
Vicente Soriano dirige el València CF tras la renuncia al cargo de Juan Soler. Prometió una inyección de dinero de origen misterioso para comprar las acciones de la familia Soler, y encontrar compradores de los actuales terrenos de Mestalla para continuar las obras del nuevo estadio. Hasta ahora, ni dinero, ni ventas. Esto pinta mal:
Soriano entró al mercado inmobiliario,
para inflar su presupuesto bancario,
y terminó en la directiva de Soler,
metiéndose hasta la cocina sin doler.
Cuando a Juanito achuchaba la crítica,
desde Port Aventura a Terra Mítica,
dijo "Koeman no me dura 10 minutos",
su demolición no estaba dando frutos.
El efecto Juan Villalonga se esfumó,
cuando a Soler sus fuerzas sumó,
pactó con él una opción de compra,
y esconder la mierda bajo la alfombra.
Sus primeros meses como presidente,
ejercidos con prudencia mayormente,
enemigo de difundir números rojos,
y hacer públicos rumores y despojos.
Don Vicente, con esa sonrisa de Joker,
optimismo, diplomacia y cara de póker,
máximo accionista para evitar el cisma,
recuerda a Bonico Ortí por su carisma.
Nuestro nuevo mecenas, Vicente Soriano,
mientras no destroce el ritmo circadiano,
no olvide que el valencianista es propenso,
a katanas y picotas al hedor a descenso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario