VICTORIAS LIBERADORAS
El pasado domingo día 17 gané la final del Torneo de Veteranos de mi club de tenis en la categoría + 40. Vaya por delante que faltaban muchos de los máximos favoritos, principalmente porque se solaparon las fechas con un torneo por equipos de Catalunya, y los pronósticos me daban como favorito en mi categoría por mi mejor técnica y recursos, si bien tengo bastante maltrecho el hombro derecho, hasta el punto de que los profesionales, no sólo me aconsejan que reduzca mi actividad tenística, sino que abiertamente me piden que la deje definitivamente. Además, llevaba desde diciembre hasta mediados de febrero prácticamente en el dique seco por la recuperación de mi hombro, por lo que estaba claramente fuera de ritmo. Si a eso le sumamos unos últimos meses bastante descentrado mentalmente, teníamos un cóctel potencialmente explosivo como para no cubrir las más mínimas expectativas. De los cinco jugadores que disputábamos el torneo, yo era quien estaba en peor estado físico. Venía muy motivado para ganar este título, porque podría ser el último que juegue, y porque hay una persona a la que desde hace dos años se la tenía que dedicar.
La final fue muy disputada. Jugué contra mi amigo Ramón C., que estaba contentísimo de llegar a la final tras ganar un durísimo partido contra el jugador más en forma de la categoría, y que venía a disfrutar de un gran partido, pues ambos hacemos un tenis vistoso y atractivo, y aparte de los nervios propios de un partido de competición, y más si es una final, nos conjuramos en ofrecer un buen tenis. Los nervios lógicamente afloraron, pero jugamos un partido muy igualado que sólo se resolvió en los puntos clave de cada set.
Hubo un momento mágico para mí en ese partido, y fue el momento en que dispuse de la primera bola de partido con mi saque. Le pedí ayuda a una persona que lo ha sido todo para mí. Me tomé mi tiempo, me concentré, y me salió un saque casi perfecto para rematar la reñida final. Seguramente la treintena de personas que estaban viéndonos no entendieron cómo pegué un grito enorme "¡¡¡Vamoooossssss!!!" y rompí a llorar como un niño durante unos minutos. Mi amigo Ramón vino a consolarme y nos fundimos en un abrazo. Ese grito fue la liberación de todo lo que he pasado estos últimos meses, un año muy difícil en todos los sentidos, un año lleno de estrés, de lesiones, de insatisfacciones, de incomprensiones, de distanciamientos, de momentos muy duros, de momentos muy emotivos. Un año en que he tocado el cielo por unos segundos, pero también he sentido en mis entrañas el fuego del averno. Quizá ha sido el año que he tenido las emociones más a flor de piel. Y con ese grito me deshacía de todo lo que me había atenazado.
También podría ser el grito de mi liberación de una etapa. Me planteo si seguir con la competición. Quizá sería buen momento de dejarlo, o jugar en plan light. Mi hombro no durará mucho tiempo en condiciones, y mis lumbares cada vez me duelen más. Es una pena, porque ahora me siento con buenas sensaciones, pero quizá debería disfrutar de nuevo con el tenis, pues me sirve como válvula de escape, pero la competición pone en evidencia en ocasiones todo lo que bulle en mi interior.
Intuyo que se me avecina una época de cambios. Desconozco de qué calado. Siento que estoy en una etapa de transición. Pero muchas veces me digo que desde que falta físicamente mi padre, hoy hace exactamente dos años, no soy el mismo. Mis padres sacrificaron toda su vida por la crianza de sus hijos, y cuando ya los dejaron a punto de luchar por ellos mismos, vivieron una vida de pareja de sólo un puñado de años, los justos hasta que las enfermedades comenzaron a minar su salud. Ello me ha hecho pensar que no disfrutamos suficientemente de la vida, me doy cuenta de que ésta se me escapa minuto a minuto y sé que el mejor modo de encontrar la felicidad es realizándome yo mismo buscando un espacio donde vivir con intensidad y expresar con toda naturalidad mi ser sentimental, rompiendo o superando las limitaciones del entorno y de las circunstancias, ese ser que una persona a la que quiero mucho me ha puesto por apodo. Por de pronto comenzamos con el trabajo, con un más que probable cambio de estatus. No es que quiera cambiar hasta los percheros, como Jorge Valdano, pero sí debería cambiar en cierto modo las formas. No os preocupéis, todo lo que no sea mejorar y enriquecerme como persona, ni me lo planteo.
Espacio para desconectar de los sinsabores diarios. Para hablar de lo que te dé la gana. Para escuchar. Para leer. Para soñar. Para aprender.
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martes, abril 19, 2011
viernes, junio 25, 2010
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Una temporada más. Irregular, por cierto, sobre todo debido a la falta de continudad mental, pero diferente en varios aspectos de las anteriores.
Para esta temporada, y aprovechando que Edu iba a entrenar a mi hijo Sergi, me convenció para entrenar con él, pues ya hacía mucho tiempo se lo planteé, pero por compromisos suyos no lo habíamos hecho efectivo todavía.
Le pedí que quería mejorar mi movilidad en la pista, pues uno de mis puntos débiles era que aceleraba demasiado la finalización de los puntos para evitar que me moviesen demasiado, lo que conllevaba muchas veces que arriesgase más de lo normal, por lo que tendía más a la espectacularidad y los fallos tontos, que a la eficacia en mi juego.
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En cuanto a los torneos, comencé con el Torneo Tardor, y quedé 4º clasificado. Más o menos mi objetivo era 3º ó 4º, y si jugaba de fábula, lo máximo 2º. Hay que tener en cuenta que mi juego estaba en transición, pero en líneas generales no lo hice del todo mal.
A principios de diciembre tuve una sobrecarga y amago de tirón en mi famoso gemelo derecho, por lo que tuve que suspender la actividad prácticamente mes y medio, por reproducirse a las dos semanas la lesión. Este parón me cortó en seco la progresión y las mejoras en mi juego. Llegué prácticamente lesionado a mi primer torneo del año 2010, el Masters de la categoría, en que salía como cabeza de serie número 4, por los puntos obtenidos en el Social de 2009 y los demás torneos, y, jugando con una venda compresiva en el gemelo y tratando de evitar en lo posible las arrancadas, gané el primer partido y perdí muy dignamente en semis contra el propio Edu, que también salía de una lesión de rodilla. Acabé el año en un muy buen 5º puesto del circuito del club.
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En el Torneo Social, partía en buena disposición, pero mis posibilidades de pasar a cuartos eran escasas, por la calidad de dos de los componentes del grupo y por la falta de confianza a nivel personal. No lo logré, pero conseguí quedar tercero de grupo, lo que me dio acceso al Torneo de Consolación, en el que jugué seguramente mi mejor tenis del año, ganando en la final a mi hijo Sergi en un duelo parricida, favorecido sin duda por su falta de adaptación a las fiestas nocturnas de fin de curso. De todas maneras, el primer set de este partido fue frenético y de lo mejor que se ha visto en el torneo.
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Y queda para el final el Torneo de Dobles de la Penya Arlequinada, que jugamos cada viernes entre clubes de la comarca. Ha sido un año aciago. Incluso me planteo si seguir jugándolo, porque llego muy tocado mentalmente a final de semana y lo acuso sobre todo en los momentos de máxima tensión. Sólo 3 partidos ganados, y dos de ellos prácticamente al final del torneo. Quizá me hace falta jugar con una pareja más estable y tratar de gestionar mejor esas bolas importantes, tratando de estar más fresco mentalmente para lograr mayor concentración. Seguro que después del verano antepongo piña y confraternidad con mis compañeros a lo mal y excesivamente presionado que lo paso jugando a dobles, y me vuelvo a apuntar a jugarlo.
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lunes, junio 22, 2009
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Finalizó mi temporada tenística. Temporada intensa, en que lo mejor ha sido que, tras muchos años de lesiones a media temporada, en ésta prácticamente no me he lesionado, aunque he seguido sin coger ritmo hasta las últimas semanas debido a las continuas molestias.
Empezamos en septiembre con el torneo de dobles Penya Arlequinada, que se juega los viernes entre clubes de la comarca del Vallés Occidental. Al englobar esta comarca poblaciones tan importantes como Sabadell, Terrassa y Sant Cugat, nos encontramos con equipos potentísimos compuestos de jugadores seleccionados entre multitud de socios, por lo que en ese sentido el C.T. Reixac se encuentra en clara desventaja. Aun así logramos meternos el equipo B entre los 7 mejores y acabamos el torneo en 6º lugar. Hay que decir que en la liguilla logramos acabar, creo que por primera vez en nuestra historia, en 4º lugar, por detrás de los intratables Cercle Sabadellés, C.N. Sant Cugat y C.T. Sabadell, y por delante de equipos de solera como el At. Terrassa, Egara, Setball o Castellar.
Mi participación este año ha supuesto mi consolidación en el grupo, y he logrado mucha más regularidad que otros años. He jugado gran cantidad de partidos de competición y, a pesar de jugarse en un día que no me viene nada bien, por la erosión del estrés durante toda la semana, he jugado muy buenos partidos, y otros para olvidar. En el debe, mi bajo rendimiento en pistas de tierra, aspecto que debo mejorar.
En cuanto a torneos individuales, comencé jugando el Torneo Tardor del C.T. Reixac. La verdad es que me tocó un grupo duro, y llegué practicamente sin ritmo, aspecto que me impidió, tras ganar el primer partido contra J. Alonso, jugar mejor contra el capitán del equipo B de la Penya, A. Valderas. El día siguiente jugué contra G. Ezquerra, pero solo rendí bien en el primer set. En el segundo me desfondé, pagando el "exceso" de jugar dos partidos en dos días seguidos. Y en el último con A. Orenes me lo jugaba todo teniendo que ganar en dos sets ante un rival que juega prácticamente todos los días. Perdí el primer set y la motivación por ganar el partido, ante un jugador que ofreció un mejor rodaje y gestión de los tiempos en el partido.
A resultas de este torneo comenzó a molestarme mucho el hombro. Tengo una lesión crónica de supraespinoso, y cuando fuerzo más de la cuenta me recuerda que ahí está. Me tiré cerca de dos meses con un dolor intenso, pero no dejé de jugar, intentando no forzar el saque.
A la vuelta de Navidad, con unos kilos de más y poco entrenamiento por el clima inclemente y mis molestias de hombro, jugué el Masters 2008, al que llegué tras quedar 7º en el circuito del club. Me tocó el cabeza de serie nº 2, y no hubo color. Son las consecuencias de meter en la misma categoría a tenistas de todas las edades. Gines Alcázar, sin entrenar en todo el año, pero con un tenis en un peldaño claramente superior al mío, me ganó fácil. Aún asi logré el objetivo de quedar el 8º (según mis cuentas el 7º) en el ranking del año del club.
Seguidamente pasé un bache personal muy profundo, que repercutió en el torneo de la Penya (rompí mi raqueta de rabia en mi peor partido del año en Castellar) y en mi decisión de no participar en el Torneo de Veteranos, ante el que no me encontraba mentalmente preparado. Decisión posiblemente apresurada, pues dos semanas después de comenzar el torneo me encontraba en condiciones competitivas. Mala suerte, pues fue un torneo muy emocionante que finalmente supuso un cambio generacional en el vencedor, mi amigo A. Orenes.
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Comencé en un partido durísimo contra F. Montálvez, jugador muy experto recién salido de una grave lesión de hombro y espalda, en que estuve contra las cuerdas todo el partido. Jugué muy mal, y sólo el servicio y mi garra me permitieron sobrevivir. En el primer momento que me puse por delante, con 5-4 en el tie-break del tercer set, y dos servicios a favor, me concentré, pedí ayuda a quien me la podía dar, y me salió un ace. Impresionante. Gané el tie-break, y pude dedicar la victoria a quien me había ayudado. Me tiré unos minutos llorando sobre la toalla; era el bajón diferido que todavía no había experimentado tras aquel 19 de abril.
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Ya estaba prácticamente clasificado para cuartos, pero me quedaba mi amigo Jorge Comes para tratar de tener un cruce en teoría más fácil en cuartos. Jorge juega habitualmente en pistas de tierra, y ha mejorado muchísimo el último año. Las dos últimas veces que habíamos jugado entrenando, me había ganado. Me salió un partido casi perfecto, en que, según sus palabras, no le di opción a entrar en ningún momento. Casi con toda seguridad la pista rápida y las bolas nuevas favorecieron mi servicio y la velocidad de mi derecha. Un 6-1, 6-1 que me dio mucha confianza para afrontar los cuartos.
El sorteo de la siguiente ronda eliminatoria me fue muy esquivo. Me tocó S. Nadal, seguramente el jugador del club en mejor forma en este momento, un chaval de 15 años que se ha enfrentado con lo mejor de Catalunya de su edad con muy buenos resultados. Intenté asegurar mi servicio y llegar a todo lo que pudiese, pero al final me encontré muy cansado en el momento crucial del segundo set. 6-2, 7-5.
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Dedicatorias: agradezco enormemente a todo el grupo que componemos el torneo de la Penya Arlequinada, con el que me he sentido muy arropado, en especial al clan argentino, mi habitual compañero de entrenamientos Carlos Zilli ("mi pequeño saltamontes") y los hermanos Jorge y Juan Comes, los ánimos y el calor que me han dado. Y, por supuesto, a mi padre, al que no pude dedicar un trofeo en el Torneo Social, pero bien sabe que las dedicatorias no tienen por qué ser explícitas y públicas, si bien le dedico este buen rendimiento final que me ha hecho reencontrarme con mi mejor tenis, aunque sea en unas pocas gotas, despues de muchos años.
Siempre voy buscando aquel nivel que ofrecí en 2005, pero hay que tener en cuenta que tengo las mismas lesiones que entonces, sólo que con 4 años más, lo que quiere decir que a mejor no van y que es muy complicado recuperar la condición fisica de entonces, a no ser que una muy improbable alineación astral combinada con falta de lesiones, claridad mental y una preparación exhaustiva e ininterrumpida lo consigan.
viernes, septiembre 19, 2008
INICIO DE TEMPORADA
Esta tarde hemos comenzado la temporada oficial tenística con el torneo de dobles de los clubes de la comarca. Nos ha tocado viajar a un club terrassenc de gran solera en hockey hierba. Era una eliminatoria importante, pues fue contra quienes terminamos la temporada pasada y nos ganaron. Cuando ya estábamos sobresaturados de partidos y de Torneo Social del club. Ganar hoy era importante para insuflarnos moral de cara a la larga temporada del torneo.
Lo cierto es que no hemos podido terminar ninguno de los cinco partidos a causa de la lluvia. Íbamos bastante igualados, pero en el mío, llevábamos ventaja de un set y 3-0 en el segundo. Mi pareja y yo no estábamos jugando nada bien, y a mí particularmente me molestaba mucho sacar con lluvia. No podía sincronizar bien el movimiento, y he hecho muy pocos primeros. Eso sí, en los momentos críticos me he concentrado lo suficiente para hacer valer mi ventaja comparativa. Cuando ya la lluvia comenzaba a aumentar, hemos entrado más en el partido, y la última bola la he jugado con mucha cabeza. Muchas veces no hace falta pegar drives ganadores para ganar puntos. Si vas por delante en el marcador, es mejor tratar de presionar al contrario para que arriesgue él. Esto se aprende tras años de jugar y tropezar en la misma piedra. A este respecto me ha venido muy bien el comentario de mi pareja en el primer set, de que si jugando mal estábamos 5-5, cómo irámos si jugásemos un poco bien. A partir de ahí hemos hecho 5 juegos seguidos.
De cara al resto de torneos, mi participación es una incógnita. Este verano he seguido con lesiones menores, suficientes para impedir coger ritmo, y voy a tratar de dosificar los torneos, porque cuando juego más de la cuenta tardo en recuperar, si no es que me lesiono. En el Torneo Tardor del club, que comenzará el mes que viene, en principio no me quería apuntar, pero es probable que al final me apunte.
Ha habido un cambio este verano: he conseguido una raqueta que me responde a lo que le pido. "Tiene toque", como digo yo. Es como la prolongación de mi mano. El revés lo controla bastante, el cortado me sale bastante bien, el drive lo meto donde quiero, y el saque, después de domarla unos días, lo ajusto bastante con ella. La volea despide a la perfección, pero también es a causa del cordaje de lujo que llevo.
La raqueta en cuestión es bastante más cara que todas las que he tenido con anterioridad, pero desde que la probé un día mientras me cambiaban el cordaje de la antigua, supe que había nacido para llevarla en mi mano derecha. Se trata de la Wilson Lite 6.1, más conocida por ser la que usa habitualmente Roger Federer.
