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viernes, noviembre 18, 2016

DECÍA HACE HOY 10 AÑOS...

10 años ya... Si me lo dicen cuando hice esta mi primera entrada, In the beginning, no me lo creo. Cualquiera que me conozca desde entonces dirá lo mismo, que parece que no ha pasado el tiempo. Así, sin ruido y mediante un trabajo constante y sin alardes, este blog sigue asomándose a la ventana virtual y sigue siendo mi hobby number one. Tengo el orgullo de decir que detento uno de los blogs más longevos de la red.

Ya desde el primer momento que empecé a escribir en este blog, mi objetivo era simplemente aprender, hacer lo que me gusta y no resultar pretencioso. Comencé con muchas ideas. Poco a poco se fue perfilando lo que es el tema troncal de este blog, que es la música, con algunas incursiones en otros temas, como los libros, los tebeos, las chicas, el València CF, el humor... Y, sí, lo reconozco. Pasó lo que no quería que pasase, pero que a casi todo el mundo que escribe en un blog le termina pasando: que se convirtiese en una obligación, atemperada o ponderada por cada cual según su situación y su compromiso. Y es que para tener un blog un poco decente debes atenderlo constantemente y tener una cierta regularidad.

No he perdido nunca la ilusión de hacer nuevas entradas y tenerlas preparadas con periodicidad semanal. Incluso tenía alguna otra sección a la vez con la misma periodicidad. Cada vez me fui exigiendo más. Sobre todo porque sé que me sigue un público selecto, y no quería defraudar. Quería hacer algo a medida de vosotros. Cada vez traté de ser más esmerado y corregir las deficiencias, pero eso también me exigía más dedicación. La ilusión por descubrir cosas nuevas y rememorar el baúl de mis lejanos recuerdos lo ha suplido a la perfección todos estos años.

Me siento encantado de haber conocido estos años gente tremenda en la blogosfera. Quienes sólo por altruismo elaboran auténticas maravillas y nos hacen adentrar en otros mundos para desconectar un cierto tiempo cada día. Me queda la desazón de no poder atender como debiera estos blogs por falta de tiempo. Pero, de verdad, para mí no son simples blogueros. Son auténticos héroes con una ilusión y un talento que ya quisieran tener algunos de los más reputados profesionales. Mi reconocimiento y admiración por estos genios de la blogosfera.

Me ha dolido mucho que gente que no me conociese lo suficiente me acuse de apropiarme trabajo de otros. Eso nunca. Cierto que trabajo con textos ya publicados, pero dándoles una forma más mía. Traduciendo muchos textos y cogiendo de aquí y allá para tratar de elaborar documentos más completos, utilizando horas y horas en hacer algo complejo que a simple vista parecería mucho más simple. Pido perdón si alguien se ha sentido ofendido por utilizar textos suyos, pero ya a la primera queja que tuve comencé a citar mis fuentes, intentando que sean muchas y variadas, para que todo el mundo supiese de dónde había extraído la información. Siempre he dicho que mis textos los puede utilizar cualquiera que esté interesado. Para eso son, para tener una información más completa y un conocimiento más profundo. Ni cobro por ello, ni pretendo que se me dé publicidad ninguna. Si alguien informa sobre este blog, me encanta y lo agradezco en lo más profundo de mí. Pero no busco ese reconocimiento. Lo que busco es que el lector disfrute. Con eso me basta. Seguramente si recibiese derechos de autor actuaría de otra manera. Pero no entiendo a la gente que se subleva por algo que es simplemente un hobby sin ánimo de lucro. Hay cosas más importantes en la vida... Os lo aseguro 😌

Seguramente mentiría si dijera que voy a seguir con esta dedicación constante y regular. Hasta hace unos meses muy posiblemente lo habría hecho sin problema. Pero el pasado mes de febrero sufrí un ictus cerebral, del que he salido bastante sano con pocas secuelas externas (pero algunas más anímicas), y la verdad es que lo que nunca ni me he replanteado, ahora sí lo hago. Hace mucho tiempo le dije a mi amigo Chorbyradio que mientras la escala de prioridades no varíe, vamos a estar al pie del cañón. Lo que hasta hace poco era para mí una prioridad inapreciable, mi salud, ahora se ha convertido en la primera. Mi cuerpo no me responde igual. No soy el mismo de antes, me cuesta más hacer una labor continuada, y los reflejos no son tan rápidos y fiables. No me quiero comprometer más que a dar estabilidad a mi salud, hacer lo que más me guste sin estresarme más de lo necesario, y recuperar en lo posible el equilibrio interno que necesita mi cuerpo.

Creía que no sería capaz de escribir un texto de este calibre. Llevaba muchos meses sin escribir. La ocasión lo merecía. Intentaré ir publicando con la mayor regularidad posible, pero ya habréis comprobado que no puedo atender la sección de Grandes álbumes. Si puedo recuperarla, así como otras, no dudéis que lo haré 😉He tenido que ir gestionando mi tiempo de acuerdo con mis prioridades. Ganas de seguir tengo de sobra. Pero sin obligarme más de lo necesario. Tengo programados grupos de los que hablar para más de dos años 😲 Espero poder hablar de todos y de muchos más 😉

Muchas gracias a todos, y espero poder escribir la celebración del 20º aniversario de El Rincón de la Desconexión 😜Os emplazo a ello 😌Abrazos...

domingo, febrero 28, 2016

LA SEGUNDA OPORTUNIDAD

Hace muchos años había un programa de televisión presentado por Paco Costas que se llamaba “La segunda oportunidad”. En él, se producía un accidente de tráfico muy grave, y la moviola hacía que, tras una serie de recomendaciones preventivas, se rebobinase la situación para que el conductor no volviese a sufrir el accidente. Era su segunda oportunidad.

La pasada semana se produjo mi “accidente”. Estuve cuatro días ingresado, y tengo que dar muchas gracias a que puedo contarlo. La tecnología aún no ha llegado (ni creo que, por simples motivos de selección natural, le interese hacerlo en mucho tiempo) a rebobinar hacia atrás y evitar que me haya pasado ese accidente. Pero, por suerte, parece que la moviola es evidente que sí ha funcionado a nivel mental y tengo la oportunidad de corregir caminos y actitudes incorrectas.

Aparte de los tópicos de que “nunca te haces consciente de la gravedad hasta que te pasa” y cosas similares, yo creo que sólo te das cuenta de la situación cuando comienzas a recapitular lo pasado y pensar las consecuencias en el futuro y en cómo readaptarte al nuevo escenario.

Tratar de buscar causas más allá de las fisiológicas es inútil, aunque sí hay que reconocer que en muchas ocasiones ayudan a producir ese accidente. Intentar enfocar de nuevo tu vida y verla desde otra perspectiva es necesario e inevitable. Me preocupa más mi recuperación mental que la estrictamente física, y eso que ésta tiene sus complicaciones. Pero sé que estoy en muy buenas manos, y si pongo de mi parte todo va a ser mucho más fácil. Todo se trata de tener la cabeza ocupada, en no buscar complicaciones donde no debe haberlas, y en evitar pensar en el fondo de la situación y en hipotéticas causalidades pasadas para no hundirse.

En ese sentido, lo que me pide el cuerpo ahora es no obligarlo a ningún tipo de compromiso en tiempo y forma, y replantearme muchas cosas. Entre ellas mi blog, en el que no creo que pueda mantener la regularidad de publicaciones que hacía hasta ahora. Y plegar velas por mi familia. Ellos me necesitan, yo los necesito. Ese apagón que temía se me ha presentado de improviso, y para cuando se produzca el próximo he de tratar de dejar huella indeleble en la gente que quiero, que me conoce más por comentarios de terceras personas que por lo que yo mismo expreso y muestro.

Quiero agradecer todas las muestras de cariño que he recibido y estoy recibiendo. Me motivan mucho para intentar seguir mejorando cada día.

La segunda oportunidad - El reventón

viernes, abril 04, 2014

GESTIONAR LOS SILENCIOS

Nadie nace aprendiendo a apreciar los silencios. Pero con el tiempo aprende que son más importantes que las palabras. Porque los silencios son plenamente conscientes, y la mayoría de palabras no terminan de expresar exactamente lo que pretenden. Los silencios adquieren una gama de matices, según las circunstancias, amplísimo y variado, y las palabras, acotan y puntualizan.

Pocos saben apreciar los silencios. Es más... mucha gente los califica de antisociales, en el sentido de que vacían el contenido de una relación. Nada más lejos de la realidad... no hay nada más expresivo y que dote de más contenido a una relación que un silencio.

Es muy difícil saber gestionar un silencio. Tanto propio, como ajeno. Muy poca gente se da cuenta de cuándo necesitas un silencio, y se sorprende cuando lo has roto. Tiene que conocerte muy bien para saberlo. Y tiene que saber muy bien lo importante que es para ti un silencio. Romper esta norma puede provocar una invasión inapropiada de tu espacio vital, dando sensación de opresión y hastío.

Pero, ojo... los silencios tienen su oportunidad. No siempre son válidos, ni es bueno abusar de ellos. Hay silencios que no deben mantenerse cuando se espera una actitud activa, y pueden ser tomados como improcedentes. No gestionarlos bien, sí que puede ser un comportamiento antisocial.

Tampoco tiene el mismo significado un silencio acompañado de lenguaje gestual, pues éste puede reforzar el sentido del silencio, o puede dar detalles del contenido o incluso contrariar el mensaje que se pretende dar. Ni tampoco los silencios por omisión de palabras, que tienden a no verse comprometido por palabras emitidas, pero que en realidad refuerzan una determinada actitud. Lo importante, creo, es mantener siempre una llama viva. Siempre... Una calidez permanente, a temperatura adecuada.

Hay momentos en que es bueno adoptar un silencio para buscar un equilibrio emocional, y no significa, contrariamente, adoptar una distancia creciente, sino una distancia de seguridad, una perspectiva para enfocar mejor las situaciones.

Hay cosas que sólo el silencio sabe explicar, sentimientos que sólo en silencio pueden transmitirse. No hay nada como la voz del silencio para aquellos que saben escucharlo, para aquellos que saben entenderlo, para aquellos que saben amarlo...

Hay silencios que unen, y silencios que separan. Y silencios entre paréntesis... Gestionarlos con inteligencia es prueba de una sólida personalidad.

lunes, noviembre 18, 2013

7 AÑOS DE RINCÓN DE LA DESCONEXIÓN

Hoy se cumplen 7 años desde que hice mi primera entrada en este blog. La verdad es que miro atrás en perspectiva y me repito: "hostia... 7 años ya...". Me entra verdadero vértigo al ver todo el trabajo que he desarrollado hasta ahora, y que al principio ni me imaginaba que iba a llevar a cabo durante tanto tiempo. No quiere decir esto que esté pensando en mi retirada bloguera. Ni mucho menos... Porque tengo fuerza e ilusión para estar muchos años más, si las circunstancias me lo permiten. Lo cierto es que, en cuanto a su sección principal, que son las biografías musicales, el blog se está convirtiendo cada vez más en una auténtica enciclopedia con, hasta ahora, 365 publicadas de grupos de muy diverso pelaje, cuyo abanico no está cerrado. Enciclopedia a la que no dudo acudir de vez en cuando ante la necesidad de buscar información o alguna canción determinada.

Quizá el aspecto más negativo de dedicar tanto tiempo a este blog es, precisamente eso... que tengo tiempo para dedicarle. Mucha gente no tiene tiempo, o, si lo tiene, lo aprovecha de otro modo. Yo, el poco que tiempo de ocio que tengo, lo vuelco en su mayor parte en el blog, mediante un trabajo metódico, voluntarioso e incansable. Nunca me he planteado sacar un rendimiento a este hobby, pero no estoy cerrado a hacerlo. Es probable que todos los que entramos en internet durante el día lo hagamos para cubrir carencias en nuestra vida personal. Es probable... Pero también es cierto que hemos adquirido una serie de conocimientos que nos han servido no sólo para aprender más, sino para aplicarlos a reforzar nuestra salud mental y enriquecer nuestra vida personal. También, y no menos importante, otro aspecto negativo derivado es el de crearme una blogodependencia, lo que implica una cierta vulnerabilidad por llegar a convertirse el blog en un puntal de mi vida, cuyo vacío sería complejo llenar.

La apertura de mi blog fue una decisión personal con una razón eminentemente liberadora. El nombre del blog es elocuentemente ilustrativo. Estaba en una situación de bastante presión, y mi amor por la música me hizo comenzar a escribir sobre grupos que me gustaban. La evolución del blog ha sido tremenda. De grupos que me gustaban, he pasado a grupos que quería investigar. Sólo basta mirar las primeras entradas musicales y compararlas con las que hago ahora. Tienen muy poco que ver. Por ello traté algunos de aquellos grupos en una nueva sección dominical de monográficos musicales, donde suplía la falta de textos con vídeos de sus mejores canciones. Tengo pensado, si tengo tiempo para ello, reeditar aquellas primeras entradas, en las que hablaba de grupos que merecerían un tratamiento más exhaustivo. Y también he variado en los últimos meses el contenido de vídeos de las biografías, para que fuese más fácilmente descargable la página al abrirla, pues en las biografías largas enlazaba tantos vídeos que los lectores sufrían muchos problemas para poder ver la página en cuestión. Ojalá pueda editar y modificar esas páginas antiguas para que se puedan abrir sin tantos problemas. Lo intentaré en el futuro.

También abrí varias secciones para exponer mis inquietudes. Quizá la más representativa de los primeros años, aparte de las biografías musicales, fue la de Reflexión. En ella traté de plasmar mis pensamientos desde una óptica personal, pero tratando de ser lo más objetivo posible, y con el tiempo hablar de temas más globales y menos directos. Me salieron algunos bastante decentes, y otros no tanto. Desde hace tiempo, estos artículos escasean, señal de que mi musa me ha abandonado, pero también señal de que mi estabilidad emocional es mucho mayor, seguramente gracias a que puedo gestionar este espacio diario personal en lo que realmente me motiva.

Otra sección de la que estoy muy orgulloso, es la de Tebeos. En ella traté de recordar esos personajes de los tebeos y de su encaje con la sociedad de la época. Para los que hemos vivido aquellos momentos y tuvimos esos extraordinarios tebeos como lecturas de cabecera, recordar aquellos tebeos nos toca la fibra sentimental y nos permite agradecer ese rico vocabulario que pudimos aprender de ellos, y que nos impregnó de ese humor indispensable con el que tenemos que afrontar los asuntos serios y farragosos de la vida para no caer en el desánimo. Si no nos tomásemos la vida con humor, este camino diario sería en muchas ocasiones insufrible.

A pesar que desde los primeros momentos mi intención era que el blog no me atase en cuanto a regularidad en mis publicaciones, la realidad me marcó que debía guardar una cierta frecuencia para que mis contados lectores estuviesen alerta a las nuevas entradas. Por ello adopté el miércoles como día habitual de publicación de mis entradas de biografías musicales, día que he variado en muy pocas ocasiones debido a circunstancias excepcionales.

Para rellenar el blog entre miércoles y miércoles, decidí hacer publicaciones el fin de semana, normalmente los domingos. Primero comencé con Vídeos musicales, algún comentario sobre lecturas, álbumes recientemente publicados, conciertos, mi sección de Chicas, en la que uní mi absurda habilidad en escribir pareados en clave de humor con mi admiración por determinadas mujeres famosas (más bien mi admiración por su físico), y más recientemente, la sección en la que escribo sobre los Grandes álbumes de la historia, que comenzó con comentarios más o menos escuetos acompañados de los vídeos de las canciones del álbum, a la que ahora dedico más tiempo para darles más contenido.

Además de otras secciones en que he hecho alguna entrada sobre mis aficiones, como los deportes, la familia, o mi desdichado València CF, con el tiempo decidí colgar algunas de las colaboraciones que he hecho en la web de mis amigos Juanal y Vicent, www.checheche.net, como Matusalén o Versos katánicos.

Estas secciones no son numerus clausus. Una de mis ilusiones durante todos estos años ha sido la de dotar de una sección literaria al blog, porque lo dotaría de un complemento que lo haría distintivo. Por falta de tiempo para hacerlo yo mismo (y que dudo que diese la talla en una sección tan exigente), lo he hablado con varias personas, pero me hago cargo que entrar en un blog causa respeto y crea una cierta obligación. Ojalá en el futuro pueda cumplir este anhelo que reforzaría mucho el blog.

Lo más importante que he conseguido con mi dedicación al blog es mi evolución personal. En estos siete años me han pasado muchas cosas. Buenas y malas. De todas ellas he extraído lecciones a aplicar en el futuro. Con las buenas he reforzado mi autoconfianza. Con las malas se han puesto de manifiesto mis puntos débiles, y he trabajado en orden a saber combatirlos. No menos importante ha sido la escucha diaria de discografías en un trabajo auténticamente de disección y desmenuzamiento, lo que me ha hecho profundizar cada vez más en el fascinante mundo musical. Mucha gente piensa que soy un experto musical, cuando la realidad es que he ido aprendiendo poco a poco, pero no llego, ni llegaré nunca, ni a la suela de los zapatos de los auténticos gurús del periodismo musical a los que tanto admiro. Y también he de destacar la ocasión de conocer buenos amigos con intereses afines, con los que generamos relaciones biunívocas de transferencia de conocimientos musicales, y de adentrarme en el mundo de las discografías musicales conociendo gente que son auténticas enciclopedias musicales abiertas.

No quisiera finalizar sin dar las gracias a toda la gente que me ha acompañado en este tránsito durante estos siete largos años, que sé que estáis ahí, que me apoyáis, y que en cierto modo no quiero decepcionaros intentando hacer trabajos que merezca la pena pararse un poco a leerlos. El blog no es mío, es vuestro...

sábado, septiembre 28, 2013

CAMBIO DE DECENA

Podría decir que el pasado día 26, sólo hace dos días, he cambiado de década en cuanto a edad, pero mentiría, porque el cambio real de década lo haré el año que viene. Sí sería más exacto y matemático hablar de cambio de decena, y en ese sentido, quizá llevado por el cero que aparece en el dígito de unidad, como metáfora por cerrar la cuadratura de un círculo, a algunos obtusos nos suele dar por hacer recopilación y resúmenes con más o menos colorido.

Para mí, esta decena que hoy acaba me ha representado muchos cambios, si no en mi vida, sí en mi actitud ante ella. Podría utilizar muchos tópicos para definirla, pero quizá me quedo con el asentamiento y el aprendizaje. Todos aprendemos durante cada día de nuestra vida, pero en esta década mi aprendizaje ha sido más acelerado que en otras, quizá consciente de la finitud del tiempo, y de que hay personas que dependen de mí y a las que tengo que tratar de inculcar unos valores y una actitud ante la vida.

Han pasado muchas cosas en esta década. Muchísimas más de las que esperaba. Y también han pasado muchas personas por mi vida, sobre todo debido a mi asomo por esta ventanita de Internet.

