Closer es el segundo y último álbum de la banda post-punk inglesa Joy Division. Fue lanzado en julio de 1980, a través del sello discográfico Factory Records, tras el suicidio del vocalista Ian Curtis dos meses antes. Closer, producido por Martin Hannett, es uno de los primeros álbumes que fue catalogado dentro del género gothic-rock. La novela The atrocity exhibition de J.G. Ballard, a quien Ian Curtis admiraba, fue influyente en el álbum, y comparte título con la canción que abre el disco.
Closer fue publicado como LP de vinilo de 12", y alcanzó el número 6 en la lista de álbumes británica, llegando al número 3 en Nueva Zelanda en septiembre de 1981. Fue nombrado Álbum del año por la revista NME. Closer, junto con Unknown pleasures y Still, fue remasterizado y relanzado en 2007, viniendo acompañado con un disco bonus en directo, grabado en la Universidad de Londres.
Joy Division influenciaron de manera definitiva al rock de los años 80. La fuerza de su música consistía en rescatar el espíritu rock de grupos veteranos como The Doors, Velvet Underground y los Stooges, y combinarlo con el sonido innovador elaborado por el David Bowie de la trilogía de Berlín y los Kraftwerk de los años 70. Todo esto dentro de un estilo propio, en principio, que trataba con elementos del punk y después se convirtió en una especie de antítesis del heavy metal fusionado con sonidos sintetizados.
Ian Curtis (voz), Bernard Albrecht, o Sumners (guitarra y teclados), Peter Hook (bajo) y Stephen Morris (batería) echaban la última pala de tierra sobre el romanticismo del rock. No hay resquicios de paz, amor y esperanza en las letras de Ian Curtis, sino sólo observaciones acerca de la condición humana en un mundo dominado por la miseria y la desesperación.
Para forjar su música, esta banda de Manchester contó con la producción de Martin Hannett, que les fue presentado por Tony Wilson, fundador de Factory Records. Hannett desarrolló su sonido en el estudio y podría ser considerado un quinto miembro extraoficial de la banda. La banda siempre ha estado envuelta en un aura de misterio que se resume en una frase impresa en la contraportada de su primer LP: "esto no es un concepto, es un enigma".
La historia del rock está mezclada con finales desordenados, estúpidos y trágicos a partir de prometedores comienzos (accidentes de avión, sobredosis, disparos...), pero la muerte de Ian Curtis aún resulta sorprendente. En algún momento temprano en la mañana del 18 de mayo de 1980, Ian Curtis, a la edad de 23 años, tras visionar Stroszek de Werner Herzog y escuchar The idiot de Iggy Pop, se ahorcó en la cocina de su casa.
Es fácil decir, en retrospectiva, que la gente debería haberlo visto venir. Su matrimonio se desmoronaba, su epilepsia iba empeorando, y en su actividad más edificante, sus letras para la banda habían establecido nuevos criterios para el melodrama, la paranoia y la depresión. "This is the way, step inside", entonaba Curtis en el inicio del póstumo segundo lanzamiento del grupo, Closer, un título del álbum cuyo ambiguo significado imparte casi tanta amenaza como el hecho de que Curtis ya parece que estaba cantando desde la tumba en la sepulcral canción principal Atrocity exhibition.
Por otro lado, la popularidad de Joy Division se iba incrementando. El grupo estaba a punto de embarcarse en una gira estadounidense con los Buzzcocks. Un mes después de la muerte de Curtis, Love will tear us apart se convertiría en el primer éxito del grupo. Y a diferencia de artistas fallecidos a una edad temprana como Nick Drake y Chris Bell, Ian Curtis era una auténtica estrella en ciernes cuyo impacto ya era considerable a nivel underground, y cuya presencia estaba siendo recogida por figuras en ciernes como Bono (A day without me, single del LP Boy de U2 de 1980, supuestamente estaba inspirada por el suicidio de Curtis).
Y después estaba la música, una confluencia de primitivismo tribal y sofisticado art-rock que configuraba la plantilla para esos dos polos opuestos del post-punk. Mucha culpa era del excéntrico productor Martin Hannett. El primer álbum del grupo, Unknown pleasures, lanzado en 1979, suena como poco de lo que se había publicado anteriormente, y vagamente se aproxima a la fría claustrofobia de The idiot de Iggy o Low de David Bowie, pero desde las primeras notas de Disorder, la música es casi tan ajena como su icónica portada.
Es uno de los emparejamientos más perfectos entre artista y productor en la historia del rock, pero eso no debería menospreciar el trabajo de la banda. Joy Division, al igual que muchos de sus compañeros de Manchester, fueron inspirados por el anti-ethos DIY de los Sex Pistols; no sabían qué hacer con él al principio. Así, dada la forma y empujado por el notorio provocador Hannett (que convertiría el calor en el estudio lo suficientemente bajo para que todos pudiesen ver su aliento), el grupo abrazaba espacio, ambiente y una imponente austeridad. Es notable cuántas canciones en Unknown pleasures se desvanecen en algo que emerge de las sombras.
Todo en Closer es enigmático. La portada, las letras y, sobre todo, el sonido. En el primer LP, Unknown pleasures, la música suena densa y pesada, pero en Closer apostaron por una línea distinta. El álbum fue grabado bajo una bóveda de estuco especialmente construido con el propósito de lograr la resonancia de una capilla. El sonido es hueco y distante, con énfasis en sintetizadores extrañamente colocados. La voz de Curtis, aún más cavernosa, vomita los versos de forma lúgubre y levemente desafinada.
Closer es un disco intensamente depresivo con un sonido devastador. Se grabó en vida de Ian Curtis en 13 días, pero fue publicado después de su muerte con un título, una carátula y diseño dignos de una muerte plasmada en papel y en vinilo; después de la muerte de Ian Curtis colgado en su propia cocina, el disco póstumo cobró mayor importancia y dramatismo.
Es muy difícil hablar de este disco abstrayéndose de las circunstancias que lo motivaron. Y es que, como suele ocurrir en estos casos, la idea del líder atormentado y el juego del rock’n’roll al límite ha acabado por descontextualizar la obra. Nos podríamos preguntar qué parte de atracción hay por la música y qué parte por el entorno en que se desenvolvió; o, lo que es lo mismo, si Joy Division hoy serían tan venerados caso de que Ian Curtis no se hubiera suicidado. Naturalmente, cualquier observación palidece ante enormes temas como Heart and soul, Isolation o The eternal.
Closer es un reducto de dolor, de asfixia y de autodestrucción donde apenas hay grietas que dejen ver la luz o entrar el aire. Es un álbum lleno de contrastes que siempre terminan en el gris. Blanco contra negro, dance contra muerte, Dios contra secularismo. Es un remolino de oscuridad y cruda pasión. Musicalmente es árido y mecánico, con ese bajo trotón de Peter Hook en primer plano y esa batería procesional tan característica; pero por encima de todo es una desgarrada confesión , una herida que sangra sin visos de cicatrizar: “Existence-well what does it matter / I exist on the best terms I can / The past is now part of my future /The present is well out of hand” (Heart and soul).
La contribución de Hannett no puede pasarse por alto. La banda no se sintió enteramente feliz con el resultado final; pensaron que el sentido sónico del álbum difería mucho de cómo actuaban en directo. En el escenario eran mucho más potentes, mucho más abrasivos, dejando que brillaran sus orígenes.
La carátula del álbum fue diseñada por Martyn Atkins y Peter Saville, con fotografía de Bernard Pierre Wolff. La fotografía en la portada corresponde a la tumba de la familia Appiani en el Cimitero Monumentale di Staglieno de Génova, Italia. En un documental de 2007 sobre la banda, el diseñador Peter Saville comentó que, al enterarse del suicidio del cantante Ian Curtis, expresó su preocupación sobre el diseño del álbum como si representase la temática de un funeral, remarcando "pusimos una tumba en la portada del álbum". El diseño de Closer es sobrio con un color amarillento, y en la cubierta frontal del disco figura la foto con la palabra Closer, y en la trasera Joy Division.
Las canciones de guitarra como Colony y A means to an end sonaban angulares, brutales e implacables, casi escalofriantes en su belleza aterradora, creando multicapas y paisajes sonoros espléndidos, y mostrando a Ian en perfecta y evocadora forma. Pero la engañosa Isolation fue mutada en estilo disco, lo que señaló el camino hacia el electro-pop y a los compañeros de Curtis a reagruparse como New Order. Twenty four hours, donde la intro del triste bajo de Peter Hook conduce a una vorágine de guitarra furiosa, sigue siendo uno de los himnos definitivos de Joy Division.
Después aparece la serenidad espectral de las canciones basadas en sintetizadores, música verdaderamente emocional hecha con máquinas. El potente y evocador ritmo de tambores de Heart and soul; la serenidad fúnebre casi clásica liderada por piano de The eternal; la impresionante Decades, con Curtis observando con tristeza el sufrimiento humano, agobiado por ideas y eventos más allá de sus años y su voz casi fantasmal, una canción de cierre extremadamente eficaz y sombría que resume bastante la increíble, pero trágica, historia de los Joy Division.
Closer es aún más austero, más claustrofóbico, más inventivo, más hermoso y más inquietante que su predecesor. El hipnóticamente abrasivo Atrocity exhibition conduce a la implacable y de alguna manera todavía económica Isolation, con el grupo más competente en su interpretación y confiado en los arreglos. El canto fúnebre Passover implica que la banda es consciente de su poder morboso, mientras que Colony marca el regreso a los riffs pesados de Unknown pleasures.
Entonces, tras un comienzo tan auspicioso, Closer se pone realmente en marcha. A means to an end es un ritmo disco oscuro alentado por un coro sorprendentemente entusiasta (y sin palabras). Heart and soul es una colisión notable de atmósfera y minimalismo, ritmo de tambor tartamudeante, sintetizador y el bajo melódico principal de Peter Hook ligado a una de las más sutiles actuaciones de Curtis. "Heart and soul", canta, mientras la rigurosa instrumentación se entrelaza y trenza. "One will burn".
Twenty-four hours intenta husmear brevemente ante lo que inevitablemente se avecina antes de que The eternal y Decades vuelvan a la música del principio y hagan entrar al oyente al mundo de Curtis, dos piezas que trocan un gran disco en un clásico de la historia de la música. The eternal es una de las grabaciones más sombrías que hubiese grabado la banda, y si Decades parece suponee una relativa tregua en comparación, las letras aplastan rápidamente esa idea. "We knocked on the doors of Hell's darker chamber" (tocamos en las puertas de las más oscuras cámaras del infierno), gime Curtis. "Pushed to the limit, we dragged ourselves in" (empujado hasta el límite, nos arrastramos hacia dentro).
Cuando salió Closer, Dave McCullough de Sounds comentó que habían "trazos oscuros de gothic-rock". En su libro de 2007, Colin Sharp comentaba: "Dave McCullough en la revista Sounds utilizaba la frase 'trazos oscuros de gothic-rock' para describir el ambiente del disco. Fue sin duda un salto gigante, no sólo para Joy Division, sino también para la línea que seguía la música rock, en el sentido más amplio, y aún proyecta una sombra sobre toda una gama de géneros, artistas y grupos, ya sean nuevos góticos, emo o indie". Revisando el álbum para Smash Hits en 1980, Alastair Macaulay describía el álbum como "un ejercicio en oscura pasión controlada", y dijo que "la música se levanta sobre el propio epitafio de la banda".
En su revisión de la reedición del álbum de 2007, Pitchfork comentaba, "Closer es incluso más austero, más claustrofóbico, más inventivo, más hermoso y más inquietante que su predecesor", llamándolo "la obra maestra de Joy Division de principio a fin; una encapsulación impecable de todo lo que el grupo se esforzó por alcanzar".
"Tiene la mejor portada de la historia de la música, parece arte neoclásico francés", comentó Neil Hannon de The Divine Comedy. "Se inicia y declina gradualmente en esta alteridad total. Te pone tan deprimido que cuando ha acabado, te deja emocionalmente agotado".
El álbum ha sido aclamado por la crítica, y es a menudo citado como el mejor trabajo de Joy Division. Trident lo colocó como el 10º mejor álbum de la década de 1980. NME lo situó en el puesto número 72 en su lista de Los 100 álbumes británicos más grandes de la historia. En 2003, el álbum fue ubicado en el número 157 en la lista de Rolling Stone de Los 500 mejores álbumes de la historia. En 2006, la revista Q colocó el disco en el número 8 en su lista de Los 40 mejores discos de la década de 1980. En 2012, Slant Magazine figuró el álbum en el número 7 en su lista de Los mejores álbumes de la década de 1980. Seducer Sonic clasificó a Closer en el 2º lugar en su lista de 10 álbumes claves para la escena gótica. Closer fue incluido en el libro 1001 álbumes que debes escuchar antes de morir.
Atrocity exhibition comienza con una batería creando un muro circular de sonido continuo, con un bajo oscuro y unas guitarras huyendo de las melodías fáciles. Y la letra no puede ser más desesperanzadora. Nos describe el manicomio donde va toda la gente válida que hay en este mundo, en un momento u otro acaba en la más absoluta de las soledades, preguntándose porqué le miran tanto si ya han conseguido lo que querían: acabar con los realmente valiosos en esta sociedad. Atrocity exhibition es una perfecta introducción a Closer, con un sonido diferente, un álbum diferente, un paso adelante.
El segundo corte, Isolation, una inmersión en los abismos de la soledad, es frío como el hielo y comienza con una percusión electrónica acompasada a modo de túnel de sonido, apareciendo en escena el sintetizador que construye un futurismo sonoro, pero con un claro mensaje de aislamiento, que se repite una y otra vez: “Isolation”; mientras el sonido se dulcifica un punto. Isolation presenta líneas de teclado y de bajo, y tambores que suenan como máquinas. Sin guitarra algun, "I'm ashamed of the person I am" (me siento avergonzado de la persona que soy), canta Ian, y de hecho pasaba por un momento difícil en su vida personal, enemistado con su esposa, y cada vez más enfermo.
El tercer tema es Passover, que significa “Pascua”, y habla de la crisis sentimental que Ian Curtis tuvo con su mujer Deborah Curtis poco antes de suicidarse. La canción comienza con una batería fría y con Ian cantando por encima como una nana macabra ante todo lo que él considera errores en su vida e inseguridades; una vida contada como un carrete al que le quedan 2 o 3 fotos por terminarse desde hace mucho tiempo, pero que no acaban de ser obtenidas, y ese carrete corre el riesgo de caducarse y morir el color… Todo se volvió blanco y vacío. El patrón del tambor es otra vez la llave para formar la estructura musical de la canción, el bajo retumba profundamente alrededor de los tambores y los cortes de guitarra, y se permite la libertad de hacerlo. La sección rítmica ya ha creado un fuerte melodía y ritmo, sin necesidad de que la guitarra tenga que proporcionar la melodía. El contenido lírico es oscuro y poético
El cuarto tema, Colony, un elogio a la locura embalado en una armadura pseudo-heavy, destaca por su inmediatez sonora; pero el mensaje siempre es el mismo: desesperanza, pesadillas, reproches y no saber muy bien porqué estamos aquí. El ambiente es triste y potente a la vez, una conjunción de velocidad, agresividad y melancolía perfectas. Colony ofrece la primera canción orientada a la guitarra en el disco, con la sección rítmica haciendo la habitual mezcla de desiguales ritmos extraños y explosiones y crescendos de guitarra de Joy Division, mientras Ian escupe las palabras, o grita la letra en otros lugares a través de la canción, una canción con poder.
El quinto tema, A means to an end, representa muy bien la sensación de tragedia griega de un joven europeo que ve sus ideales como algo muy familiar, pero cada vez más inalcanzables. Un sentimiento de violencia contenida y frustración inunda esta canción. La amistad, el aislamiento de la sociedad y sueños de grandeza truncados se unen para dejarnos una sensación de horfandad del resto de la sociedad. A means to an end tiene una línea de bajo que suena casi animosa, Ian suena lejano, pero todavía con fuerza. Cuando Ian levanta su voz para cantar "I put my trust in you" (he puesto mi confianza en ti), y después las guitarras entran con alegría, la producción de Hannett consigue uno de los puntos álgidos del disco.
El sexto tema y primero de la segunda cara del vinilo es Heart and soul, que más tarde daría título a una caja con temas en directo, maquetas, demos y un montón de tesoros que aglutinan toda la discografía de Joy Division, ofreciéndonos completos los discos Unknown pleasures, Closer, Substance y Still. Heart and soul es un viaje suicida y desesperanzador que parece una danza de seres inanimados en un túnel de sonido. Los teclados regresan, y Closer continúa ofreciendo variedad mientras sigue conservando un sonido totalmente coherente. El sonido de la voz es diferente, las palabras son casi susurradas, pero la voz todavía domina la canción, que hace sentir por encima de todo la presencia lírica y vocal, incluso con fuertes melodías y llamativas líneas de teclado. Es aquí donde Ian Curtis hace una interpretación de la muerte como algo inevitable y sin dar rienda suelta a ningún sentimiento. Aunque el tema tenga un ritmo rápido y marcial, el mensaje es bien claro: corazón y alma, uno arderá.
El séptimo tema, Twenty-four hours es quizá el que más se acerca a la idea de suicidio de Ian Curtis ('…una nube cuelga sobre mí, marca cada movimiento…'). Abrumado por las giras, los viajes, el público que quería de él que representase su papel de loco en el escenario, cansado de tener alrededor gente que no le comprendía y ni siquiera prestaba atención a sus letras, Ian decidió quería acabar con todos los problemas. Twenty four hours pasa de pasajes tranquilos a secciones extremadamente densas y fuertes, en una ráfaga espeluznantemente oscura, cayendo de nuevo hacia secciones más suaves a lo largo de la canción.
The eternal, el octavo tema del disco, transmite mucha emoción; es un tema reflexivo y a modo de procesión de Semana Santa a la manera inglesa, un hombre-niño abrumado por los acontecimientos saluda a las almas que le vienen a visitar como si fuera una columna de soldados alemanes. El ritmo del desfile es lento y hay flores tiradas por el suelo bañadas por la lluvia. La emoción se para y da lugar a la devastación de la personalidad en un lugar donde nada importa; no sabemos si estamos en el cielo particular de Ian o en las puertas del mismísimo purgatorio. "Procession moves on, the shouting is over" (la procesión se mueve, el griterío terminó), canta Ian, evocando perfectamente el sentimiento de desaliento total y muerte. La muerte es eterna. Pero hay belleza aquí. Las líneas de piano añaden un toque de belleza, un último suspiro de vida o, alternativamente, un rayo de esperanza sorteando las tinieblas.
El disco termina con una llamada de atención a la responsabilidad, la pérdida de ideales, y la falta de esperanzas con un tema esclarecedor por su título, Decades; refleja las décadas de sufrimiento de post-guerra, los traumas infantiles agrandados con la edad; unos hombres jóvenes pero envejecidos por el entorno y por su interior que han atrapado todas las piedras que ha encontrado por el camino. Una pesada carga nos ha caído encima y esa energía saldrá de alguna manera tarde o temprano. Se trata de otra pieza que progresa a ritmo de funeral, pero que sigue siendo absolutamente cautivante, con sus líneas de teclado, y las lentas y suaves líneas de bajo. Ian Curtis declara: "here are the young men, weight on their shoulders" (aquí están los hombres jóvenes, con peso sobre sus hombros). Y esas líneas de teclado primitivas, hermosas y desoladamente tristes. "Where have they been" (¿dónde han estado), canta Ian, mientras el teclado sigue e induce al oyente a un estado de tristeza.
Poco después de la grabación del disco, Joy Division lanzaron al mercado un single con mucho éxito que Ian Curtis no pudo disfrutar. Love will tear us apart es todo un himno de amor, tan sincero como trágico, nos revela que el amor nos desgarra por dentro y el volcán se vuelve hielo, y vuelta a empezar. Vivimos en la edad del hielo y ya nada nos puede afectar después de ver tantas exhibiciones de atrocidades.
Cuando se les pregunta sobre el álbum final de Joy Division, Bernard Sumner, Peter Hook y Stephen Morris siempre se apresuran a hacer hincapié en que ninguno de ellos dibujó cualquier paralelismo entre lo que estaba pasando en la vida personal de Ian Curtis y el tormento existencial de las letras que escribía. Closer es un disco que parece relacionado con la angustia y la premonición. Ciertamente suena como el trabajo de un hombre que se iba a quitar la vida unas semanas después de su grabación fuese completada. Pero Curtis era un maestro en decirle a la gente lo que pensaba que querían oír. Closer es el sonido del mismo Curtis escondiendo su agitación en un lugar que sabía que sus compañeros de grupo nunca verían: a plena vista.
"Íbamos a los ensayos y nos sentábamos a hablar de cosas realmente banales", recordaba Sumner. "Hacíamos eso hasta que no podíamos hablar sobre cosas banales, entonces cogíamos los instrumentos y grabábamos en un pequeño magnetófono. No hablamos mucho sobre la música o la letra. Nunca lo analizamos". El grupo se encontraba en una fase de mejoramiento del material que grababan, y creciendo en su confianza. Closer fue escrito y grabado durante un período de optimismo y no de pesimismo, por lo que no tenían necesidad acuciante de analizar lo que estaban haciendo. Por esa razón, nada suena demasiado pensado. Aunque la producción de Martin Hannett era más compleja y con más capas de lo que había sido la de Unknown pleasures, sigue sonando sobrecogedoramente naturalista.
Fue Curtis quien inevitablemente terminó siendo convertido en mito, pero enfocar el disco en el frontman también significa menospreciar la labor de sus compañeros de grupo. Closer es más exuberante, más aventurero y más atmosférico que su predecesor, y gran parte del crédito se debe a Sumner, Hook y Morris. Hay unos maravillosos momentos individuales: desde el riff gélido de teclado de Sumner que apuntala Isolation al bravo desempeño de Morris en Colony, el disco era claramente el trabajo de un grupo como un todo en la cumbre de sus poderes.
De hecho, ya estaban evolucionando a partir de la escasa y metálica economía de Unknown pleasures, pero las dos canciones que finalizan el álbum ofrecen un vistazo al lugar hacia donde se habrían dirigido Joy Division si Curtis no hubiese elegido su "solución permanente a un problema temporal". El fúnebre y sin guitarras The eternal es absolutamente escalofriante, con Curtis cantando acerca de ser "poseído por una furia que arde desde adentro" sobre un piano sepulcral y la grieta industrial de un tambor. Decades, más ambiciosa, es una oda conducida por sintetizador sobre la juventud perdida que ha tenido desde entonces en una especie de resonancia fantasmal. Su persistente exclamación "Where have they been? es uno de los más inquietantes minuto y medio de la historia del rock 'n roll, escuchándose a Curtis, escapando de la canción, de todo.