Sólo pesa 249 gr. (me evitará lesiones de codo, pero me obligará a alargar más el golpe para controlarlo mejor), y la voy a tratar a cuerpo de rey. Es una raqueta con la que he recuperado la alegría de jugar, porque cuando fallo, sólo puedo ser yo el culpable, no tengo excusas. La raqueta va a la perfección. Algún amigo me decía que las raquetas anteriores no eran adecuadas para mí. A ver si por fin logro tener buenas sensaciones y complementar con nivel físico la potencialidad de juego de esta raqueta.
Esta tarde hemos comenzado la temporada oficial tenística con el torneo de dobles de los clubes de la comarca. Nos ha tocado viajar a un club terrassenc de gran solera en hockey hierba. Era una eliminatoria importante, pues fue contra quienes terminamos la temporada pasada y nos ganaron. Cuando ya estábamos sobresaturados de partidos y de Torneo Social del club. Ganar hoy era importante para insuflarnos moral de cara a la larga temporada del torneo.
Lo cierto es que no hemos podido terminar ninguno de los cinco partidos a causa de la lluvia. Íbamos bastante igualados, pero en el mío, llevábamos ventaja de un set y 3-0 en el segundo. Mi pareja y yo no estábamos jugando nada bien, y a mí particularmente me molestaba mucho sacar con lluvia. No podía sincronizar bien el movimiento, y he hecho muy pocos primeros. Eso sí, en los momentos críticos me he concentrado lo suficiente para hacer valer mi ventaja comparativa. Cuando ya la lluvia comenzaba a aumentar, hemos entrado más en el partido, y la última bola la he jugado con mucha cabeza. Muchas veces no hace falta pegar drives ganadores para ganar puntos. Si vas por delante en el marcador, es mejor tratar de presionar al contrario para que arriesgue él. Esto se aprende tras años de jugar y tropezar en la misma piedra. A este respecto me ha venido muy bien el comentario de mi pareja en el primer set, de que si jugando mal estábamos 5-5, cómo irámos si jugásemos un poco bien. A partir de ahí hemos hecho 5 juegos seguidos.
De cara al resto de torneos, mi participación es una incógnita. Este verano he seguido con lesiones menores, suficientes para impedir coger ritmo, y voy a tratar de dosificar los torneos, porque cuando juego más de la cuenta tardo en recuperar, si no es que me lesiono. En el Torneo Tardor del club, que comenzará el mes que viene, en principio no me quería apuntar, pero es probable que al final me apunte.
Ha habido un cambio este verano: he conseguido una raqueta que me responde a lo que le pido. "Tiene toque", como digo yo. Es como la prolongación de mi mano. El revés lo controla bastante, el cortado me sale bastante bien, el drive lo meto donde quiero, y el saque, después de domarla unos días, lo ajusto bastante con ella. La volea despide a la perfección, pero también es a causa del cordaje de lujo que llevo.
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Sólo pesa 249 gr. (me evitará lesiones de codo, pero me obligará a alargar más el golpe para controlarlo mejor), y la voy a tratar a cuerpo de rey. Es una raqueta con la que he recuperado la alegría de jugar, porque cuando fallo, sólo puedo ser yo el culpable, no tengo excusas. La raqueta va a la perfección. Algún amigo me decía que las raquetas anteriores no eran adecuadas para mí. A ver si por fin logro tener buenas sensaciones y complementar con nivel físico la potencialidad de juego de esta raqueta.
martes, julio 15, 2008
¡ACE!
Dicen que para que uno se dé cuenta de lo que hace mal, no hay nada mejor que verse retratado. Gracias a mi amigo Carlos Z., aquí tenemos una demostración de cómo fastidiarse una espalda y un hombro en cómodas lecciones. En cuanto a si entraron o no los saques, el mismo sonido al salir la bola puede dar una pista irrefutable. ¡Qué bien que suena cuando impactas en el punto correcto!
Pero lo peor de verse uno mismo, lejos de estudiar la correcta posición de los pies, el arqueo de la espalda, el punto de impacto, la concentración mientras botas la bola, el equilibrio del cuerpo, la posición de los pies al caer,... es que uno se da cuenta ¡¡¡que está demasiado gordoooo!!!, ¡que me sobran 5 ó 6 kilos!:
Dicen que para que uno se dé cuenta de lo que hace mal, no hay nada mejor que verse retratado. Gracias a mi amigo Carlos Z., aquí tenemos una demostración de cómo fastidiarse una espalda y un hombro en cómodas lecciones. En cuanto a si entraron o no los saques, el mismo sonido al salir la bola puede dar una pista irrefutable. ¡Qué bien que suena cuando impactas en el punto correcto!
Pero lo peor de verse uno mismo, lejos de estudiar la correcta posición de los pies, el arqueo de la espalda, el punto de impacto, la concentración mientras botas la bola, el equilibrio del cuerpo, la posición de los pies al caer,... es que uno se da cuenta ¡¡¡que está demasiado gordoooo!!!, ¡que me sobran 5 ó 6 kilos!:
domingo, junio 22, 2008
FIN DE TEMPORADA
Este fin de semana ha terminado la temporada tenística en mi club, el CTC Reixac. Si tuviese que definirlo con una palabra, ésta sería, como mi año en general, errático. Claramente, de más a menos.
Cuando terminó la temporada pasada, estaba empezando a iniciar mi retorno tras una larga lesión de codo, que me mantuvo cuatro meses sin poder hacer nada de tenis. Empecé a fijarme objetivos para esta temporada, y la verdad es que tenía muchas ganas. Me tracé una meta muy ambiciosa: llegar lo más lejos posible en el Torneo Social del club. Y lo hice, cuando vi la final de este torneo el año pasado, en un entorno idílico. A las 5 de la tarde de un domingo de finales de junio, en la pista 6, de green-set. Me dije que si empezaba a hacer una preparación adecuada, podría intentar estar en esa final. Y comencé una preparación más física que técnica, para aguantar mejor los partidos largos y evitar más lesiones.
Mis inicios tras el verano fueron muy prometedores. En el Torneo Tardor del club, gané en un gran partido a un chaval que es más sólido que yo, y me coloqué en cuartos con cuatro partidos ganados, en que las sensaciones fueron, en general, buenas. Y animado, porque veía que poco a poco iba cogiendo ritmo, que buena falta me haría en las rondas finales. Una inoportuna e inesperada lesión de gemelo me retiró del torneo, y me cortó en seco la preparación, pues en vez de las tres semanas habituales para esta lesión, se dilató hasta dos meses por una recaída.
Cundió en mí el desánimo, y más porque evitó que jugase otro torneo, el Masters, que jugaban los ocho mejores de cada categoría, y en el que podría haber dado guerra, aunque era improbable que venciese. Y para el torneo de Veteranos me apunté sin coger la forma. Incluso jugué el primer partido días antes de tener el alta. En este torneo nunca llegué a coger ritmo, a pesar de que jugué dos partidos agónicos, que sólo pude sacar adelante cuando la mierda me llegaba al cuello. Pero las sensaciones no eran buenas, y una incidencia tan nimia como romper cordaje en el precalentamiento, me descentró de tal manera que no pude dominar con mis mejores golpes en el partido decisivo para pasar a semifinales. El partido siguiente, ante uno de los dos grandes favoritos fue más de lo mismo. Un quiero y no puedo ante un jugador que llega a todo, cubre los huecos a la perfección, y juega la pelota que tiene que jugar en cada momento. Si no estás con la mente clara, lo más probable es no ganar un partido de estas características, como así sucedió.
Con la mira puesta en el Torneo Social de mayo-junio, y relajando mi disciplina de estiramientos y carrera de fondo, seguí con el compromiso del torneo interclubes de la comarca (Penya Arlequinada), donde empecé a entrar un poco más, aunque me costaba mantener la concentración todo el partido. Llegué cuando nos tocaba jugar contra los mejores clubes del campeonato, y perdí más partidos que gané.
El Torneo Social se presentaba muy complicado. En el grupo éramos 7, y tres de ellos eran inalcanzables. Pasar a semifinales no es que fuera muy difícil, es que era imposible. Aun habiéndose retirado uno de los tres favoritos, mis opciones eran ganar como máximo tres partidos; en dos de ellos tenía que jugar muy muy bien, y en el otro, bastante bien.
Al final, una sola victoria en el partido inaugural, en que me noté aceptablemente bien de sensaciones, y remonté un segundo set anotándome cinco juegos seguidos. El resto de partidos tuve un bajón físico y mental impresionante, y en los dos partidos ganables eché en falta esa mano negra que me ayuda a sacar mis mejores golpes. Estuve falto de ideas, y muy confuso. En los momentos cruciales me faltó serenidad, y mi tenis fue muy previsible en casi todos los partidos. Además, las molestias de hombro y lumbares no me dejaron sentirme a gusto en la pista.
En los dobles del Torneo Social, en el que no participaba desde hacía cuatro años, mi compañero Ángel me propuso hacer pareja. Inicialmente le dije que no, porque sabía que me perjudicaría para mantener la forma de cara al individual, pero finalmente acepté, porque juego muy a gusto con su saque. De las ocho parejas, nuestras posibilidades estaban entre el primero y el sexto. Ganar era complicado, pero si teníamos en los partidos claves un buen día con el saque y precisión con nuestros mejores golpes, a pesar de que en la red no somos los mejores del club, pero no defendemos bien, podíamos llegar muy lejos.
El torneo ha sido irregular. Hemos ganado cuatro partidos, perdimos contra los ganadores metiéndoles el miedo en el cuerpo en el primer set, contra los segundos, en un gran partido que sólo se resolvió al final, tras una lucha titánica de casi tres horas, y acabamos el torneo con un partido desastroso contra los terceros en que llegamos Ángel y yo con problemas físicos y faltos de descanso. Al final, cuartos, pero con la sensación de que podríamos haber quedado mucho mejor.
El colofón a esta temporada es que llego tocado. Aunque mi objetivo primero en este Torneo Social era no lesionarme, lo he cumplido, pero me ha faltado poco para lesionarme hombro, lumbar, espalda y rodilla. Porque no puedo aguantar el mismo ritmo todo el año. Y tengo dos meses para plantearme si volveré a jugar más competición, o cambio de tipo de pista (en mi club juego en tenis-quick, quizá sería conveniente hacerlo en pista más blanda). Lo que no puede ser es que ahora tenga la espalda muy tocada, y a pesar del esfuerzo no haya conseguido nada. Demasiado desgaste para tan poco resultado. Aunque lo más importante es que no me he sentido bien en todo el campeonato.
Siento no dejaros fotos de la entrega de premios, pero la dirección deportiva del club ha considerado conveniente entregar copa sólo a los dos primeros, contraviniendo la costumbre de este torneo. Quizá había que reducir gastos para pintar esas pistas que estaban sin tocar desde hace más de 10 años. En definitiva, un club que se pierde en la falta de detalles...
Este fin de semana ha terminado la temporada tenística en mi club, el CTC Reixac. Si tuviese que definirlo con una palabra, ésta sería, como mi año en general, errático. Claramente, de más a menos.