Desde mis amigos de los foros valencianistas, como Vicent, Juanal, Jorge, Gonzalo, Marce, Helena… mi reencuentro con mi amigo José Antonio de Mislata al que no veía desde los 8 años… el conflicto laboral que desembocó en el verano de 2004 y que me hizo cambiar un poco mi actitud para poder llegar sin contratiempos a los 50… mis efímeros triunfos tenísticos truncados por las lesiones… la apertura de mi blog, donde descargué presión por un tiempo para convertirse finalmente en una auténtica enciclopedia por fascículos semanales, y que es una pieza básica en mi devenir… el adiós de mi padre, que me hizo replantearme muchas cosas… mi entrada en las redes sociales… el reencuentro con mis compañeros de EGB después de más de 30 años sin vernos…

Muchas personas nuevas he conocido… la mayoría se han quedado en mi vida diaria, otras están ahí y nos saludamos en ocasiones especiales… otras pocas han desaparecido y sólo son un recuerdo más o menos nostálgico o aséptico… A todas ellas, absolutamente todas, tengo que darles las gracias. Porque han supuesto un soplo de aire fresco en mi vida, han cumplido una función muy importante, y porque me han enseñado a desenvolverme mejor, a recuperar la autoconfianza y el gusto de disfrutar del camino.

Las circunstancias de la vida nos han puesto a cada uno en una posición determinada. Quizá la mejor lección que he aprendido es que dar cariño cuesta muy poco y tiene un efecto de apalancamiento muy estimulante, y que no se puede vivir con rencor, pues cada uno ha hecho lo que pensaba que debía hacer, y eso sólo su conciencia legítimamente puede juzgar la corrección de lo que hizo.

Mi más sincero agradecimiento a todos.

martes, enero 08, 2013

REFLEXIONES OTOÑALES

I: La sombra de la sospecha

Alguien que no te conoce va diciendo mentiras sobre tí en las páginas... alguien que te conoce un poco tergiversa a su conveniencia información sobre tí... Alguien que te tiene una terrible envidia mueve hilos ocultamente para ensuciar tu imagen...

¿A quién no le han pasado situaciones como esas en Facebook? ¿Qué defensa tenemos ante eso? ¿Es Facebook un medio peligroso que puede arruinar la imagen que tienen de tí muchas personas? Evidentemente que sí...

Bajo el anonimato, la valentía ante el teclado es un recurso fácil. Muchas veces he comentado que la escritura es muy embaucadora. Con el tiempo aprendes a que no todo lo que te dicen es del todo cierto, y tiendes a utilizar el método de cribar todo lo posible y no dar por verdades de fe muchas de las informaciones que te llegan. Poner todo en barbecho hasta que sea contrastado por otras informaciones veraces o, incluso, por los hechos.

El "me ha dicho un amigo que un amigo suyo le ha dicho que otro amigo suyo le ha dicho, ..." hace un daño terrible. Si nos dejamos llevar por este tipo de informaciones, en este medio llevamos mal camino. Es muy importante no dar demasiada credibilidad a las informaciones y no dejarse llevar por los chascarrillos.

Pero nadie está libre del engaño ni puede evitar los chascos. Lo importante es no meter demasiado la pata y aprender. Cierto que todo esto hace que tomes muchas distancias y que pierdas el calor de gente realmente positiva, pero también evita que seas atacado por los virus de gente destructiva y manipuladora.

Es una pena, porque Facebook es una potente herramienta para relacionarse socialmente basándonos en intereses comunes, y podríamos hacer una comunidad fuerte y enriquecedora, y lo que conseguimos muchas veces es lo contrario: desconfianza, ruptura de enriquecedoras amistades e informaciones desenfocadas que enturbian y terminan destrozando relaciones sanas.

Muchas veces tenemos deseos irrefrenables de abandonar este mundo, porque en gran medida es virtual, y termina afectando a tu vida real y zarandeando tus pilares más básicos. Pero es el hecho de tener en tu entorno personas que te proporcionan un cariño y un calor inmenso para afrontar las vicisitudes diarias y ser más fuerte para gestionar tu vida lo que hace que te mantengas finalmente en él.

En ese sentido, demostraciones como la de ayer por las felicitaciones en mi muro me llegan al corazón y me hacen corroborarme en que muchas personas han pasado por mi vida facebookera estos dos años y algo que llevo aquí, pero se han quedado las mejores, no tengáis dudas... Besos y abrazos.


II: La visita

Hacía mucho que no hablaba contigo directamente...
ayer quería manifestarte que sé que estás no sólo conmigo, sino que sé que estás en mí... Noto tu presencia cada día... noto tu fuerza... noto tu espíritu...

Te sentí allí mismo cuando te pedí ayuda aquel día que giré un partido imposible con un ace, o con aquella bola de partido de la final que gané con un saque directo... te sentí aquel día que me puse a llorar en una esquina de la pista porque no podía más... sentí que me empujabas a seguir... no podía abandonar... nunca se debe abandonar, aunque te sientas sin fuerzas...

He estado perdido desde que te fuiste... sufrí una crisis tremenda, como nunca había experimentado... se me derrumbaron algunos pilares y me asomé a un mundo incierto... han sido unos años locos en que parecía que quería imprimir una marcha más a mi vida aunque el motor se pasase de revoluciones...

Conocí personas que me han hecho un daño grandísimo... por suerte se pueden contar con los dedos de la mano... las envidias, los celos, los egoísmos, las faltas de respeto... se aprovecharon de mi buena fe... confié en la suya y mostraron su cara real demasiado tarde... cuando la herida ya sangraba a borbotones...

Pero todo ello me ha servido para aprender... pude cerrar las heridas mediante las cicatrices del tiempo y de las evidencias de su engaño... la vida no es de color de rosa y hay gente que esconde su mediocridad tras las espaldas de personas íntegras y leales... no quiero nada malo para ellos... deseo su felicidad... pero sí desearía que sus conciencias se zarandeasen ante las monstruosidades que cometieron conmigo... que se den cuenta del daño que hicieron a una persona que simplemente confió en ellos y dio la cara por ellos aún no mereciéndolo...

Pero también descubrí personas con un interior nítido y grandioso... personas que sé que van a estar mucho conmigo y que el tiempo dirá qué papel cumplirá en mi vida... y el número y entidad de estas personas compensa con creces a las que me hicieron mal... estas personas son las que han hecho mis días más felices... y quiero que sigan conmigo...

Descubrí que atesoro un diamante sin pulir... descubrí que puedo abrirme puertas nuevas e ilusionantes... pero también descubrí que eso puede poner en evidencia mis miserias... quizá no sea el momento... o quizá no tenga tantas miserias o el diamante no sea tan valioso... la brisa de la novedad levantó por un tiempo el velo del tedio y la rutina...

Te pedí muchas veces que me aconsejases qué hacer... hice mal, lo sé... la decisión era exclusivamente mía y quería involucrarte en mis tribulaciones... no me di cuenta que lo único que querías era hacerme ver que no era momento de decisiones... era momento de profundizar en mi interior y descubrirme... sólo se trataba de eso... de saber qué había dentro de mí... y de que era tiempo de saber valorar... de valorar lo que es gozar de un espacio de libertad... y eso no tiene precio...

Mi sempiterno posicionamiento en medio de todo... sabes que lo he pasado muy mal por eso... pero sé que quieres que cumpla esa función desagradecida... ni soy un líder ni soy un reivindicativo... prefiero acercar posturas aunque no se logre un acuerdo... prefiero que los extremismos no deriven en conflictos explosivos...

Volveré a verte... mientras tanto haremos que tu compañera en la vida viva con alegría sus últimos años mientras la mente le acompañe...

Te quiero, Papa... te lo dije con cuentagotas verbalmente, pero sabes que mentalmente te lo repito a cada instante...


III: Mayoría de edad

18 años es una edad muy importante en la vida de una persona. Yo no recuerdo exactamente cómo lo celebré. Seguramente fue un cumpleaños más. Sí recuerdo que el verdadero cambio no lo pegué a los 18 sino a los 20, cuando sufrí una pequeña crisis de autoconfianza, porque veía que los de mi edad me avanzaban en algunos aspectos, y ya tenía 20 años, no 18... Pero estaba ya en el mercado de trabajo enfrentándome como un aprendiz a la vida, cuando la mayoría a mi edad estaba todavía en las aulas.

Todo esto viene a cuento de que uno entra en la mayoría de edad legal, pero prácticamente el cambio no se adivina en ese momento, sino que cada uno lo experimenta en un momento diferente. Se habla de la puesta de largo a los 18, pero eso sólo vale como anécdota, pues la puesta de largo es variable en cada individuo.

Supongo que mis padres experimentaron lo mismo que yo hoy cuando su hijo pequeño cumplía los 18 años. Una mezcla de deber cumplido y desazón porque tu hijo pasa de estar bajo tu tutela a tener cierta responsabilidad individual en la vida.

En aquellos momentos yo estaba en tierra de nadie. Decidí no seguir los estudios reglados porque no veía claro que tuviesen una salida laboral clara, y opté por buscar entrar en el mercado de trabajo e intentar estudiar cuando ya tuviese un trabajo fijo y dispusiese de tiempo y confianza en hacerlo. Lo hice. Tardé cinco años en ponerme y siete más en conseguir la primera titulación que buscaba.

Mi hijo sí sigue el camino normal. No quiero que se equivoque como yo y opte desde ya mismo por la que va a ser su profesión futura. Yo no lo tenía claro y quise rectificar sobre la marcha. Me faltó valentía y abrigo. Él tiene una y otro, y ha de aprovecharlos. Sólo espero que se dote de una estructura profesional fuerte y tenga amplias miras futuras para prever las contrariedades que se encontrará en esta vida, que no va a ser en casi nada parecida a la que he vivido yo, como tampoco fue la que yo viví en relación a la que vivió mi padre.

