JOSÉ ESCOBAR
Josep Escobar i Saliente (Barcelona, 22 de octubre de 1908 - 31 de marzo de 1994) está considerado uno de los más importantes humoristas del tebeo español de todos los tiempos.
Su niñez y juventud transcurrieron en Granollers, donde su padre estaba destinado como funcionario de correos. A los 10 años comienza el bachillerato, pero suspende el segundo curso. Comienza a trabajar a los 12 en la delegación tabacalera de Granollers, y más tarde, despachando en una farmacia. A los 14 años era repartidor de telégrafos, y en 1925 aprobó unas oposiciones a correos, llegando a ser oficial de correos en la estafeta de Granollers en 1926.
En los años veinte comienza su carrera como dibujante, simultaneando con su puesto de funcionario de correos, trabajando en revistas catalanas como Virolet, La Gralla, Diari de Granollers. La primera revista de gran tirada con la que colaboró fue Sigronet, publicada por El Gato Negro, editorial antecesora de Bruguera. Durante esta década también pertenece un grupo de teatro aficionado. Durante los años treinta colaboró en varias revistas, como Papitu, Pocholo, TBO , L'Esquellot y L'Esquella de la Torratxa.
En los años veinte comienza su carrera como dibujante, simultaneando con su puesto de funcionario de correos, trabajando en revistas catalanas como Virolet, La Gralla, Diari de Granollers. La primera revista de gran tirada con la que colaboró fue Sigronet, publicada por El Gato Negro, editorial antecesora de Bruguera. Durante esta década también pertenece un grupo de teatro aficionado. Durante los años treinta colaboró en varias revistas, como Papitu, Pocholo, TBO , L'Esquellot y L'Esquella de la Torratxa.
Miembro del Sindicato de Dibujantes Profesionales, al término de la Guerra Civil española fue depurado del servicio de correos y condenado a seis años y un día de prisión por motivos políticos. Permaneció en la cárcel durante un año y medio, hasta noviembre de 1940, en que salió en régimen de libertad controlada. El propio Escobar explicó después que en la cárcel obtenía algún dinero haciendo caricaturas a los otros presos, que no firmaba con su propio nombre, sino con el pseudónimo de Rebec (en catalán, travieso). Se mantuvo alejado de la historieta hasta 1944, cuando comenzó a colaborar en revistas como Leyendas Infantiles y El Aventurero, ambas publicadas por Hispano Americana de Ediciones.
En 1947 reaparece la revista Pulgarcito, y Escobar forma parte del grupo de sus primeros colaboradores. Entre 1947 y 1948 crea para esta revista a sus personajes más recordados, los gemelos Zipi y Zape y el eterno hambriento Carpanta, símbolo de las penurias económicas de la posguerra española. Para la revista El Campeón, también de Bruguera, dibuja en 1948 a los gángsters Tres Pelos y Kid Pantera, y colabora en la sección Loquilandia, junto con Cifré y Peñarroya. Durante los años cincuenta, la actividad de Escobar se centra en las revistas de Bruguera, con series como Doña Tula, suegra (1951), serie que tuvo problemas con la censura por mostrar las relaciones matrimoniales como problemáticas, y Petra, criada para todo (1954).
En 1957, junto con los también dibujantes de Bruguera, Cifré, Peñarroya, Conti y Giner, participa en la creación de una editorial independiente, que publicará la revista Tío Vivo. En esta revista Escobar publica las series Blasa, portera de su casa, El mago Assieres y El profesor Tenebro, todas ellas de 1957.