Cuando terminó la temporada pasada, estaba empezando a iniciar mi retorno tras una larga lesión de codo, que me mantuvo cuatro meses sin poder hacer nada de tenis. Empecé a fijarme objetivos para esta temporada, y la verdad es que tenía muchas ganas. Me tracé una meta muy ambiciosa: llegar lo más lejos posible en el Torneo Social del club. Y lo hice, cuando vi la final de este torneo el año pasado, en un entorno idílico. A las 5 de la tarde de un domingo de finales de junio, en la pista 6, de green-set. Me dije que si empezaba a hacer una preparación adecuada, podría intentar estar en esa final. Y comencé una preparación más física que técnica, para aguantar mejor los partidos largos y evitar más lesiones.
Mis inicios tras el verano fueron muy prometedores. En el Torneo Tardor del club, gané en un gran partido a un chaval que es más sólido que yo, y me coloqué en cuartos con cuatro partidos ganados, en que las sensaciones fueron, en general, buenas. Y animado, porque veía que poco a poco iba cogiendo ritmo, que buena falta me haría en las rondas finales. Una inoportuna e inesperada lesión de gemelo me retiró del torneo, y me cortó en seco la preparación, pues en vez de las tres semanas habituales para esta lesión, se dilató hasta dos meses por una recaída.
Cundió en mí el desánimo, y más porque evitó que jugase otro torneo, el Masters, que jugaban los ocho mejores de cada categoría, y en el que podría haber dado guerra, aunque era improbable que venciese. Y para el torneo de Veteranos me apunté sin coger la forma. Incluso jugué el primer partido días antes de tener el alta. En este torneo nunca llegué a coger ritmo, a pesar de que jugué dos partidos agónicos, que sólo pude sacar adelante cuando la mierda me llegaba al cuello. Pero las sensaciones no eran buenas, y una incidencia tan nimia como romper cordaje en el precalentamiento, me descentró de tal manera que no pude dominar con mis mejores golpes en el partido decisivo para pasar a semifinales. El partido siguiente, ante uno de los dos grandes favoritos fue más de lo mismo. Un quiero y no puedo ante un jugador que llega a todo, cubre los huecos a la perfección, y juega la pelota que tiene que jugar en cada momento. Si no estás con la mente clara, lo más probable es no ganar un partido de estas características, como así sucedió.
Con la mira puesta en el Torneo Social de mayo-junio, y relajando mi disciplina de estiramientos y carrera de fondo, seguí con el compromiso del torneo interclubes de la comarca (Penya Arlequinada), donde empecé a entrar un poco más, aunque me costaba mantener la concentración todo el partido. Llegué cuando nos tocaba jugar contra los mejores clubes del campeonato, y perdí más partidos que gané.
El Torneo Social se presentaba muy complicado. En el grupo éramos 7, y tres de ellos eran inalcanzables. Pasar a semifinales no es que fuera muy difícil, es que era imposible. Aun habiéndose retirado uno de los tres favoritos, mis opciones eran ganar como máximo tres partidos; en dos de ellos tenía que jugar muy muy bien, y en el otro, bastante bien.
Al final, una sola victoria en el partido inaugural, en que me noté aceptablemente bien de sensaciones, y remonté un segundo set anotándome cinco juegos seguidos. El resto de partidos tuve un bajón físico y mental impresionante, y en los dos partidos ganables eché en falta esa mano negra que me ayuda a sacar mis mejores golpes. Estuve falto de ideas, y muy confuso. En los momentos cruciales me faltó serenidad, y mi tenis fue muy previsible en casi todos los partidos. Además, las molestias de hombro y lumbares no me dejaron sentirme a gusto en la pista.
En los dobles del Torneo Social, en el que no participaba desde hacía cuatro años, mi compañero Ángel me propuso hacer pareja. Inicialmente le dije que no, porque sabía que me perjudicaría para mantener la forma de cara al individual, pero finalmente acepté, porque juego muy a gusto con su saque. De las ocho parejas, nuestras posibilidades estaban entre el primero y el sexto. Ganar era complicado, pero si teníamos en los partidos claves un buen día con el saque y precisión con nuestros mejores golpes, a pesar de que en la red no somos los mejores del club, pero no defendemos bien, podíamos llegar muy lejos.
El torneo ha sido irregular. Hemos ganado cuatro partidos, perdimos contra los ganadores metiéndoles el miedo en el cuerpo en el primer set, contra los segundos, en un gran partido que sólo se resolvió al final, tras una lucha titánica de casi tres horas, y acabamos el torneo con un partido desastroso contra los terceros en que llegamos Ángel y yo con problemas físicos y faltos de descanso. Al final, cuartos, pero con la sensación de que podríamos haber quedado mucho mejor.
El colofón a esta temporada es que llego tocado. Aunque mi objetivo primero en este Torneo Social era no lesionarme, lo he cumplido, pero me ha faltado poco para lesionarme hombro, lumbar, espalda y rodilla. Porque no puedo aguantar el mismo ritmo todo el año. Y tengo dos meses para plantearme si volveré a jugar más competición, o cambio de tipo de pista (en mi club juego en tenis-quick, quizá sería conveniente hacerlo en pista más blanda). Lo que no puede ser es que ahora tenga la espalda muy tocada, y a pesar del esfuerzo no haya conseguido nada. Demasiado desgaste para tan poco resultado. Aunque lo más importante es que no me he sentido bien en todo el campeonato.
Siento no dejaros fotos de la entrega de premios, pero la dirección deportiva del club ha considerado conveniente entregar copa sólo a los dos primeros, contraviniendo la costumbre de este torneo. Quizá había que reducir gastos para pintar esas pistas que estaban sin tocar desde hace más de 10 años. En definitiva, un club que se pierde en la falta de detalles...
lunes, noviembre 26, 2007
LESIONES
Las lesiones han podido de nuevo con Cannonman. La temible pedrada me ha dejado KO para continuar el torneo que estaba jugando, en el que ya estaba en cuartos de final, con 4 de 4, y con opciones serias de colarme hasta la final.
