a continuación.
De aquí en adelante es cuando Dog man star quiere entrar en el olimpo del pop. Lo pretencioso, las ansias de trascender, las orquestaciones imposibles, los tonos más melodramáticos y la épica de pecho hinchado se da cita en los cuatro temas finales del disco. A The 2 of us que, pese a su gran letra (las tribulaciones de una ama de casa haciendo cuentas sobre su matrimonio mientras escucha Two of us de los Beatles en la radio), le sobra pompa y sobreactuación para llegar a donde apuntan sus intenciones. Es el riesgo de intentar llegar a lo sublime, lugar en el que sí se asienta Black or blue, una historia de amor entre dos personas de diferente raza (de la que se ha sugerido que trata de una relación del propio Brett con una modelo negra), con un final apoteósico donde los arreglos de cuerda llevan la exuberante voz de Brett Anderson a lo más alto.
The asphalt world es un momento muy importante del disco. Los 9 minutos de la canción son el paradigma de los Suede urbanos, que cantan a las miserias de las 7 de la mañana, al glamour de lo que la gente bien pensante llama basura ("a veces cogemos un taxi hasta las afueras de la ciudad / como grandes estrellas en el asiento de atrás, como esqueletos siempre tan hermosos") en un tema que narra un triángulo amoroso entre un camello, su clienta y un tercer hombre, con los ataques de celos, las inseguridades y los subidones de falso ego que el primero sufre cuando en su mente imagina a los segundos haciendo el amor ("¿cómo se siente cuando está junto a tí?", "cuando tu estés entre sus brazos / y entre sus piernas / yo estaré en su cabeza" ) y tras un verdadero volcán musical (donde la guitarra de Bernard llega a momentos de pleno éxtasis) que echa lava de sus mil contradicciones y pasiones, sentencia :"así es como uno se siente cuando el sexo se vuelve cruel / sí, los dos la necesitamos, esto es el mundo de asfalto".
Tal sobredosis de desgarro y pasión es el mejor previo al tema final, el espectacular Still life ( una canción rescatada de la primera época del grupo y en su momento desechada), donde con toda una mayestática orquesta dirigida por Brian Gascoine (el arreglista de Scott Walker) se pone al servicio del poderío vocal de Brett Anderson y supone el broche de oro al disco. Tanto derroche emocional cerró una etapa en el grupo y dejó sus secuelas. La marcha de Bernard Butler, que iniciaría una no muy afortunada carrera en solitario, hacía recordar cuando Johnny Marr, harto de la megalomanía de Morrissey, dejaba los Smiths y poco después se confirmaba su separación. Todos pensaban que el divorcio terminaría matando al grupo, pero se equivocaron. Richard Oakes, un jovencísimo fan de la banda reclutado mediante una anuncio en la prensa, sería quien ocupase de una manera bastante digna su lugar, pero ya nada sería igual.
Dog man star entró en las listas en el número 3, dos puestos menos que el álbum Suede. En respuesta a este hecho, Anderson dijo: "sentí que no consiguió el éxito comercial que merecía, y más con su éxito crítico. Creo que mucha gente pensaba que la banda se había separado porque Bernard había dejado el grupo". El single principal We are the pigs llegó al número 18, cayendo al 38 la semana siguiente, y cuyo videoclip fue censurado por su violencia: revueltas callejeras, enmascarados y cruces quemándose en lo que se transformó en la carta de presentación de Richard Oakes, guitarrista hasta la actualidad. La elección del single había sido un tema de acalorado debate, ya que Sony deseaba lanzar New generation como primer single, porque estimaba que daría un mejor resultado comercial; sin embargo, Anderson estaba en desacuerdo porque consideraba que no tenía el drama y el poder que representaba el álbum. Incluso el lanzamiento de The wild ones, la balada que Anderson todavía piensa puede ser la mejor canción que Suede haya grabado en su carrera, no les fue mejor. New generation sólo llegó al puesto 21, The power fue el cuarto single propuesto para ser lanzado en mayo de 1995, pero finalmente nunca se editó.
La prensa británica musical se mostró mucho más entusiasmada con el nuevo disco. En su revisión para NME, John Harris dio a Dog man star una calificación de nueve sobre diez, llamándolo "un disco sorprendente: un álbum rodeado por el calor blanco de algo reservado para los genios". Seguía, "las canciones de Dog man star son grandes designios, promulgados contra un grandioso telón de fondo". David Sinclair, de la revista Q, dio a álbum un cinco estrellas; en su revisión, escribía, "con Dog man star el grupo ha confirmado casi toda la demanda que se hizo en su nombre... Será alabado en los años venideros como el logro de una formación que reinventó las bandas de rock 'n roll de guitarras inglesas en los 90".
Nicholas Barber de The Independent felicitó la musicalidad de Butler, "la continuación del debut de Suede ganador del premio Mercury es más que una mezcla de ganchos pop y gestos teatrales. La música es un testamento al talento de su autor, Bernard Butler, cuya guitarra espeluznante riza notas en la mezcla exactamente donde son necesarias". Añadía que, "a veces Dog man star es desordenado y absurdo. Pero no hay colección de discos que esté completa sin ello". Stuart Maconie de Select dio al álbum cuatro estrellas de cinco, escribiendo: "los necios lo llaman exuberante cuando en realidad es una obra maestra", señalando dos canciones, The power y Still life, como "las mejores cosas que han hecho hasta la fecha".
Pese a los problemas de Suede en Estados Unidos, como la gira de breve duración y el pleito sobre el nombre de la banda, Dog man star había vendido aproximadamente 36 mil copias en ese territorio en 2008, según Nielsen SoundScan. En comparación, ello representa cerca de un tercio de las ventas de Suede, que en esa fecha habían vendido 105 mil unidades en Estados Unidos. El periodista musical americano Robert Christgau, que se mostró interesado en el debut de Suede, sin embargo calificó a Dog man star como un "fiasco" en su guía crítica para el consumidor. Otros críticos consideraron el álbum como un paso adelante respecto su debut. Simon Reynolds de The New York Times escribió que mientras "el primer álbum de Suede estaba demasiado lleno de glam rock y rock deprimido que conectaba sólo con los anglófilos más devotos", en su segundo disco "el grupo se eleva a nuevas alturas de histeria extasiada". Concluyó afirmando que "Dog man star merece atención, aunque sólo sea por su absurda ambición".
A la luz de la sensación percibida de claustrofobia del álbum, Jonathan Bernstein de Spin dijo que "Dog man star es la obra de un hombre prudente que abre la puerta del dormitorio y queda impresionado al descubrir que otras personas tienen vidas". Concluía diciendo: "el país de las maravillas glam que destetaron en su primer trabajo sigue siendo evidente, pero de repente se convierten en un grupo capaz de superar ampliamente sus limitaciones percibidas". Escribiendo para el Michigan Daily y haciéndose eco de sentimientos similares de traspasar sus límites, Thomas Crowley dijo que "Dog man star no sólo silencia a los críticos más rencorosos de la banda, sino también superará las expectativas de los fans con su monumental sonido". Stephen Thomas Erlewine de Allmusic galardonó al álbum con cuatro estrellas y media de cinco, escribiendo: "mientras Suede pueden elegir usar sus influencias en su portada, las sintetizan de una manera totalmente original, haciendo de Dog man star un álbum singularmente trágico y romántico".
En junio de 2011, Suede publicaron ediciones remasterizadas y ampliadas de sus cinco anteriores álbumes de estudio. Publicados en orden cronológico cada semana, Dog man star fue el segundo que aparecería en el mercado. La versión ampliada figuraba con las 12 canciones originales remasterizadas, y material adicional que incluía demos, las caras B de los singles Stay together, We are the pigs y The wild ones, pero no las de New generation, en el que aparecía el guitarrista sustituto Richard Oakes. También se incluyen seis canciones extra, siendo notables las versiones originales no editadas de The wild ones y The asphalt world, y La puissance, una versión de The power cantada en francés.
El DVD incluye las canciones en película que fueron creadas especialmente para el tour Dog Man Star y material previamente desconocido de la banda tocando en el Casino de París y en el Fnac de Les Halles en París en noviembre de 1993. También incluye material adicional como una entrevista en 2011 con Anderson y Butler con insertos de cine contemporáneo de Simon Gilbert. El folleto contiene todas las letras, bosquejos líricos escritos a mano e inéditas fotos de la banda. También hay una nota especialmente escrita por Anderson, en la que expresa, "si pudiese elegir ser recordado por un documento musical, sería éste". De todas las reediciones de Suede, Dog man star vendió la mayoría de unidades y llegó al número 63 en la lista de álbumes de Reino Unido.
A excepción de A new morning, A dog man star fue el álbum menos comercial, pero actualmente es ampliamente considerado como su mejor trabajo y una obra maestra. Aunque el álbum seguía siendo un favorito entre los críticos, apareciendo en muchas listas de los mejores álbumes de la década de 1990, fue señalado a menudo como un "clásico perdido". Tras la disolución de Suede en 2003, algunos críticos lo han reconocido a la vez que escribían sobre el álbum durante el tiempo que la banda estuvo inactiva.
En septiembre de 2003, poco antes de que se disolviesen Suede, el disco apareció en la revista Stylus en la sección 'On second thought', que tiene como objetivo ofrecer una mirada fresca sobre álbumes injustamente ignorados o incomprendidos. Su colaborador Jon Monks dijo: "Suede nunca hará un disco tan bueno de nuevo, ya sea porque Butler dejó el grupo o simplemente fue un momento perfecto para la escritura de Brett, no han podido hacer nada que se asemejase un poco a este disco". En una revisión retrospectiva de 2006, Michael Furman de Tiny Mix Tapes, mientras comparaba a Suede con Radiohead, Oasis y Manic Street Preachers, todas ellas bandas que lanzaron discos populares en 1994, dijo: "es Dog man star de Suede, sin embargo, el que a menudo se desliza a través de las recolecciones de este período".