En 1947 reaparece la revista Pulgarcito, y Escobar forma parte del grupo de sus primeros colaboradores. Entre 1947 y 1948 crea para esta revista a sus personajes más recordados, los gemelos Zipi y Zape y el eterno hambriento Carpanta, símbolo de las penurias económicas de la posguerra española. Para la revista El Campeón, también de Bruguera, dibuja en 1948 a los gángsters Tres Pelos y Kid Pantera, y colabora en la sección Loquilandia, junto con Cifré y Peñarroya. Durante los años cincuenta, la actividad de Escobar se centra en las revistas de Bruguera, con series como Doña Tula, suegra (1951), serie que tuvo problemas con la censura por mostrar las relaciones matrimoniales como problemáticas, y Petra, criada para todo (1954).
En 1957, junto con los también dibujantes de Bruguera, Cifré, Peñarroya, Conti y Giner, participa en la creación de una editorial independiente, que publicará la revista Tío Vivo. En esta revista Escobar publica las series Blasa, portera de su casa, El mago Assieres y El profesor Tenebro, todas ellas de 1957.
Tras el fracaso de la empresa, y la absorción de Tío Vivo por Bruguera, Escobar vuelve a trabajar para la editorial barcelonesa, donde continúa creando nuevos personajes, entre los que destacan Filomeno y su taxi Genovevo (1963), Don Óptimo y Don Pésimo (1964), Toby (1967) y Plim, el magno (1969); sin embargo, dedica la mayor parte de su tiempo a desarrollar las aventuras de sus personajes de mayor éxito, Zipi y Zape y Carpanta. Los gemelos llegan incluso a tener revista propia a partir de 1971.
En los años ochenta, el declive económico de Bruguera, le lleva, igual que a otros compañeros suyos como Ibáñez, a probar fortuna con una nueva revista, Guai!, publicada por la Editorial Grijalbo, para la que dibuja a los hermanos Terre y Moto, dos gemelos traviesos obviamente basados en Zipi y Zape. Al adquirir Ediciones B el fondo editorial de Bruguera, Escobar regresa a sus personajes clásicos. Continuó trabajando en la historieta, a pesar de su avanzada edad, hasta su muerte en 1994.
En los años ochenta, el declive económico de Bruguera, le lleva, igual que a otros compañeros suyos como Ibáñez, a probar fortuna con una nueva revista, Guai!, publicada por la Editorial Grijalbo, para la que dibuja a los hermanos Terre y Moto, dos gemelos traviesos obviamente basados en Zipi y Zape. Al adquirir Ediciones B el fondo editorial de Bruguera, Escobar regresa a sus personajes clásicos. Continuó trabajando en la historieta, a pesar de su avanzada edad, hasta su muerte en 1994.
Escobar era, además de un profesional que reflexionaba sobre su trabajo y que, como todo buen artista, transmitía su forma de ser y su manera de ver el mundo en sus historietas, llenas de personajes pícaros en ocasiones, pero jamás malintencionados ni bravucones, listillos cuando la ocasión lo requiere (como Carpanta), inquietos por naturaleza (como Zipi y Zape), pero siempre entrañables, como lo fue él mismo como persona.
Al margen de su actividad como creador de historietas, Escobar también destacó como caricaturista, autor y actor de teatro, inventor y pionero en el terreno de los dibujos animados. En la España de los años veinte realizó la película La rateta que escombrava l'escaleta, adaptación del cuento popular La ratita presumida.
Al margen de su actividad como creador de historietas, Escobar también destacó como caricaturista, autor y actor de teatro, inventor y pionero en el terreno de los dibujos animados. En la España de los años veinte realizó la película La rateta que escombrava l'escaleta, adaptación del cuento popular La ratita presumida.
En lo que se refiere al teatro, creó obras como Ensayo general (que lleva más de mil representaciones y aún sigue reponiéndose), Rapto a las seis y media y La otra cara de la luna, obra ésta que recibió en 1965 el premio Lluis Masriera de teatro aficionado.