Hace menos de una semana noté un pinchazo en mi querido gemelo derecho, y cuando cojeaba al apoyar el pie en el suelo, sabía que mínimo dos semanas, aconsejable tres, para volver a jugar a nivel competitivo. En ese momento se me desmoronó mi ilusión de este año: volver al primer plano de la competición de mi club. Lo intenté con fisios, estiramientos, hielo y todo lo que pude, pero mañana tengo el consabido partido de cuartos, y tengo todavía ligeras molestias. Si salgo a la pista me voy a lesionar, y lo sé. Ya me pasó en una ocasión y, como dice mi amigo holandés Verkaik "son lecsiones que da la vida".
Podría intentarlo, pero sé que en vez de dos semanas, mi recuperación será mayor de un mes. Eso, si no me provoco una lesión mayor, que me pueda imposibilitar hasta desempeñar mi trabajo. No vale la pena.
Quería dedicarles este trofeo a mis fisios, Toni Morral e Inma Pérez, la hermana de mi amigo biarense Julio, y el otro día tuve que ir a verlos por necesidad imperiosa, no como visita de cortesía, como pretendía. Les pedí un milagro, una recuperación rápida, pero los tiempos hay que mantenerlos sin forzar. Pedir al cuerpo lo que es imposible es arriesgarse a hacerse mucho daño.
A partir de ahora, continuar con los estiramientos para recuperar flexibilidad, y a la vuelta, practicar revés y volea para ensayar el juego de ataque.
Al final, ha sido un torneo triste, pues mi hijo Sergi también tuvo la mala suerte de hacerse daño en un dedo, lo que hizo no poder jugar el partido que le habría dado el pase a cuartos. Se lo tuvo que jugar el todo por el todo en un dramático partido, y al final la presión pudo con él. Será una derrota constructiva. Seguro. Teníamos mucha ilusión en hacernos la foto con los trofeos los dos, pero seguro que hay más oportunidades.
Esta vez mi saque y mi derecha tan temidos no han podido darme otro trofeo. Don Gemelo lo impidió, pero a finales de enero tengo otro torneo, y estaré allí. Prometo emociones...si me respetan las lesiones...Y prometo fotos con un trofeo. Lo que no prometo es quién será mi acompañante en la foto.
Las lesiones han podido de nuevo con Cannonman. La temible pedrada me ha dejado KO para continuar el torneo que estaba jugando, en el que ya estaba en cuartos de final, con 4 de 4, y con opciones serias de colarme hasta la final.
Hace menos de una semana noté un pinchazo en mi querido gemelo derecho, y cuando cojeaba al apoyar el pie en el suelo, sabía que mínimo dos semanas, aconsejable tres, para volver a jugar a nivel competitivo. En ese momento se me desmoronó mi ilusión de este año: volver al primer plano de la competición de mi club. Lo intenté con fisios, estiramientos, hielo y todo lo que pude, pero mañana tengo el consabido partido de cuartos, y tengo todavía ligeras molestias. Si salgo a la pista me voy a lesionar, y lo sé. Ya me pasó en una ocasión y, como dice mi amigo holandés Verkaik "son lecsiones que da la vida".
Podría intentarlo, pero sé que en vez de dos semanas, mi recuperación será mayor de un mes. Eso, si no me provoco una lesión mayor, que me pueda imposibilitar hasta desempeñar mi trabajo. No vale la pena.
Quería dedicarles este trofeo a mis fisios, Toni Morral e Inma Pérez, la hermana de mi amigo biarense Julio, y el otro día tuve que ir a verlos por necesidad imperiosa, no como visita de cortesía, como pretendía. Les pedí un milagro, una recuperación rápida, pero los tiempos hay que mantenerlos sin forzar. Pedir al cuerpo lo que es imposible es arriesgarse a hacerse mucho daño.
A partir de ahora, continuar con los estiramientos para recuperar flexibilidad, y a la vuelta, practicar revés y volea para ensayar el juego de ataque.
Al final, ha sido un torneo triste, pues mi hijo Sergi también tuvo la mala suerte de hacerse daño en un dedo, lo que hizo no poder jugar el partido que le habría dado el pase a cuartos. Se lo tuvo que jugar el todo por el todo en un dramático partido, y al final la presión pudo con él. Será una derrota constructiva. Seguro. Teníamos mucha ilusión en hacernos la foto con los trofeos los dos, pero seguro que hay más oportunidades.
Esta vez mi saque y mi derecha tan temidos no han podido darme otro trofeo. Don Gemelo lo impidió, pero a finales de enero tengo otro torneo, y estaré allí. Prometo emociones...si me respetan las lesiones...Y prometo fotos con un trofeo. Lo que no prometo es quién será mi acompañante en la foto.
martes, octubre 30, 2007
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Algunos de vosotros sabéis que una de mis más queridas aficiones es el tenis. Deporte que practicaba esporádicamente de más joven, pero que me tomé con más seriedad a edad más avanzada.
Mis comienzos en las competiciones en 2004 fueron balbuceantes, pero ya me hice famoso por mi saque y mi derecha, en las pistas de mi club (de tenis quick y green-set -sintético-). La primera competición que jugué, veteranos (+40) 2ª y 3ª categoría, llegué a ser temido por los mejores, pero una lesión en el gemelo derecho ("la pedrada", como la llamamos en tenis, porque la rotura de fibras se siente como si te pegasen una pedrada en el gemelo), evitó que llegase más lejos.
