domingo, diciembre 27, 2015

Grandes álbumes: THE SOUND - From the lion's mouth

From the lion's mouth es el segundo álbum de estudio del grupo inglés post-punk The Sound, lanzado en noviembre de 1981 a través del sello Korova. Tras la publicación de su anterior álbum Jeopardy, la teclista Belinda 'Bi' Marshall dejó el grupo y fue reemplazada por Colvin Max Mayers. Para su nuevo álbum, The Sound trabajaron con el productor Hugh Jones, que ya había producido a los Teardrops, Bauhaus y los Bunnymen, con quien co-produjeron el álbum. Con un discreto presupuesto de grabación, The Sound entraron en el estudio con Hugh Jones para acentuar los mejores sonidos atmosféricos del grupo. Como resultado de ello, el sonido del álbum era más completo y menos áspero que el de sus trabajos anteriores.

Adrian Borland formaría a The Sound de las cenizas de su anterior banda, The Outsiders, en Inglaterra el mismo año que sus compatriotas Joy Division editaban Unknown pleasures, en 1979. Surgidos en Londres cuando Londres era el momento y el lugar, puede que The Sound, al igual que The Chameleons y otros grupos excelentes de la época, queden para siempre en un segundo escalón, siempre ensombrecidos por la proyección a la postre histórica y multinacional de Joy Division. Así, The Sound se convertirían en un grupo de culto, maldito e infravalorado, donde el dramatismo vocal, las guitarras intensas y sugestivas y los hipnóticos teclados generaban atmósferas de ensueño, al alcance de unos pocos seguidores acérrimos.

The Sound es uno de los grandes grupos ocultos de la historia de la música. Tuvieron todos los problemas imaginables en una banda: drogas, desórdenes mentales, mala distribución de sus discos y problemas con sus discográficas. A todo esto se unía una falta de imagen y una ausencia de declaraciones más o menos llamativas en la prensa. No eran unos Echo and The Bunnymen, con los que se les tendía a comparar, con sus abrigos y peinados impecables y con un cantante como Ian Mcculloch, siempre dispuesto a dar titulares.

Su estilo se caracteriza por una sección de ritmo fuerte con oblicuas guitarras y partes de teclado sutilmente salpicadas con toques de color y textura, con un cierto positivismo, una fuerza aprendida a través de ensayos y pruebas de resistencia. En el disco, las canciones de The Sound son infundidas con una certeza de individualidad y separación, con todo lo que eso conlleva, pero siendo bien conscientes de las necesidades comunes en una época en que la separación se había visto acentuada a niveles letales.

Se separarían casi una década después, en 1988, tras editar cinco discos y una docena de singles y EPs, pero sin lograr excesivo reconocimiento a nivel de público. El olvido y los despiadados cambios generacionales que fagocitan grupos y géneros enteros en función de las modas, hicieron el resto y se encargaron de echar capas y capas de polvo sobre el nombre de The Sound.

Adrian siguió con su carrera en solitario, componiendo temas, editando discos bajo distintos nombres y colaborando con otros artistas, pero sobre todo, manteniendo una durísima lucha contra un trastorno esquizoafectivo que le sumía en temporadas de profundas y severas depresiones, una enfermedad que le causó un tremendo sentimiento de culpa al interferir, según él, en la carrera de The Sound.

Esa lucha tuvo un final muy previsible. Ni los tres anteriores avisos en forma de intentos de suicido (con una reclusión en un centro psiquiátrico en una de esas ocasiones) disuadieron a Adrian de apartar la medicación que tenía prescrita mientras ultimaba la grabación de su nuevo álbum. La explicación que dio para ello es que las pastillas le sumían en una nebulosa que le impedía pensar con claridad, y necesitaba estar en plenas facultades para trabajar. Ese intento de buscar lucidez en las sombras le condenó de manera definitiva sumergiéndole en un brote muy agudo de depresión. Quizá fue el miedo, quizá fue el dolor, pero Borland puso fin a su vida el 26 de abril de 1999 lanzándose a las vías de la estación de Wimbledon durante el paso de un tren.

En muchas de las letras de sus canciones, Borland reflejó esa lucha que tuvo con su enfermedad, en especial en canciones como Fatal flaw o Possesion, en las cuales consigue que el oyente sea capaz de empatizar con su estado de ánimo. Otras, como Silent air, transmiten una melancolía, pero de una forma tan contenida que es difícil de encontrar algo similar en grupos de esa época, donde valía todo para conseguir impacto emocional.