Los tiempos son recurrentes y siempre se puede aprender de experiencias pasadas de tus ascendientes. En ese sentido espero que mi hijo se desenvolverá muy bien en su vida, pero también desearía ser de ayuda en alguna ocasión, como mi padre lo fue y lo es en muchas ocasiones.


IV: Errare humanum est

Que la vida no es una línea continua definida y sin sobresaltos lo sabemos casi todos. Pero a veces la vida te tiene reservadas sorpresas y giros inesperados en la esquina más escondida. Un día decides romper lazos por situaciones que ponen en peligro tus estructuras y te desestabilizan, y esos recuerdos terminan volviendo a tí de manera recurrente, aunque hayas decidido dejarlos atrás.

Y es que en el fondo necesitas respuestas. Y las respuestas es mejor no buscarlas activamente... llegan con el tiempo. Todo va sedimentando y poniéndose poco a poco en su lugar. Sin prisas, pero en su momento. Y entonces todo va teniendo sentido.

Se aprende con el tiempo a desdramatizar, a matizar, a ponderar y a conocer a las personas. Pero eso no impide cometer equivocaciones. Existen personas que se dedican a malmeter y destrozar bonitas relaciones poniendo ojitos de gatito de Shrek aunque haga daño a la vista mirar su faz. Y tardas en descubrirlas. Y mientras eso pasa, el destrozo que han hecho es inmenso. Y esas personas ayudan sobremanera a que nos equivoquemos, porque enturbian tanto los canales de comunicación, que no te permite leer los mensajes con claridad y transparencia.

Espera uno un gesto... sólo un gesto, para sentirse bien interiormente. Pacientemente, lentamente, intentando dejar a un lado lastres y malos recuerdos. Tiendes a personalizar el batacazo de tus ilusiones en una persona o persona. Pero no te pones del todo en su lugar. Esa persona también puede haberse equivocado y tomado una decisión incorrecta. Y cuando lo ve todo claro, te manda un gesto. Gesto que aprecias más cuanto más has sufrido. Y el gesto a veces viene de la persona que menos esperabas y que pensabas que era la que más daño te había hecho.

Cuando recibes ese gesto, no te sientes vencedor. Ni mucho menos... En estos conflictos no hay vencedores ni vencidos. Todos salimos perdiendo. Porque estos conflictos hacen perder la confianza y crear una incertidumbre que se expande por todos los ámbitos. Nada es como antes. De un modo u otro terminas tomando partido, y nunca terminas por saber si has tomado la decisión correcta. Pero con el tiempo las caretas caen, tanto las del orgullo como las de la bondad interesada.

Nadie tiene el don de la infalibilidad. Y quien se crea que lo tiene, debe aprender antes a perdonar. Perdonar es difícil. Y más cuando te han clavado un puñal hasta lo más hondo de tus entrañas. Pero perdonar es el acto más inteligente y generoso de un ser humano. Para perdonar se necesita pasar por encima de esos inútiles orgullos que todo lo estropean. Y no todo el mundo está dispuesto a hacerlo.

No es que esté imbuído del espíritu navideño, pero deseo a todos, tanto a mis grandes amigos, como a aquellos que decidí un día dejar a un lado del camino, lo mejor. Y que encuentren la claridad mental como para pararse un momento y ver más allá de lo que da de sí su distancia focal con perspectiva, profundidad y altura de miras.

Como siempre he dicho, yo nunca cierro la puerta, aunque me hayan hecho un daño enorme... porque no soy infalible y me puedo haber equivocado. Me alegro de no haberla cerrado, porque si alguien que ha sido amigo me necesita, sea quien sea, siempre estaré dispuesto a ayudar. No sé si es cosa de gran corazón o me pierde la buena fe, pero creo que es un valor que no debemos perder y hemos de predicar con el ejemplo. No deseo con esto ni subir a los altares ni recibir aplausos, sino dejar constancia de que el perdón existe, porque… errare humanum est…

martes, diciembre 18, 2012

REFLEXIONES VERANIEGAS

I: La discontinuidad vital

Nos suceden cosas en nuestra vida que las tomamos como discontinuidades, como porciones temporales que no nos sirvieron ni para progresar ni para retroceder. Situaciones que intentamos meterlas en un baúl, cerrarlo con llave y extraviarla para que no salgan nunca.

Nos engañamos... Quizá sea al revés... nuestra vida es una discontinuidad con visos de permanencia y son estas situaciones continuas las que nos hacen progresar y espabilar para saborear la vida con toda la paleta gustativa. Son estas situaciones las que nos hacen recordar que estamos vivos y que luchamos contra la corriente. Son estas situaciones las que nos hacen arriesgar ante el éxito y el fracaso... Son estas situaciones las que sellan nuestro paso.... La vida no consiste en dejarse ir y dejar pasar el tiempo. Quien piensa así se equivoca.

Quizá me dio un golpe de calor...

II: Escrúpulos

Anida en este hábitat facebookero una especie que podría catalogarse entre los buitres leonados o el lirón careto, pero más bien pertenecen a la familia de los parásitos. Gente que se cuelga de tí, que te chupa la sangre todo lo que necesita, y que cuando no les sirves te deja exangüe en medio de la nada. Son gente que, ayudados por unos grados de alcohol, se creen prepotentes, importantes y superenrollados, por encima de los demás, y que juegan con la pena propia para que te apiades de su situación y estés por ellas, y que cuando tú lo necesitas simplemente te ignoran. Son gente que malmeten, manipulan, y se introducen en tus entrañas hasta provocarte un auténtico destrozo interior. Gente tremendamente egoísta que cuando dejas de colaborar con ellos simplemente te expulsan sin la más mínima explicación en una demostración alardeante de amistad utilitarista.

Lo importante es detectarlos a tiempo y extirparlos sin miramientos, pero a veces se introducen tan dentro que llegan a ocupar lo más preciado de tí. Una vez detectados y expulsados, lo mejor es ignorarlos e interponer una tapia insonora e infranqueable.

P.D.: estas especies te piden o amenazan que no hables de su vida privada, pero cuando te enteras que ellos lo hacen de la tuya, y además nombrándote, te reafirmas en que has tomado la decisión correcta. Yo nunca he dado ni daré nombres... excepto si tratan de manipular a amigos en mi contra... en ese caso responderé a mi manera y todo el mundo sabrá quiénes y cómo son...

III: Realidad-facebook, ¿somos duales?

Facebook e internet han modificado nuestras vidas de un modo brutal. Facebook, concretamente, es una herramienta potentísima para establecer contacto con personas con intereses afines, en nuestro caso, la música. Pero también se produce en muchas personas, entre las que me incluyo, un comportamiento dual al respecto. En nuestra vida real somos de una manera, y en facebook somos de otra. Eso no quiere decir, a mi juicio, que seamos bipolares o que tengamos algún problema psicológico de doble personalidad, sino que asumimos roles diferentes según en qué grupo social estamos en cada momento.

Es normal que, desligados de las ataduras de entorno y circunstancias de la vida real, en facebook e internet plasmamos una personalidad más atrevida, creativa e incluso arriesgada. Pero también se manifiesta la otra cara: hay gente que da una imagen pretendidamente real de algo que sólo existe en su imaginación. Podemos actuar de manera diferente, pero hemos de ser básicamente, y así hacerlo evidente a las personas que queremos, nosotros mismos, tanto en uno como en otro escenario.

Mucha gente se toma facebook como válvula de escape de sus problemas rutinarios. En cierto modo lo es. Pero siempre hemos de considerar facebook e internet como un complemento para mejorar nuestras vidas, no una solución a nuestros problemas reales. En ese caso es muy fácil fracasar y darse de bruces con los problemas que queríamos evitar o rodear.

martes, octubre 11, 2011

40 AÑOS

Era un viernes de entretiempo. Estaba en la clase de 3º de EGB recién comenzado hacía unos días en mi Mislata natal. Eran casi las 5 de la tarde, la hora de salir. El profesor, tras mandar los deberes del fin de semana, como quien no quiere la cosa, anunció que Bru se iba del colegio porque se cambiaba de ciudad. Yo estaba más o menos en la mitad de la clase, y todos mis compañeros giraron la cabeza sorprendidos. No sabían nada. Me dio una vergüenza terrible. Era muy tímido y sólo se lo había dicho, como si fuese una cosa sin importancia, al amigo con el que tenía más contacto. Fue un impacto para toda la clase. Tanto, que ahora, muchos años después, algún amigo reencontrado me lo recuerda todavía.

Mi padre había hecho un curso en Madrid para ascender en su empresa. Lo acabó en verano. Al regresar, nos dijo que se había ganado el ascenso, y no tenía plaza en València. Le daban a elegir entre Madrid, Barcelona y País Vasco. Eligió Barcelona porque pensaba que era lo mejor para el futuro de sus hijos.

Fue un año muy intenso. Mi padre estuvo varios meses fuera de casa por el curso, lo que hacía que mi madre se multiplicase en llevar la casa con cuatro hijos y el abuelo. Hice la comunión, y mi equipo ganó una Liga histórica y le robaron una Copa indignante. Mi padrino me regaló una camiseta del València CF, con el número 8 de Forment a la espalda, y unas botas de fútbol. Yo saltaba de alegría con aquel regalo. Mi espacio vital era la calle donde vivíamos, que tenía el nombre de un general famoso de los años 30, y donde hacíamos unos partidos de fútbol memorables y unas carreras de velocidad que casi siempre ganaba gracias a una medalla de la suerte.