CARPANTA
Carpanta apareció por primera vez en la revista Pulgarcito en 1947. El nombre del personaje procede de la voz coloquial "carpanta", que significa, según el Diccionario de la lengua española, "hambre violenta". Calmar el hambre es el único objetivo de Carpanta en todas sus historietas, y su empeño resulta constantemente frustrado. La serie refleja las durísimas circunstancias de la España de posguerra, aunque el tono de crítica social es bastante comedido, para eludir problemas con la censura franquista. De hecho, a finales de los cincuenta la censura estuvo a punto de cancelar la serie, aduciendo que "en la España de Franco nadie pasa hambre". Afortunadamente Escobar suavizó sus guiones (por eso el personaje a menudo dice que tiene "apetito", en vez de "hambre") y la serie continuó publicándose en las revistas de Bruguera.
Según el crítico Javier Coma, un antecedente de Carpanta puede encontrarse en las tiras de prensa de Pete the Tramp (1932), de C.D. Rusell, protagonizadas por un vagabundo que recorre las calles en busca de comida en los años más duros de la Depresión. Otros autores lo han relacionado con los pícaros de la novela del Siglo de Oro español, con los que tiene en común esa necesidad perentoria de llenar el estómago, para remediar la cual, como ellos, se vale de mil y una argucias.
Carpanta es un hombre bajito, de edad indefinida; en su rostro destacan la nariz prominente característica de los personajes cómicos de Bruguera y una barba que recuerda un poco a la de Cantinflas. En la primera historieta de él que se conoce, 13 en la mesa (1947), su atuendo es más bien propio de un mendigo, pero pronto Escobar le adjudicó su indumentaria característica: camiseta a rayas, cuello alto (hasta taparle la boca), pajarita y la cabeza cubierta con un sombrero canotier. Vive bajo un puente, sin familia y sin oficio, excepto el de ingeniárselas para comer, aunque en mas de una ocasión podemos ver en sus aventuras intentos desesperados de conseguir dinero en trabajos como reportero, soplón (en una fabrica de botellas) o buscando el tesoro oculto de un castillo en ruinas.
El otro personaje importante de la serie es el orondo Protasio, amigo del protagonista, que no suele tener problemas para saciar su apetito. En varios episodios aparece en la serie su creador, Escobar, autocaricaturizado.
La popularidad de la serie durante los años cuarenta y cincuenta fue tan grande que algunos lectores llegaron a enviar comida o dinero a la redacción de Pulgarcito para remediar la situación de Carpanta.
Otro protagonista es su perro Manduca. La primera historieta en que apareció fue en Pulgarcito en 1959. Es Manduca la viva imagen del aún por llegar Toby, el dálmata que iniciaría su propia serie en el DDT de la tercera época, a partir de 1967. Irrumpiendo en los dominios de un ya veterano Carpanta (con más de diez años de comparecencias en Pulgarcito en su haber) y sin sospecharlo siquiera, Manduca estaba constituyéndose en un experimento, en el ensayo de una futura serie que alcanzaría el estrellato brugueril. Y es que su similitud con Toby no termina en su aspecto o en la resolución gráfica con que Escobar le da vida. El tipo de historias son perfectamente equiparables a las que Toby protagonizaría en el futuro. Son historias de huesos, de caza y de reflexiones caninas acerca de su condición subordinada al amo.
Manduca ocupa un modesto lugar en el panteón de las mascotas pensantes de la historieta. La entidad de su efímero paso por la peripecia carpantil no puede compararse con la alcanzada por el Milú hergeniano (de dimensiones míticas) o con la del Jolly Jumper de Morris, ni siquiera con la de su directo sucesor Toby, pero cumplió durante unas semanas la función de acompañar los pasos del héroe y de desencadenar el curso de sus peripecias.
La elección del nombre de una mascota supone empezar a construir la relación que lo une con su amo. En este caso, la obsesion que domina la existencia de Carpanta dicta el nombre idóneo para el que ha de ser su compañero de fatigas. Si la manduca es por lo que suspira, una forma de tenerla asegurada es llamar así a aquel que le seguirá fielmente.