The Sound son una parte importantísima de su legado, y hasta la llegada de internet y del sello Renascent (que reeditó su catálogo a principios de este siglo) fueron una de las perlas ocultas que nos legó un género que ahora se reivindica tanto como el post punk. Es muy fácil establecer entre esta banda y Joy Division ciertos paralelismos que gustan de recrearse en las figuras, atormentadas y enfermas, que en ambos casos dieron vida a los entes que les sobrevivieron. Pero mientras la banda de Ian Curtis mostró siempre una halo que refulgía en tonos oscuros y profundamente nihilistas, The Sound siguieron una línea con la que era más fácil emparentarles en sonido y filosofía a bandas como Echo & The Bunnymen, The Chameleons o The Psychedelic Furs.

From the lion's mouth fue su segundo trabajo, editado en noviembre de 1981 por Korova. Precedido por el moderado éxito logrado con Jeopardy (también editado en Korova un año antes), este álbum refleja mejor que ningún otro la dicotomía que ungía el interior de su principal compositor. Es cierto que posteriormente oscurecerían y retorcerían su sonido con el sucesor de este segundo trabajo (All fall down, Warner Bros, 1983), un trabajo frío y austero con sonidos más experimentales y oscuros que respondía más bien a la protesta del grupo por la exigencia del sello para que compusieran temas más abiertamente comerciales, precisamente haciendo lo contrario que esperaban de ellos. Por calidad, el segundo trabajo de la banda tenía todas las papeletas para convertirse en la catapulta que les elevara a los altares del género.

Desgraciadamente no lo fue nunca para The Sound, y en una de esas crueles y extrañas ironías del destino, todo fueron parabienes por parte de la crítica, pero sin cuajar entre el público y el mercado, no consiguiendo, pese a las positivas críticas, sacar al grupo de su estatus de culto. El trastorno que afectaba a Adrian Borland parecía haber tomado el mando durante la composición de los temas que formarían este From the lion's mouth: momentos de lúgubre lucidez, desesperanza y hastío vital que se combinaban con lo opuesto, con las ganas de ver la luz al final del túnel, con la actitud de no rendirse ante las adversidades, convirtiéndose en la predominancia de un álbum bello y catárquico, pero también hiriente y punzante. El mejor ejemplo se da nada más empezar con los mágicos teclados de Winning y el estribillo rezando "I was going to drown/ Then I started swimming", dolorosamente premonitorio y fatal, ofreciendo la otra cara de la moneda en la crudeza y desnudez de la demoledora simpleza del estribillo de Skeletons y su "We’re living like skeletons".

Esa dualidad es la seña de identidad de un trabajo que se cimentaba en la base del post punk, donde hay bajos que se preñan de la herencia de Joy Division (Possession), pero que también galopan hacia adelante, desbocados (The fire). En la vertiente más abiertamente pop y coqueteando con la new wave, hay verdaderas obras de orfebrería refulgiendo melancolía y sencillez (Silent air), o perfectos crescendos rebosando épica marcializada como el cierre del disco, New dark age. Los diez cortes (más uno incluido en la última pista en la reedición de 2002) que conforman este From the lion's mouth son de una belleza tan arrebatadora como lacerante.

Este segundo álbum de The Sound ha sido comparado con Closer de Joy Division y The Holy Bible de los Manic Street Preachers por el espíritu desesperanzado y depresivo de las letras, y es hasta cierto punto acertada la comparación, ya que al igual que Ian Curtis y Richey Edwards, Adrian Borland también padeció problemas fuertes de depresión, Borland y Curtis se quitaron la vida, Edwards desapareció misteriosamente y el lugar donde se pierde su rastro es un sitio donde muchas personas se quitan la vida cada año. Adrian Borland tuvo una carrera solista que duraría más de 10 años después de la disolución de The Sound, además de múltiples proyectos con otros músicos, y su carrera terminaría con su prematura muerte a la edad de 42 años.

El título del disco hace referencia a un episodio de la biblia donde el profeta Daniel es echado en el foso de los leones, siendo salvado por Dios de cualquier daño, gracias a su fe, y es que la fe es un tema recurrente en las letras de Borland, la fe en él mismo, en su talento y sus fuerzas, su música salvándolo de los leones de su propio espíritu conflictivo: la dualidad bien/mal manifestada en las figuras de Dios y el diablo, la culpa y la redención: "What are we going to do/ While we still got the strength to move?"

La imagen de portada hace referencia episodio bíblico que da nombre al álbum, es una pintura titulada Daniel in the lions den de Briton Rivière.

En From the lion's mouth, la banda liderada por Adrian Borland nos presenta un post-punk con bases de bajo muy lineales y simples, consiguiendo de esta manera un sonido que muchos años más tarde sería llamado "rock alternativo", en el que empieza a notarse ese balance entre estilo y ritmos pegadizos, que no salen de los ritmos simples de batería de 4/4, pero increíblemente suenan realmente geniales, y donde se realza sobremanera la voz de Borland, dándole un toque melódico especial.