La siguiente competición fue el campeonato social de mi club. Consta de tres categorías, pero me pusieron directamente en la 2ª. Me tocó un grupo muy difícil, y pagué la inexperiencia de los que no llevan tiempo jugando. A pesar de mis mejores golpes, necesitaba más solidez en el fondo de la pista, y un revés más profundo y contundente.
La primera fase constaba de cuatro partidos. Perdí los tres primeros, el segundo de ellos lo tuve casi ganado, pero me fui mentalmente por una pelota dudosa (cosa que aprendí a intentar que no me pasase más). Pero el cuarto partido, perdiendo 6-4, 5-1, en un partido que no me jugaba nada, y mi rival sí, hice una remontada gloriosa, ganando al final el segundo set en el tie-break, y el tercero, agarrándome a la pista con mucho coraje, por 6-4. Aquel día cambió mi chip. Me di cuenta que hasta el último momento no puedes dar por perdido, ni por ganado, un partido. Salvé cuatro bolas de partido, y decidí trabajar para reforzar mis golpes más débiles, pues me veía capaz de hacer mejor papel en las competiciones.
En invierno jugué el torneo Tardor, y caí en cuartos ante un jugador, en aquellos momentos mejor que yo, pero que también estuve cerca de ganarle. Me faltó intensidad en los momentos decisivos.
Estuve un año entrenando, y los resultados fueron espectaculares: en 2005, campeón del torneo de veteranos (+40) de 2ª, y campeón del torneo social de 2ª. Me apunté de nuevo al Tardor, y quedé 2º, empatado a victorias con el 1º, que me ganó, porque no tuve la concentración necesaria para ganar.
Al final de aquel torneo, tenía unas molestias impresionantes en la zona lumbar, que no me dejaban ni descansar. Decidí dejar por un tiempo la competición, porque realmente pensaba que tenía una hernia discal. Me pasé desde finales de noviembre hasta mediados de abril sin coger la raqueta, y, una vez confirmado que se trataba de un principio de desgaste de huesos, empecé a jugar de nuevo, pero con mucho cuidado, y tratando de no forzar la zona lumbar.
Aquel año no jugué el campeonato social (se juega en mayo-junio), por falta de forma, pero gracias a mis resultados del año 2005 (un impresionante 19-2 durante el año), logré el ascenso a 1ª. Más tarde me apunté de nuevo al Tardor en mi nueva categoría, pero perdí el primer partido por falta de ritmo (apenas jugaba), los dos siguientes era impensale que los ganase, porque jugaba con dos chavales de 18 y 25 años, super-rodados y con muchos años de escuela a sus espaldas, aunque no hice el ridículo y di espectáculo. No se me arrugó el brazo, y así me quedó.
Tras el tercer partido, con uno de los mejores jugadores del club, partido im-pre-sio-nan-te, del que todavía hablan en el club, que jugué al 120%, y que disfruté un montón haciendo jugadas imposibles, empecé a notar una molestia muy fuerte en el codo derecho. El cuarto partido, ganando 5-2 en el primer set, empecé a notar falta de fuerza en el brazo derecho. No podía ni coger la botella de agua, y comencé a fallar voleas y a perder fuerza en el saque. No me retiré por orgullo, pero fue lo peor que hice. Me quedó el codo KO. Otra vez en el dique seco.
Estuve yendo a un fisio de un pueblo cercano, y al cabo de cuatro meses me dio el alta, tras hacer un tratamiento de mantenimiento, y al comprobar que no obtenía resultados, tratamiento de choque con ondas.
Empecé a jugar poquito a poco, sin forzar, y tampoco llegué a tiempo del campeonato social. Hubiese sido un suicidio jugarlo sin preparación física ni más partidos de rodaje.
Este verano he estado haciendo un tratamiento de estiramientos y preparación física para coger fondo. Lo comencé a finales de agosto, y todavía me noto falto de físico en los partidos duros, pero alguna mejoría ya empiezo a notar. Mi objetivo este año es el veteranos de 1ª, y hacer un buen papel en el social. Si llego a cuartos, cosa muy complicada, será una gran victoria.
Me lo he pensado mucho tiempo, pero al final me he apuntado al Tardor. Soy un animal de individuales, mientras el cuerpo resista. Y me lo tomo en serio, aunque a la gente le diga que me apunto para rodarme. Si me apunto, es para no hacer el ridículo y llegar lo más lejos posible.
Nos han puesto en un grupo con jugadores de 1ª y 2ª categoría, aunque esta división no es nada indicativa, pues hay jugadores de 1ª como yo, faltos de preparación, y jugadores de 2ª que tienen calidad para estar en 1ª de sobra, y que seguro que el año que viene lograrán el ascenso.
El primer partido no tuve sensaciones. Me encontré muy falto de ritmo, y sobreviví gracias al saque y a aprovechar los puntos débiles del rival. Me costó mucho más de lo que pensaba.
El segundo partido lo he jugado hoy, con un chaval de 13 años que tiene una calidad tremenda. Él es el favorito de mi grupo. Pero ha vuelto Cannonman. He jugado un partido muy intenso, muy trabajado, muy concentrado, tratando de asegurar mucho mi saque, y en intentar presionar a la mínima al rival. He ganado en tres sets. Todo el mundo me ha felicitado, porque ni de lejos pensaban que lo podía conseguir. Ha sido un partido de tú a tú, y de ataque continuo.
Por eso, porque por fin he conseguido de nuevo la sensación de poder ganar a cualquiera, estoy satisfecho. Aunque sé que el campeonato es largo, lo más difícil, que era llegar con muchas opciones de pasar a cuartos, lo he conseguido. Seguiremos perseverando, trabajando y preparándonos mental y físicamente para lo que viene. Claro, si Don Codo, Doña Lumbar, Don Hombro, Don Gemelo y Doña Rodilla, no dicen "aquí estoy yo".
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