El sincero afecto que las personas solitarias sienten por los animales que les acompañan (que llega a adquirir tintes patéticos en la vejez) constituye un tema muy querido por el arte en todas sus manifestaciones. Testimonio fidedigno del más noble de los afectos es la viñeta en la que Carpanta exclama: "No podría vivir sin ti", dirigida al can al que se disponía a zamparse (transformado, eso sí, mágicamente en pollo). En ella se trasluce la tierna calidez de un sentimiento sincero, esa que sólo puede transmitir alguien de la calidad humana de Escobar.
El querido vagabundo rigurosamente hambriento del tebeo español es, de todos los personajes comparecientes en el escenario del Telereloj de Guisval, el único que podía ostentar con propiedad el honor de ser una figura de la pequeña pantalla. Efectivamente, en 1960 se emitió una serie de trece episodios protagonizada por el entrañable Carpanta, en la que no faltó la presencia de su compañero de fatigas, el orondo Protasio. De esta obra televisiva han quedado raquíticos testimonios (como igualmente, por otra parte, sucede con la mayor parte de la producción televisiva española anterior a la Transición).
Carpanta, que no era un personaje que despertara simpatías entre las jerarquías del régimen franquista. Sin duda, ello era así por culpa de la mala propaganda que suponía un personaje que no podía comer nunca. Al igual que el resto de los personajes de Bruguera, fue dulcificando su perfil temático y disminuyendo la carga crítica de sus peripecias en la misma medida que se infantilizaba. Con lo cual, a pesar de ir sumando décadas de vida, de algún modo rejuvenecía con el paso de los lustros, tal como parecía desear en una de sus historietas de la primera época, la titulada Carpanta y el biberón (1949), en la que Escobar, a través suyo, citaba de forma implícita al inmortal Enrique Jardiel Poncela, un dramaturgo superior, aludiendo al título de la obra que éste estrenó en 1936, Cuatro corazones con freno y marcha atrás. Una cita-homenaje de un modesto autor teatral (dicho sea el calificativo en virtud de la escasa repercusión de su obra en relación a la del homenajeado) hacia otro que alcanzó éxitos rutilantes y estrepitosos fracasos. Una cita que era al mismo tiempo un reconocimiento al genio y una prueba de admiración, y, simultáneamente, no era menos un testimonio de la generosidad de espíritu de Josep Escobar, un republicano que sufrió prisión, hacia un intelectual que celebró la rebelión del general Franco.
ZIPI Y ZAPE
Zipi y Zape constituyen desde finales de los años 1950 un referente en cuanto al cómic o tebeo español, creados por la mano de José Escobar. Este par de gemelos, que se distinguen entre sí por ser uno rubio (Zipi) y otro moreno (Zape), se caracterizaban principalmente por las endiabladas travesuras en que incurrían a la menor ocasión.
Ambos, tenian una pasión, el fútbol, y un deseo, la bicicleta.Con los balones eran unos genios, pero claro acababan rompiendo los espejos, los cristales de las ventanas , cuadros o relojes,... con lo cual ya empezaban los problemas. En el colegio no se le daban muy bien los estudios, suspendían con asiduidad, pero de vez en cuando le daban una noticia a los padres sacando un 10 y ganándose la bicicleta.De vez en cuando a pesar de sus travesuras hacian algo por el mundo, ayudando a los demás, siendo gratamente recompensados por sus acciones.
Los nombres de los protagonistas provienen de la palabra zipizape, que significa "alboroto".
PERSONAJES:
La familia:
La familia:
· Don Pantuflo Zapatilla es el esposo de Doña Jaimita y padre de Zipi y de Zape. Catedrático de Filatelia y Colombofilia, entre sus aficiones destacan el fumar en pipa y leer los periódicos. Es un personaje orondo y ya maduro, con la coronilla despejada por la edad, y con pelambrera y patillas decimonónicas. Sus atuendos más característicos suelen ser el clásico frac, cuando hay citas importantes, o un albornoz y pantuflas de andar por casa. Es forofo del Barça como lo era Escobar, y de hecho en una historieta manda pintar a los niños una habitacion de los colores del club. Es normal verle correr detrás de los gemelos con un palo o cachiporra para darles bien. También aparece con las llaves cuando les castiga en el cuarto de los ratones.
· Doña Jaimita Llobregat: Esposa de Don Pantuflo y madre de los gemelos Zipi y Zape. Es alta, delgada y morena y se caracteriza por llevar un lazo rojo en el pelo. Ejerce de ama de casa y es la que principalmente sufre las travesuras domésticas de sus hijos. Tiene su papel estelar en el castigo de los niños con el sacudidor en forma de trébol. También cuando ellos hacian cosas buenas, era la primera que les preparaba una rica tarta o un delicioso arroz con leche. Eso sí, cuando se ponían Zipi y Zape malos era la primera en recurrir a la pócima del aceite de Ricino para curarles, y no les gustaba nada de nada.
· Miguelita: Es la gorda hermana de Doña Jaimita, y madre de Sapientín.
· Sapientín: es el superdotado primo de Zipi y Zape, hijo único de Miguelita, hermana de Doña Jaimita. Más reservado que ellos (prefiere estudiar a salir con los amigos) y con el gusto mínimo por el fútbol en comparación con sus primos (siempre juega de portero) es asediado constantemente por Zipi y Zape para que les haga los deberes, aunque él siempre consigue evitarlos. Viste de negro con un lazo y lleva gafas de empollón, sin las que no ve nada.
· Abuelos Zapatilla: Son los padres de Don Pantuflo y abuelos de los gemelos. En muchas aventuras les hacen regalos e incluso un billete a sus nietos, lo cual les ponía muy contentos a ellos y creaba una preocupación en Jaimita porque no sabría que regalarles ella después.
La escuela:
La escuela:
· Don Minervo: Es el maestro de estos gemelos tan particulares. Se caracteriza principalmente por su severidad a la hora de evaluar (casi siempre los mandaba a casa con un 0) y por los castigos a que sometía a los dos protagonistas, generalmente consistentes en sujetar una pila de libros en cada brazo en ocasiones con unas orejas de burro puestas, aunque a veces les daba un diploma por comportamiento ejemplar o un 10 cuando se lo merecían.
· Peloto Chivátez: Es compañero de clase y enemigo acérrimo de los gemelos. Como su propio nombre indica, es el pelota de la clase. Es un personaje delgado, con el pelo moreno y largo. Se caracteriza principalmente por su nariz aguileña que le confiere ese aspecto tan peculiar de "malo" de las historietas.
· Lechuzo: Este personaje, ya más moderno, es un chico de inteligencia normal que es el mejor amigo y aliado de Peloto. Dispuesto siempre a hacerles pasar a Zipi y Zape una mala pasada, seguirá fielmente las ordenes de Peloto, lo que le hará meterse en muchos problemas. Se llama Lechuzo por su tremendo parecido con este ave.
· Doña Espátula: Es una señora verrugosa, portera del colegio de Zipi y Zape, y esposa de Don Minervo.
Otros:
Otros:
· Señores Plómez: Son los amigos pesados de los padres de los gemelos, Don Pantuflo y Doña Jaimita. Son un matrimonio que se caracteriza por sus temidas visitas un día determinado de la semana a casa de Zipi y Zape para merendar. Siempre que los ven venir cierran las persianas y las ventanas, pero siempre acaban entrando y dandole la lata a esta familia. Incluso una vez entraron por la chimenea. Generalmente, la familia acababa acostándose y dejando a los Plómez en el salón.
· Don Ángel: Es el policía del barrio en el que viven Zipi y Zape, al que, en ocasiones, los gemelos ayudan a atrapar delincuentes, ya que él solo rara vez lo consigue, pues está cercano a la tercera edad.
· Doctor Pildorín: Medico de familia que tiene una consulta en la barriada. Generalmente hace visitas a domicilio a la familia Zapatilla.
· El Manitas de Uranio: Es un caco que se dedica a robar en las casas del barrio, entre ellas la de Zipi y Zape, aunque los dos gemelos suelen desbaratar sus robos.
· Fakirín: Fakirín es el hijo de una familia de fakires. En su casa comen clavos como aperitivo y se sientan en sillas con pinchos. Fakirín quiere ser fakir como su padre y a menudo pide a Zipi y Zape que le sometan a "entrenamientos" para acostumbrarse a resistir el dolor. Posteriormente será conocido como Lelo Tontínez y su padre aparentemente se llamará Alí Kates.
· Nati y Tina: Son personajes que aparecen en la última etapa de Zipi y Zape. Se trata de dos niñas gemelas, una rubia (Nati) y otra morena (Tina), de las que Zipi y Zape están enamorados.
También hacen apariciones otros personajes de Escobar tales como Carpanta, Petra o el perro Toby.
PETRA, CRIADA PARA TODO
Petra, criada para todo es una serie de historietas que se publicó por primera vez en la revista Pulgarcito en 1954. La protagonista de la serie es Petra, bajita y algo rechoncha (aunque con el tiempo, Escobar la fue dibujando más esbelta), de enorme nariz y característico peinado "à la garçon". Lleva siempre su uniforme de empleada de hogar: traje negro con cofia y delantal blancos. Procede del campo (en alguna historieta es visitada por sus parientes), y no termina de adaptarse a la vida en la ciudad.
Petra es la criada (también llamada en la época "chacha", de "muchacha") de doña Patro, alta, gruesa y de abundante cabellera rubia. El humorismo de la serie surge de la relación entre ama y criada: se satiriza tanto la ingenuidad pueblerina de Petra como las pretensiones de la irascible y exigente doña Patro.
Según el autor, el personaje está inspirado en una tal María que conoció cuando trabajaba en la oficina de telégrafos de Granollers. Como Petra, trabajaba de criada e, igual que ella, añoraba constantemente su pueblo, en la provincia de Huesca.
La serie continuó publicándose en la revista Pulgarcito hasta su desaparición a mediados de los años 80.
DON ÓPTIMO Y DON PÉSIMO
Lo de las personalidades contrapuestas es una tónica habitual en los personajes de Bruguera. Un claro ejemplo son los agentes de la TIA, solo que ambos rebuznan al unísono. Escobar ideó una pareja, Don Óptimo y Don Pésimo, para completar su cupo de personajes. Los mismos nombres describen sus caracteres, así que hay poco que añadir. Que a Don Pésimo se le dan unos aires a lo Tip, de Tip y Coll (estos se hicieron famosos después) o que Don Óptimo se parece mucho a Oliver Hardy, el Gordo que acompañaba al Flaco, Stan Laurel, aunque más menudo. Una pareja singular, en todo caso.
Don Óptimo y Don Pésimo, o el día y la noche. Qué reacción ante el escaparate de ambos que nos da claramente una idea de la filosofía de vida de cada cual. Es curioso pero estos personajes siempre se tienen muy presentes cuando se analiza el lado optimista y pesimista, son como una especie de iconos conductivos que acompañan desde pequeño.
TOBY
Muy conocido también es el perro Toby, que en muchas historietas era la mascota de la familia Zapatilla, pero que también protagonizó sus propias historietas con un dueño, Don Anito, un tanto remilgado y poco carismático.
En Toby, el perro que es más protagonista que su amo. Hablamos de un dálmata algo travieso que hacía de las suyas, para colmo de don Anito. Su máxima codicia, una pila de huesos. Y su mente, con continuas elucubraciones filosóficas sobre su perra vida dependiente de un ser humano.