Haciéndose eco de este sentimiento, en 2008 Jason Parkes escribía para Head Heritage: "Dog man star sigue siendo un interesante disco y muy extraño y muy rico para el mainstream en su momento". Tras la reunión de Suede en 2010, el álbum se convirtió en un punto común tratado por los críticos y pronto obtuvo más cobertura con una plétora de ensayos críticos, no obstante su reedición de 2011. Uno de esos ensayos fue llevado a cabo por la revista musical americana Crawdaddy!, donde Andrés Jauregui escribió acerca de su legado: "a pesar de los retos a los que se enfrentó Suede, Anderson logró el álbum anti-britpop que quería con Dog man star, con el prestigio del círculo crítico hipper y en detrimento del atractivo mainstream de la banda. Por toda su indulgencia y melodrama a lo Bowie, es más alfabetizado, más torturado y más ambicioso que sus competidores. Más sustancial que una 'woo-hoo', más brillante que cualquier supernova de champán, los orígenes de Dog man star, la teatralidad y el sentido de la rebelión son las cosas de una leyenda del rock 'n roll". El legado del álbum se solidificó en 2013 cuando se colocó en el número 31 en la lista de NME de Los 500 álbumes más grandes de todos los tiempos.
En septiembre de 2003, Suede actuaron cinco noches en el Institute of Contemporary Arts de Londres, dedicando cada noche a uno de sus cinco álbumes y tocando un disco completo durante toda la noche. Las entradas que se vendieron más rápidamente fueron las de la noche de Dog man star, llegándose a pagar hasta diez veces más que las del concierto de A new morning, lo que llevó a NME a escribir, "raras veces se llega a demostrar matemáticamente la opinión de la crítica". En marzo de 2014, Suede hicieron su segunda aparición en el Royal Albert Hall para la serie anual de conciertos Teenage Cancer Trust. La banda interpretó Dog man star en su totalidad para conmemorar el 20º aniversario del álbum.
Fuentes: http://en.wikipedia.org, http://www.stylusmagazine.com, http://www.bbc.co.uk, http://www.allmusic.com, http://www.headheritage.co.uk, http://www.rockdelux.com, http://www.sysvisions.com, http://es.wikipedia.org, http://rocknvivo.com, http://www.elenanorabioso.com, http://nosgustalamusica.com, http://www.radiozero.cl, http://www.ontheroutemag.com, http://tesorosenlatierra.blogspot.com.es, http://www.theguardian.com, http://consequenceofsound.net, http://www.sputnikmusic.com, http://www.tinymixtapes.com, http://rincondesconexion.blogspot.com
Listado de canciones:
1.- Introducing the band
2.- We are the pigs
3.- Heroine
4.- The wild ones
5.- Daddy's speeding
6.- The power
7.- New generation
8.- This Hollywood life
9.- The 2 of us
10.- Black or blue
11.- The asphalt world
12.- Still life
Edición Estados Unidos:
13.- Modern boys
Edición remasterizada y expandida 2011:
14.- Squidgy Bun (Introducing the band) (4-track demo)
15.- Ken (The wild ones) (4-track demo)
16.- A man’s song (Heroine) (4-track demo)
17.- Banana youth (The power) (4-track demo)
18.- The 2 of us (4-track demo)
19.- My dark star
20.- The living dead
21.- Stay together (long version)
22.- Killing of a flash boy
23.- Whipsnade
24.- This world needs a Father
25.- Eno’s introducing the band
26.- La Puissance (The power - French version; live)
27.- The living dead (piano version)
28.- We believe in showbiz
29.- Still life (orchestral version)
30.- The wild ones (original unedited version)
31.- The asphalt world (original unedited version)
Vídeos:
Introducing the band - Suede
We are the pigs - Suede
Heroine - Suede
The power - Suede
Daddy's speeding - Suede
The wild ones - Suede
New generation - Suede
This Hollywood life - Suede
The 2 of us - Suede
Black or blue - Suede
The asphalt world - Suede
Still life - Suede
Modern boys - Suede
Squidgy Bun (Introducing the band) (4-track demo) - Suede
Ken (The wild ones) (4-track demo) - Suede
A man’s song (Heroine) (4-track demo) - Suede
Banana youth (The power) (4-track demo) - Suede
The 2 of us (4-track demo) - Suede
My dark star - Suede
The living dead - Suede
Stay together (long version) - Suede
Killing of a flash boy - Suede
Whipsnade - Suede
This world needs a Father - Suede
Eno’s introducing the band - Suede
La puissance (The power - French version; live) - Suede
We believe in showbiz - Suede
Still life (orchestral version) - Suede
The wild ones (original unedited version) - Suede
2 comentarios:
Joer, qué postazo te has currado, amigo. Es cierto que siempre se les comparó con los tandems de Bowie & Smiths. Tengo muy buen recuerdo de los 3 primeros discos. Aunque en su momento me gustaban más los dos primeros acudo más frecuentemente en el tiempo al tercero. Un gustazo pasar por aquí. Saludos.
Genial tu post, felicidades por tu trabajo. SUEDE my favorite band
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