Después de escuchar Closer, el jefe de Factory Records, Tony Wilson sabía que tenía una obra maestra en sus manos. Sumner recordó ir con Wilson de camino a una sesión de fotos: "me dijo, 'sabes Bernard, el año que viene por estas fechas estarás descansando junto a una piscina en Los Angeles con un cóctel en la mano'. Sólo pensé que era lo más absolutamente ridículo que nadie jamás me había dicho". El optimismo de Wilson estaba fuera de lugar, pero no era injustificado.
En la reedición en CD de 2007 se incluye un disco de una actuación del grupo en 1980, en la que prueban que, libres de las restricciones y de los arreglos del estudio, Joy Division podrían ser una bestia decididamente agresiva. En estas grabaciones, su manto de frío se desvanecía con los riffs viscerales de guitarra, las líneas de bajo de Hook sin complicaciones, y los tambores espásticos de Stephen Morris. El grupo también se probaba despiadadamente eficaz a pesar de la visible falta de competencia. En el estudio, Joy Division y Hannett podrían hacer un trabajo meticuloso de artesanía para elaborar el álbum, nota por nota. En directo y desatados, eran indudablemente poderosos, especialmente Curtis, cuyo croon mancuniano a lo Jim Morrison llenaba cada sala con premonición, pero también bastante descuidado (no es de extrañar que los miembros sobrevivientes de la banda más tarde se engancharían con cajas de ritmos y secuenciadores).
Fuentes: http://en.wikipedia.org, http://divisionrober.blogspot.com.es, http://www.sysvisions.com, http://lanoviadolescente.blogspot.com.es, http://www.collectorsroom.com.br, http://pitchfork.com, http://www.theguardian.com, http://www.sputnikmusic.com, http://www.nme.com, http://www.allmusic.com, http://www.rollingstone.com, http://www.popmatters.com, http://www.adriandenning.co.uk, http://www.punknews.org, http://rincondesconexion.blogspot.com
Listado de canciones:
1.- Atrocity exhibition
2.- Isolation
3.- Passover
4.- Colony
5.- A means to an end
6.- Heart and soul
7.- Twenty four hours
8.- The eternal
9.- Decades
Reedición CD 2007 (Live at University of London Union 8 February 1980)
10.- Dead souls
11.- Glass
12.- A means to an end
13.- Twenty four hours
14.- Passover
15.- Insight
16.- Colony
17.- These days
18.- Love will tear us apart
19.- Isolation
20.- The eternal (encore)
21.- Digital (encore)
Vídeos:
Atrocity exhibition - Joy Division
Isolation - Joy Division
Passover - Joy Division
Colony - Joy Division
A means to an end - Joy Division
Heart and soul - Joy Division
Twenty four hours - Joy Division
The eternal - Joy Division
Decades - Joy Division
Live at University of London Union 8 February 1980 - Joy Division
5 comentarios:
Closer me encanta. Lo veo más opresivo que Unknown y creo que fue aún más influyente. Que se lo digan a Reznor.
eSTOY de acuerdo con Alex ha influido más que el primero. El priemro hay grupos como The Cure que tienen más influencia pero los Division realmente dioses estan en este
Un disco que dejó huella.
Saludos sintéticos.
Unknown pleasures abrió el camino. Estoy con vosotros. Pero Closer parece un álbum más personal centrado en la figura de Ian Curtis. Es un disco que, en retrospectiva, nos dice mucho sobre lo que pasaba por la cabeza de Curtis, y que en su momento pasó desapercibido.
Difícil elegir entre los dos LPs. Seguro que en este espacio tendrá cabida Unknown pleasures, porque es uno de los mejores discos de la historia.
Saludos, Álex, Bernardo y Eduardo, y que tengáis felices fiestas.
Ls escritura de esta reseña es una ingesta de dos kilos de dulce de leche sin bebida mediante. Aflojen con la redundancia.
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