Mi padre se desplazó en septiembre a su nuevo destino, mientras nos miraba un piso y hacía las gestiones oportunas. Nos avisó que para el fin de semana del Pilar ya podíamos trasladarnos todos. Tras ver el último partido de mi València CF en Mestalla, que quedará imborrable en mi memoria por el extraordinario gol de Pepe Claramunt al Betis, entre mi madre y todos los hermanos empaquetamos lo esencial y nos fuimos aquel domingo 10 por la noche a la estación de tren. Fue un día muy triste. Dejaba a mis amigos y mi ciudad natal para ir hacia lo desconocido. Una ciudad muy grande, que nos ofrecería muchas oportunidades y que sería nuestra nueva casa.

Llegamos un lunes 11 por la mañana, precisamente a un lugar por el que paso ahora cada día, y nos trasladamos con taxi hasta nuestro nuevo domicilio en el barrio de La Verneda. Durante el camino el taxista nos contaba que hasta hace muy poco ese barrio eran huertas, y que el boom inmobiliario lo había inundado de pisos.

El piso estaba sin muebles, sólo unos colchones que nos dejaron. Los muebles venían en camino el día siguiente en una furgoneta. No teníamos agua, ni gas. Y en cuanto a la luz, sólo nos alumbraban unas bombillas. Fue un día tristón. No conocíamos a nadie.

El primer laborable me llevaron al nuevo colegio. Me metieron en un curso superior, porque no habían plazas en mi curso. Ese curso me sentí un poco desplazado, pero me supuso un salto cualitativo, porque al año siguiente me sirvió para ser uno de los mejores de la clase.

40 años en esta ciudad son muchos. Han dado para muchas historias. Mi infancia fue, en general, buena. Conocí muy buenos amigos, de los que me acuerdo todavía bastante. Los estudios me fueron bastante bien. Era el raro de la clase, me picaba con los del Barça por mi amor por el València CF. En aquellos tiempos había una rivalidad sana. Me sentía a gusto, Barcelona era una ciudad muy abierta y en la que encontrabas cualquier cosa que necesitaras.

A los 6 años de vivir en La Verneda nos trasladamos a L'Hospitalet de Llobregat. Allí viví mi adolescencia, en un nuevo colegio y con nuevos amigos. Una experiencia diferente. Aquí fueron muy pocos los amigos, pero muy buenos. Fueron años en los que cambié de aspecto y comencé a asumir responsabilidades y a enfrentarme cada vez menos tutelado a los retos de la vida.

Llegó el momento de escoger el camino a seguir en la vida. Decidí esperar unos años y cumplir con las obligaciones de entonces de la edad. Escogí el camino laboral que todavía sigo, y cumplí mi intención de estudiar después, compaginando trabajo y carrera. Fueron 11 años muy duros, pero acabé con dos licenciaturas en mi curriculum, gracias, sobre todo, al apoyo de mi esposa.

Conocí trabajando a la mujer con la que emprendí mi proyecto a largo plazo, y me trasladé a su ciudad de residencia, Montcada i Reixac. Desde entonces han pasado muchos años, algo así como 22, en que hemos tenido dos hijos y hemos pasado una vida bastante tranquila, pero siempre con la urbe como referencia.

Barcelona es cosmopolita, acogedora, traspúa libertad, tolerancia, se vive deprisa, no parece tan grande como parece, y tiene suficientes espacios verdes como para sentirte en plena naturaleza. En realidad, Barcelona no es sólo la ciudad en sí, sino toda su área metropolitana. La gran urbe ha absorbido las ciudades de alrededor, y es el astro rey que da calor y luz a todos sus satélites. Me siento barcelonés, no en vano son 40 años, más del 80% de mi vida, en esta ciudad. Pero nunca he perdido ni perderé mis raíces valencianas. Lo llevo en la sangre y lo llevo en mi actitud ante la vida y como punto de coordenadas respecto a mis grupos de interés.

¿Qué podría haber pasado si no hubiésemos salido de nuestra tierra? Pues eso nunca se sabe. Nuestra vida podría haber sido diametralmente distinta. Lo que sí es cierto es que no hubiésemos conocido a fondo esta gran ciudad y su especial idiosincrasia, y no hubiéramos vivido en primer plano su eclosión como ciudad de referencia mundial. La forma de pensar y el espíritu práctico y cuestionador de todo es el hecho diferencial real de Barcelona y Catalunya, y es fácil adaptarse a este modo de vida, porque siempre se intenta vivir mejor, con más comodidad y de modo más justo.

Esto es un homenaje a mi ciudad de adopción, pero también un recuerdo nostágico de la tierra donde nací y donde deseo descansar. También es otro homenaje a todas esas personas que se han cruzado en mi vida con Barcelona como referente en estos 40 años, que amenazan con ser muchos más. Para mis compañeros de aquel nocturno y largo viaje en tren y en mi vida, mis hermanos y mi madre, y, no podía faltar, para esa persona que tomó la decisión de cambiar de entorno, pensando, como ha sido siempre una máxima en su vida, más en su familia y nuestro futuro que en su interés personal, mi padre.

martes, abril 19, 2011

VICTORIAS LIBERADORAS

El pasado domingo día 17 gané la final del Torneo de Veteranos de mi club de tenis en la categoría + 40. Vaya por delante que faltaban muchos de los máximos favoritos, principalmente porque se solaparon las fechas con un torneo por equipos de Catalunya, y los pronósticos me daban como favorito en mi categoría por mi mejor técnica y recursos, si bien tengo bastante maltrecho el hombro derecho, hasta el punto de que los profesionales, no sólo me aconsejan que reduzca mi actividad tenística, sino que abiertamente me piden que la deje definitivamente. Además, llevaba desde diciembre hasta mediados de febrero prácticamente en el dique seco por la recuperación de mi hombro, por lo que estaba claramente fuera de ritmo. Si a eso le sumamos unos últimos meses bastante descentrado mentalmente, teníamos un cóctel potencialmente explosivo como para no cubrir las más mínimas expectativas. De los cinco jugadores que disputábamos el torneo, yo era quien estaba en peor estado físico. Venía muy motivado para ganar este título, porque podría ser el último que juegue, y porque hay una persona a la que desde hace dos años se la tenía que dedicar.

La final fue muy disputada. Jugué contra mi amigo Ramón C., que estaba contentísimo de llegar a la final tras ganar un durísimo partido contra el jugador más en forma de la categoría, y que venía a disfrutar de un gran partido, pues ambos hacemos un tenis vistoso y atractivo, y aparte de los nervios propios de un partido de competición, y más si es una final, nos conjuramos en ofrecer un buen tenis. Los nervios lógicamente afloraron, pero jugamos un partido muy igualado que sólo se resolvió en los puntos clave de cada set.

Hubo un momento mágico para mí en ese partido, y fue el momento en que dispuse de la primera bola de partido con mi saque. Le pedí ayuda a una persona que lo ha sido todo para mí. Me tomé mi tiempo, me concentré, y me salió un saque casi perfecto para rematar la reñida final. Seguramente la treintena de personas que estaban viéndonos no entendieron cómo pegué un grito enorme "¡¡¡Vamoooossssss!!!" y rompí a llorar como un niño durante unos minutos. Mi amigo Ramón vino a consolarme y nos fundimos en un abrazo. Ese grito fue la liberación de todo lo que he pasado estos últimos meses, un año muy difícil en todos los sentidos, un año lleno de estrés, de lesiones, de insatisfacciones, de incomprensiones, de distanciamientos, de momentos muy duros, de momentos muy emotivos. Un año en que he tocado el cielo por unos segundos, pero también he sentido en mis entrañas el fuego del averno. Quizá ha sido el año que he tenido las emociones más a flor de piel. Y con ese grito me deshacía de todo lo que me había atenazado.

También podría ser el grito de mi liberación de una etapa. Me planteo si seguir con la competición. Quizá sería buen momento de dejarlo, o jugar en plan light. Mi hombro no durará mucho tiempo en condiciones, y mis lumbares cada vez me duelen más. Es una pena, porque ahora me siento con buenas sensaciones, pero quizá debería disfrutar de nuevo con el tenis, pues me sirve como válvula de escape, pero la competición pone en evidencia en ocasiones todo lo que bulle en mi interior.

Intuyo que se me avecina una época de cambios. Desconozco de qué calado. Siento que estoy en una etapa de transición. Pero muchas veces me digo que desde que falta físicamente mi padre, hoy hace exactamente dos años, no soy el mismo. Mis padres sacrificaron toda su vida por la crianza de sus hijos, y cuando ya los dejaron a punto de luchar por ellos mismos, vivieron una vida de pareja de sólo un puñado de años, los justos hasta que las enfermedades comenzaron a minar su salud. Ello me ha hecho pensar que no disfrutamos suficientemente de la vida, me doy cuenta de que ésta se me escapa minuto a minuto y sé que el mejor modo de encontrar la felicidad es realizándome yo mismo buscando un espacio donde vivir con intensidad y expresar con toda naturalidad mi ser sentimental, rompiendo o superando las limitaciones del entorno y de las circunstancias, ese ser que una persona a la que quiero mucho me ha puesto por apodo. Por de pronto comenzamos con el trabajo, con un más que probable cambio de estatus. No es que quiera cambiar hasta los percheros, como Jorge Valdano, pero sí debería cambiar en cierto modo las formas. No os preocupéis, todo lo que no sea mejorar y enriquecerme como persona, ni me lo planteo.

lunes, septiembre 20, 2010

CAMINOS

Llega un momento en la vida que te das cuenta que te has salido del camino. Puede tratarse de un pequeño desvío, pero si no lo corriges, es muy probable que no lo vuelvas a encontrar y que sigas otro, ni mejor ni peor, pero diferente. De repente, un suceso inesperado, no deseado, enciende todas las luces de alarma. Y te dices que, o intentas conocer tus coordenadas y tratar de volver al camino, o se produce finalmente el extravío.

En ese momento te inclinas por preguntarte por qué se ha llegado a ese punto. Por comodidad, por dejar que las cosas se arreglen solas, por desidia, por falta de comunicación, por orgullo, por egoísmo. Por muchas cosas. Lo cierto es que te dices cómo has sido tan ciego como para no preverlo, tú que siempre te ha gustado planificar y medir las consecuencias. La sintomatología es muy variada: estrés, obligaciones familiares, dolencias físicas, bloqueo mental, falta de tiempo para dedicarte a todo, prioridades mal asignadas, falta de cariño y de valoración de tu función, falta de ilusión. El resultado es que pierdes la perspectiva de tu alcance visual, y mides mal las distancias, te pilla mal colocado y te comes la bola, en el argot tenístico, como tantas veces me gusta poner como ejemplo, haciendo que te desvíes del camino principal.

Y, sin embargo, tu instinto te avisa desde hace tiempo que tu vida no va tan bien como parece. La gente te ve apagado, y se imagina que es por el estrés o las molestias de espalda, pero detrás de la fachada no se ve la aluminosis. Y esa situación no es repentina. Es el resultado de un proceso y una maceración lenta, seguramente no deseada, pero que el tiempo, con su erosión y modelación, hace evidente en un momento determinado.

Te das cuenta que no has disfrutado la vida. Que tu vida ha sido muy lineal, sin apenas sobresaltos, pero emocionalmente gris. Y te buscas tu propio rincón, para enriquecerte como persona, para buscar un valor añadido a tu ser social y para aumentar tu autoestima. Ese deporte predilecto o ese internet que te pone en relación con personas con intereses similares al tuyo: tu equipo de fútbol muy distante de donde vives, el diario de aquella tierra que dejaste hace mucho tiempo, pero de la que te sientes parte indisoluble, esa gente con gustos musicales, literarios, deportivos o culturales parecidos, y que te hacen ver que hay una vida muy diferente fuera de tu ámbito diario. Una vida atractiva y llena de sensaciones, de sentimientos olvidados, de amigos a los que hace muchos años que no ves, a amigos nuevos con los que simpatizas, y de personas tremendas con las que te identificas desde el primer momento. Y son esas personas las que te llenan el depósito emocional cada día, las que te hacen poner una sonrisa en el rostro cuando las cosas se han torcido, las que te apoyan cada día desde la lejanía dándote ese empujoncito de ánimo, esas personas que te cuentan sus problemas y los haces tuyos, porque crees que puedes ayudarles y te hacen sentirte valioso.

Es entonces cuando te dices que quieres vivir con alegría, porque admiras a esa gente que sonríe ante la adversidad, a esa gente que deja sus problemas colgados en el perchero cuando llegan a casa, y los recogen por la mañana con otro ánimo más positivo, incluso alguno ha dejado de ser un problema. Que quieres vivir con comunicación, con complicidad, con compromiso. En definitiva, con amor. Porque sin él es imposible hacer las cosas con determinación. Y eliges precisamente ese camino, el del amor, porque es el que te va a dar esa alegría, ese vivir con más intensidad y esa ilusión perdida, y el que va a hacer que saques todo el potencial que llevas dentro.

lunes, julio 12, 2010

ELOGIO DEL RIDÍCULO

Se suele definir el sentido del ridículo como el recurso que tiene el ser humano para no quedar en evidencia ante los demás. Algunos no lo tienen, expresando sus emociones y opiniones sin temer la reacción de su entorno, y otros lo tenemos muy exacerbado, suponiendo un muro casi infranqueable para mostrarnos como somos realmente ante los demás.

Es un sentimiento social. Uno no hace el ridículo solo, lo hace frente a un grupo social, por ver herido su orgullo, por no demostrar su valía o sus dotes, por sentirse fracasado, por salirse de lo considerado normal, hacer algo inconveniente y pensar que los demás van a adoptar una actitud despectiva ante ese comportamiento, por sentir miedo a ser señalados como diferentes cuando lo que queremos es no destacar y que no se hable de nosotros.

El sentido del ridículo nos paraliza, nos da inseguridad y timidez, no nos deja hablar, nos hace olvidarnos de lo que íbamos a decir, nos sigue dejando con nuestras dudas, pues no nos atrevemos a expresarlas, nos impide hacer crecer nuestros conocimientos, nos hace pensar una y otra vez antes de expresarnos, nos hace pensar que se van a reir de nosotros y que vamos a quedar en evidencia, nos hace distanciarnos de las relaciones sociales. Nos hace, en definitiva, aflorar en toda su expresión la vergüenza.

El ridículo no tiene edad. De pequeño puede causar traumas, de joven puede causar depresiones, y de más mayor, y aunque sabemos más de la vida y de sus mecanismos compensatorios, y hemos aprendido más habilidades sociales, también puede causar estragos.

Se puede sentir por medio de una ruborización, por secreción lacrimal, por un vacío repentino en el estómago, por temblores, por sudoraciones, por un fuerte dolor de cabeza, y suele producir en casi todos los casos un período más o menos largo de hundimiento anímico y de pérdida de confianza en sí mismo.

El sentido del ridículo nos impone unas presiones psicológicas y sociales para seguir ciertos patrones de conducta que terminan coartando nuestra libertad de acción individual, no dejando manifestar a nuestro yo con plenitud para acomodarnos a esos patrones.

En ocasiones rompemos esos grilletes que no nos permiten manifestarnos tal y como realmente somos. Nos lanzamos, en pos de vivir la vida con una alegría, frescura y espontaneidad reprimidas, a tumba abierta cuesta abajo y sin frenos. Y lo más normal es pegarse el batacazo. Entonces actúa el sentido del ridículo en toda su expresión. Pensamos que dimos todo lo que teníamos en la bajada, y cuando te estrellas no sabes ni qué dirección tomar, pues la habitual la has dejado tan bacheada que es muy probable que sea intransitable.

Tampoco es bueno carecer completamente de él, pues supone un desprecio de las normas sociales y una falta de respeto hacia los demás, además de un riesgo evidente de no conseguir los objetivos, aunque a veces es muy bueno para tener una alta autoconfianza. Lo mejor es tener un sentido del ridículo entre ambos extremos. Se aprende con el tiempo que muchos temores al rechazo social están cargados de prejuicios, liberando en cierta medida parte de esa potencial vergüenza.

Lo mejor para hacerle frente es, primero, darnos cuenta de que nuestro sentido del ridículo es eso, ridículo. Analizar profundamente nuestro interior, nuestros temores, sensaciones y emociones, y aprender a regularlos. Conocernos más a nosotros mismos. Pensar acerca de la importancia que tiene para nosotros la aprobación de los demás. Sentir que lo que hacemos es normal, sin importarnos más de lo necesario lo que piense el grupo social. Afrontar esas situaciones que nos inspiraban temor por el miedo al ridículo, y sentirse convencido y seguro al hacerlas, sin pensar en su eventual rechazo o reproche. Y reirse. Reirse mucho de uno mismo.

El escritor y político Vaclav Havel lo resume a la perfección:

"Cualquiera que se tome demasiado en serio corre el riesgo de parecer ridículo. No ocurre lo mismo con quien siempre es capaz de reirse de sí mismo".

Y ahora mismo, por primera vez en mi vida, y tras sufrir el último de una serie impresionante de batacazos, me estoy partiendo de risa de mí mismo... Con los años uno no pierde el sentido del ridículo, porque va en los genes, pero aprende a gestionarlo a base de chichones y magulladuras.

martes, junio 08, 2010

LA PRINCESA QUE CREÍA EN LOS CUENTOS DE HADAS

La princesa que creía en los cuentos de hadas
trata, en modo de relato infantil, el proceso de descubrimiento de la verdad por una princesa, Victoria, educada bajo el corsé de unas rígidas normas que no permitían el más mínimo explayamiento de sus inquietudes personales reflejadas en su ser interior, Vicky, con quien entra constantemente en conflicto, pues no es aceptada por su entorno.

Esperando la llegada de su príncipe encantado durante toda su infancia y adolescencia, finalmente ésta llega puntual e ilusionante, plena de amor. Pero tras una etapa de encantamiento y felicidad, el príncipe comienza a manifestar su lado negativo derivado en última instancia de la ausencia de cariño en su infancia. Cree que su princesa está invadiendo su espacio vital y reduce su autoestima, y lo que antes era el Doctor Risitas, cariñoso y haciendo la vida feliz a los demás, se convierte cada vez más en el Señor Escondido, un ser huraño, envisioso y reprochador.

Victoria, contrariada e intentando por todos los medios revertir la situación y retornar al Señor Risitas sin éxito, busca el consejo de un búho sabio, quien le recomienda un viaje hacia el Camino de la Verdad, para llegar al País de Es y el Templo de la Verdad, en el que los cuentos de hadas pueden hacerse realidad. Será un viaje lleno de obstáculos, pero en el que aprenderá a pensar por sí misma y a extraer la verdad de su interior.

A pesar de ser catalogado como libro de autoyuda, es un relato que invita a creer en sí mismo y a autoconfiar en nuestras capacidades.

Pero lo mejor del libro son una serie de frases que invitan a pensar:

- Para que cambien las cosas, debes cambiar tú primero.

- Nunca se puede aprender la verdad en boca de los demás, cada uno debe descubrirla por sí mismo.


- La habilidad para hacer lo que es mejor aunque no coincida con lo que uno quiere, es un signo de madurez.


- El miedo y la duda nos impiden ver la realidad.


- Sentir que nos estamos ahogando es una oportunidad para conocer la verdad.


- Cuando a uno le duele el estómago de hambre y desconoce la verdadera causa de este vacío, las ilusiones se convierten en su amo y él en su esclavo.


- Las heridas diarias pueden obligar a la gente a realizar cosas extrañas y les hace sentirse vacía.


- La gente se convierte en víctima de víctima cuando su necesidad de ser amada eclipsa su necesidad de ser respetada.


- La gente busca lo que conoce, lo que le resulta familiar y más cómodo, pero siguen desesperadamente intentando hacerlo bien, encontrar la solución y terminar los asuntos pendientes; por desgracia, casi siempre tratan de hacerlo de la misma forma con la que fracasaron la primera vez.


- Todo es como queremos que sea, eso es lo que hace que sea perfecto, y lo único imperfecto es tu mamera de percibir la perfección.


- Algunas de las lecciones más valiosas se aprenden cuando el dolor es más intenso.


- Uno no puede amar a una persona que no le gusta, y eso significa que te guste lo que la otra persona es en realidad y no lo que quieres o necesitas que sea.


- El amor verdadero significa libertad y crecimiento antes que posesión y limitaciones.


- Cuando uno no es tratado con respeto, aparece el dolor y nadie lo puede evitar.

A nivel personal, algunas de estas frases me han impactado. La vida es muy dura, y para una persona sensible como yo, con extremada propensión a sufrir terremotos emocionales, con apariencia externa de seriedad y sensatez, pero con graves contradicciones internas, nos pone en situaciones complicadas que exigen finalmente decisiones importantes. Hay que sopesar todo, estudiar de arriba abajo los problemas, ponderar las posibles soluciones con sus beneficios y pérdidas. El trayecto habitual es el retorno a los cuarteles de invierno, buscando el abrigo frente a las inclemencias para evitar los riesgos inherentes de quedarte a la intemperie. Pero, en este caso, hay que tener en cuenta que la amargura fagocita poco a poco el terreno a la felicidad y destroza progresiva y aceleradamente tu interior.

Hace unas semanas un amigo se me quejaba que quería encontrar el equilibrio. Le pasé mi reflexión sobre los equilibrios. Me dijo que lo había entendido perfectamente y que me volvería loco si no me conformaba con lo que tengo. No le hice caso. Tenía razón. Quise buscar mi verdad, la encontré, pero ésta resultó un imposible. Es el peligro de encontrar la verdad de uno mismo: que puede no ser la que quieres oir, o que es irrealizable e imposible.

Gran parte de nuestra vida buscamos esa persona perfecta que te haga vivir cada segundo con intensidad, que te haga decorar la vida con una paleta de colores con todos los tonos posibles, que te motive a hacer todo lo rutinario y farragoso sólo porque lo haces para la persona a la que amas, que desees no dejar este mundo para disfrutar todo lo posible de lo bueno que tiene esta vida con ella. Te cruzas en la calle con muchas mujeres pensando en si no será esa persona que te gustaría conocer profundamente mucho más allá de una simple percepción visual. Casi nadie lo logra en realidad. Y menos en el momento oportuno. Lo que es frustrante es encontrarla a destiempo, cuando no lo esperas. Porque las renuncias son demasiado traumáticas y llegas fuera de puntualidad y situación. Termina por afectarte a lo más hondo de tu ser y te perfora la línea de flotación.

Sí, como bien decía mi amigo, para volverse loco...

viernes, enero 01, 2010

2009, UN AÑO DIFÍCIL

Se acabó un año difícil. Un año en que me han pasado muchas cosas. Buenas y malas. Pero en el que el entorno ha sido en muchas ocasiones complicado, si bien he de decir que termino el año con la cabeza mucho más clara que el año pasado. Realmente, el suceso que ha marcado el año fue la muerte de mi padre. Ello me trastocó muchas cosas y ha terminado por condicionar mis relaciones más cercanas.

Cuando alguien pierde a su padre, algo cambia en él mismo. Algunos lo llaman plus de madurez, pero ese término me resulta demasiado inexacto, pues es difícil comparar la madurez, y más todavía medirla en términos absolutos. Yo, particularmente, he cambiado en tomarme las cosas con más distancia y sin prisas, en la medida que se pueda, no dar tanta importancia a asuntos y situaciones fútiles. Intento disfrutar de la vida con más intensidad, intento no complicarme en situaciones inútiles y pensar más en mí. Sin descuidar mis obligaciones, pero siendo estricto en la conservación diaria de mi espacio personal.

Lo pasado durante la enfermedad de mi padre, realmente me hizo ver las cosas de otra manera. Somos simples aves de paso. Dejamos nuestra huella, completamente o no, y en un momento determinado dejamos de existir. Y ese momento no lo elegimos. A algunos les llega demasiado pronto, y se dejan por hacer infinidad de cosas.

Empecé a echar en falta cosas que me gustaría tener y a evitar en lo posible las situaciones que me supondrían posibles problemas. Esto me llevó a ver siempre el lado negativo de todo. Pero siempre teniendo en cuenta que, en caso de tomar decisiones drásticas, no era el momento, pues las aguas bajaban muy revueltas. Suerte que esto lo tenía muy claro, porque de haberlas tomado, todo sería muy distinto ahora, y muy probablemente bastante peor. Mis equilibrios básicos hubieran sufrido seriamente.

Todo ello para darse cuenta que mi problema principal es que no sé valorar lo que tengo y lo que he conseguido. Y quizá deberíamos hacer un ejercicio diario de recapitular las cosas que están bien y que estamos agradecidos de haber hecho y tener. Es como cuando tienes una jaqueca terrible y no haces más que quejarte de lo mal que estás, pero cuando no la tienes, no te acuerdas de lo mal que lo has pasado y no agradeces estar tan bien de salud en ese momento.

Me quejaba en anteriores escritos que mi trabajo me suponía la fuente fundamental de conflicto que desestabilizaba mi vida. La función primordial de mi trabajo es absorber como una esponja emociones negativas y reducir la tensión de las relaciones laborales. Pero, claro, esa energía negativa que absorbo la debo expulsar de alguna manera. Afortunadamente la situación laboral ha cambiado mucho y a mejor. Antes el trabajo me superaba ampliamente y no sabía ya ni por dónde cogerlo. Y el agobio era diario y creciente. No había ni un día de respiro. Ahora me centro más en lo mío y los problemas, de momento, han disminuido. Siento que controlo más mi trabajo, y estoy en vías de tomar con más firmeza las riendas de mi tiempo.

Me quejaba de que no se valoraba mi trabajo como yo mínimamente quería. Pues bien, este año me han dado un premio como uno de los mejores trabajadores de la empresa durante el año. Soy consciente que lo de mi padre tuvo mucho que ver, pero aún así ha sido lo que más motivación me ha reportado los últimos años. Y recibo guiños de bastantes personas que sé captar. Guiños de agradecimiento por mi compromiso y mi gestión. De mis superiores y de mis compañeros. Y eso es muy difícil en la posición en que estoy. Siempre he sido una persona que intento evitar los conflictos, y trato de resolver todo lo que pueda dentro de los límites y la capacidad que se me permite. En este sentido, he aprendido a ser más asertivo y a tratar de no sufrir por situaciones que se escapan a mi influencia.

Por otro lado, en el aspecto negativo, me quejaba de la actuación de alguna persona durante la enfermedad y fallecimiento de mi padre. Ya dije que quizá legitimaba que pudiese pedirles cuentas a mi manera, pero hice bien en no hacerlo. Muchas veces esperamos de las personas mucho más de lo que deberíamos. Ponemos las expectativas demasiado altas. Quizá ponemos en ellas las ilusiones que perdemos por otros medios, pero cada persona también necesita pensar en ella misma y en su entorno. No, no voy a pedir cuentas. Pero tampoco voy a generar más expectativas con poca base sólida.

Y es que a veces nos hace más daño las formas que el fondo. Hay situaciones que no se pueden modificar. Y que es inútil tratar de rehacerlas. Duele mucho que personas de tu entera confianza no actúen como tú lo habrías hecho en una situación difícil. Es complicado actuar en ese tipo de situaciones, pero si las consecuencias van a ser muy negativas creo que es más práctico y mejor a la larga pensar más en el futuro que en el presente. Es duro, porque mina la plena confianza depositada en una persona y deja tus estructuras sin uno de tus apoyos fundamentales. De todas maneras soy de la firme opinión de que hablando se entiende la gente, y lo que ahora es una gran preocupación, se puede arreglar hablando, explicando, escuchando aspectos que no conocías y aunando voluntades.

Aún así, mis dos placeres siguen siendo el tenis y la música. Con el tenis he vuelto a disfrutar este año, y he vuelto, gracias a la falta de lesiones graves, a un nivel competitivo aceptable. Me estoy preparando para ser más constante y no tan cabeza loca a la hora de jugarme los puntos. Para eso necesito mejor condición física y menos ansiedad en la pista. Debo ser consciente que el saque me dará muchos puntos, pero no basar todo el juego en el saque, porque el día que no entra o que el contrario sabe restarlo, debo poner en juego otros recursos, y la cabeza fría debe dominar la construcción de los puntos y el timing del partido.

Y en cuanto a la música, es un placer ponerme cada día a escuchar discografías. Además de que te permite una desconexión más rápida, recordar discografías como la de David Bowie, Pink Floyd, Human League, Big Country, The Church, Adam & The Ants, Prefab Sprout o Cocteau Twins, o descubrir cómo aumenta tu cultura musical con músicos como The Fall, David Byrne, Everything But The Girl, David Gilmour, Nick Cave, Morrisey, Julian Cope, Anne Clark, NIN, Wilco, Rammstein o Robin Guthrie, no tiene precio.

Este año que empieza se adivina crucial. Pueden pasar muchas cosas, o mejor, pasar pocas y buenas. Lo que tenga que venir, que venga. Hay asuntos que no van bien. No hay que ser un lince para darse cuenta. Uno nunca se encuentra emocionalmente preparado para muchas cosas, pero sí puede tener en mente que algo particular puede pasar. Al menos evitas cierta intensidad en la sorpresa y descuentas aspectos negativos si estos suceden finalmente. Y no tienen por qué ser malas. Que seguro que van a pasar cosas muy buenas. De todas maneras aún queda mucho por disfrutar y porque la vida me impregne de estímulos positivos, que los tiene, y muchos.

lunes, julio 13, 2009

EQUILIBRIOS

El mundo de hoy en día se basa en constantes equilibrios. En todos los campos. Nuestro planeta gira rotando y trasladándose a base de equilibrios físicos y magnéticos. La economía se basa en equilibrios en los mercados. La mayoría de relaciones sociales recurren constantemente a equilibrios, significativamente la conyugal. En la empresa vemos asiduamente cómo se gestionan los equilibrios en la producción, financiación, inversión e incluso en las relaciones de poder o laborales.

Se dice que se logra un equilibrio cuando lo que se ofrece se iguala a lo que se nos demanda. Pero en la vida real muy pocas veces sucede esto, y con más frecuencia de lo debido ofrecemos mucho más de lo que nos demandan, o nos demandan mucho más de lo que nos ofrecen.

¿Qué consecuencias conlleva este desequilibrio? De todo tipo. Físicas, mentales, emocionales, económicas,... En Economía se diría que este punto de equilibrio es un punto ineficiente, por cuanto no aprovecha al máximo los recursos.

Sin embargo hay ocasiones en que una situación en equilibrio pasa de un plumazo a otra completamente diferente. Puede que en un solo día. Si durante mucho tiempo, años incluso, has ido manteniendo tus equilibrios más o menos con comodidad, mañana puede ser un día totalmente distinto y te encuentras una situación en que debes recomponer todo, desde las bases a la última de tus piezas. Y el punto de ruptura puede ser advertido o no, o puede ser advertido pero no considerado como factible.

Y también existen equilibrios ficticios, de cara al exterior, pero son tan inestables que de un día para otro corren el riesgo de un desequilibrio profundo de compleja solución. Esos equilibrios enmascaran graves carencias y discordancias interiores, que pueden hacerse manifiestos en cualquier momento y por la más insospechada causa. Por eso mismo, esa ruptura del equilibrio ficticio puede generar un equilibrio más sólido, aunque el período de transición sea generalmente traumático.

No terminan aquí los equilibrios. También existen los equilibrios forzados, aquellos que se buscan para evitar afrontar los desequilibrios básicos. A veces son sólidos, pero derivan por lo general en temporales, pues, o se convierten en equilibrios básicos, o terminan por hacer evidentes los desajustes en los equilibrios básicos. Estos equilibrios llegan a un punto en que las asimetrías y descompensaciones hacen imposible mantenerlos y perjudican más que benefician. Lo mejor a largo plazo, y aunque duela enormemente el proceso del abandono, es dejarlos, pues finalmente provocan situaciones insostenibles.

Hay ocasiones en la vida que te das cuenta de que determinadas decisiones pasadas que incidían en el camino a tomar en el futuro, tomadas en virtud de las circunstancias del momento, fueron erróneas. Es cuando reparas en que tu equilibrio es ficticio. Y a veces buscas la salida en un equilibrio forzado. La decisión pasada se convierte en un desequilibrio futuro. ¿Qué hacer? O tu equilibrio forzado lo conviertes en básico, lo cual la mayoría de veces es muy complicado y puede generar graves conflictos, o replanteas tu equilibrio ficticio y ponderas si debes romperlo o mantenerlo de acuerdo a otros parámetros.

Supongo que a unos u otros se nos ha planteado ese momento crucial, más pronto o más tarde. Pero quizá sea bueno en esos momentos, no pensar tanto en lo erróneo de aquellas decisiones, sino más en aquellas decisiones que tomaste hace mucho tiempo y que fueron positivas y te llevaron por el camino correcto. Porque rascando siempre se encuentran. Aquellas que ahora permiten poder pararte y reflexionar. Equilibrar las consecuencias de aquellas decisiones. Equilibrios, equilibrios, ...

Todos tenemos deficits y superavits en todos los aspectos. Y, obviamente, nos generan desequilibrios. Quizá deberíamos pensar en emplear esos superavits para enjugar los deficits. Esas virtudes o posiciones ventajosas, para reducir los defectos o afrontar mejor las situaciones negativas.

Vivimos muy deprisa. Haciendo un símil automovilístico, usamos demasiado los frenos, cuando sería mejor reducir con el motor, no gastando tanto las pastillas y líquido de frenos y ayudando a un funcionamiento más armónico y eficiente del motor. Ello también evita quedarnos sin frenos en el momento más inoportuno, cuando el choque se convierte en inevitable.

El tránsito por el camino del dolor es duro, pero te obliga a relativizarlo todo. Vivimos en un mundo de máximos y de mínimos absolutos, de blancos o negros, pero no tenemos en cuenta que ambos puntos son sólo eso: simples puntos. Hay toda una enorme escala de puntos o matices entre el máximo y el mínimo, y de grises entre el blanco y el negro.

Durante este tránsito es fácil pedir cuentas a alguien que no actuó como pensabas que debería haberlo hecho. Te sientes legitimado. Pero en definitiva es una excusa para tratar de personalizar tus desequilibrios. No debemos hacerlo. Hay que tratar de que el sedimento zarandeado por la revolución emocional repose de nuevo.

También es fácil salirse del camino. Buscar un atajo para encontrar la felicidad perdida. No podemos traicionar nuestros principios básicos, pero también hemos de pensar que sólo tenemos una vida para disfrutarla. Con armonía, con estabilidad, con... equilibrio. Siempre, como dice mi lema tenístico: parar, pensar y pegarle lo mejor posible a la bola que te viene. Se trata de remontar un partido que se te ha puesto complicado, pero hay que disfrutar jugando para conseguirlo, porque si no crees en tí mismo y en que lo puedes conseguir, no tienes nada que hacer.

martes, marzo 10, 2009

DINÁMICAS NEGATIVAS

Todos hemos estado inmersos alguna vez en dinámicas negativas. Épocas en que todo te sale mal. Intentes lo que intentes, nada te da resultado y te provoca una frustración enorme no sólo no conseguir lo que persigues, sino meterte en nuevos problemas. Te cambia el carácter. Te hundes anímicamente. Te retraes y te metes en tu caparazón. Dejas de hablar y mantienes relaciones sociales mínimas. Rehuyes las situaciones de presión, porque sabes que no las vas a soportar.

Son estados depresivos en que lo ves todo desde el prisma negativo, e incluso afrontas las situaciones con la idea de que todo va a salir mal. Y cuanto más tiempo pasa sin salir de ellas, más urgencias tienes y menos precauciones adoptas.

Muchas de ellas se producen realmente porque te suceden situaciones negativas coincidentes en el tiempo. Pero la gran mayoría se producen a causa de la pérdida de autoconfianza, haciendo frente de manera inadecuada a la gestión de ciertas situaciones y alimentando retroactivamente tu percepción distorsionada. Es más, a menudo se adopta una predisposición anímica a que las cosas te salgan mal. La pérdida de confianza se manifiesta en una bajada de brazos autoprotectora y una exposición transparente de tus puntos débiles que te expone a que te generen nuevos problemas.

Otras veces se produce por un hecho inesperado que te frustra de tal modo que piensas que se han derrumbado tus bases más sólidas. Que lo que has hecho o te ha pasado no es propio de tí, y que algo tienes en tu mente que no funciona. Hacemos cosas inexplicables y no sabemos hacerles frente o aceptamos sus consecuencias pasivamente.

Estas situaciones pueden llevarte a tomar decisiones no maduradas y precipitadas. Sientes que debes flagelarte y tomar decisiones drásticas. Nada más lejos de la realidad. Precisamente lo necesario en estos casos es pararte. El tiempo que haga falta hasta recomponer tus ideas. Y una vez sosegado por las premuras imaginarias, decidir, o simplemente dejar pasar el vendaval.

El corolario es positivo. Las dinámicas negativas acaban. Igual que comenzaron. Hay que tener siempre presente que son temporales. A no ser que no quieras que sean temporales y te empeñes en no salir de ellas demorándolas o tomando soluciones traumáticas no deseadas. Un simple hecho inesperado, o esperado pero puesto en el nivel de lo improbable, sucede. Y todo da la vuelta en un instante.

Además, las dinámicas negativas son a menudo una buena fuente de aprendizaje. De lo que no se debe hacer, o de cómo afrontar situaciones bajo presión. A la larga suelen ser positivas. No dejéis llevaros por la fuerza centrífuga de una dinámica negativa, y tened fuerzas y voluntad para convertirlas en centrípetas y volver al punto inicial.

P.D.: quizá tenga que ver algo la marcha actual de mi equipo en este texto, aunque os aseguro que la incidencia es mínima, pero buscando imágenes en google para ilustrar este texto me he encontrado un sinfín de fotos de mi equipo. ¿Por qué será?