From the lion's mouth se valió del sonido ambiental de la banda, de su capacidad para cubrir sus accesibles canciones con toques de buena producción, que no ocultaban el rock sólido donde fueron construidas. Con este disco tocaron su techo compositivo. Otra ronda de reportajes positivos y otra ronda de indiferencia general del público, aunque se estaba gestando su definición como grupo de culto.

Desde la primera a la última canción el disco envuelve al oyente en una atmósfera muy oscura, en la línea del grupo de Ian Curtis, con sonidos más bien pausados, ritmos bien llevados y una ejecución vocal muy digna y bien realizada. Borland describió el álbum como "el más pulido y probablemente nuestro álbum más comercial, con algunos de las más grandes canciones del grupo".

From the lion’s mouth es una obra maestra donde no existe ni un solo instante de desperdicio. Si Winning es desgarradora, Sense of purpose es melancólicamente armoniosa. Si Contact the fact atemoriza, Skeletons machaca. Si Judgement aporta sosiego, Fatal flaw y Possession demuestran nervio y actitud. Si The fire aporta crudeza punk, Silent air es una de las canciones más bellas, épicas e intensas de la década de los 80. Y como colofón final, New dark age, un tema que retrataba aquella nueva oscura generación, directamente preparada para ser devorada por las fauces de los leones más carnívoros.

Comienza el disco con Winning, uno de los temas más intensos de toda la carrera de The Sound. Éste, a través de una enérgica interpretación musical (en la que se destacan especialmente los obsesivos teclados de Mayers), aparentemente expresa en su letra la forma en que el ser humano, ante la adversidad, saca fuerzas de flaqueza para poder seguir adelante (“I was going to drown, then I started swimming/ I was going down, then I started winning"). Sin embargo, este supuesto optimismo se rompe por la inquietante atmósfera que subyace durante toda la canción y por algunas líneas como “What holds your hope together,/ make sure it’s strong enough/ When you reach the end of your tether/ it’s because it wasn’t strong enough". Adrian Borland acentúa la palabra "winning" indicando que no se trata de un pensamiento ilusorio, sino de una resolución. Esta falta de revolcarse en la autocompasión diferencia a The Sound de sus contemporáneos. Esto demuestra que esta canción debe interpretarse en clave irónica: en realidad no es un himno a la superación, sino un oscuro canto que glorifica, autodestructivamente, la derrota.

Sense of purpose y Contact the fact expresan, por medio de un sonido contenido que nunca explota, la evidente y ardiente angustia que los domina; la necesidad de tener un objetivo claro en la vida y la rabia que produce no poder encontrarlo nunca (“What are we going to do?/ While we still got the strength to move/ What are we going to do?/ I’m asking, I’m asking you" dice en Sense of purpose) y la desesperada necesidad de contactarse con otro para encontrar respuestas o consuelo y así aliviar el dolor (Contact the fact). Escalofriantes resultan especialmente unas líneas de Sense of purpose en que Borland presagia su propio suicidio ante la imposibilidad de encontrar un sentido a su vida: “I’ll take my life/ into my own hands/ I’m the one that I will blame/ I’m the one that understands".

Skeletons, una notable canción que tiene uno de los coros más impactantes hechos por The Sound (“We’re living like skeletons"), realiza, alegóricamente, una pesimista visión de una humanidad muerta en vida (por razones no expresadas) sin tener la posibilidad de resucitar (en el sentido cristiano) o de trascender de alguna forma. De este modo, la tierra y el infierno serían lo mismo.

Judgement y Fatal flaw, de profundo carácter introspectivo y excelente desarrollo musical, revelan la angustiosa certidumbre de que tarde o temprano tendremos que hacernos responsables de nuestros errores u omisiones (Judgement) y de que existe, en alguna misteriosa dimensión de la realidad, algo no especificado (¿el mal?) que nos separa de las cosas y los seres, creando una herida interior que no cesará nunca de sangrar (“A fatal attraction/ been growing away from the light/ and I can’t come back now" en Fatal flaw).

Pero esta atmósfera reflexiva se rompe abruptamente con las dos enérgicas canciones siguientes: Possession y The fire. Éstas, en las que reaparece la fuerza punk mostrada por The Sound en Jeopardy, muestran a un Borland enajenado que declara, no exento de ironía, de que está poseído por un demonio y un Dios a la vez (Possession) y de que él es “una víctima entusiasta de las circunstancias" en The fire, ya que él se conducía de acuerdo con su “corazón", lo que supone un tragicómico testimonio de la ceguera del hombre que en realidad se perjudica al hacer lo que considera correcto.

Pasado este ventarrón sonoro, aparece Silent air, el tema más conmovedor y lento del álbum, en el que The Sound manifiestan, por única vez, una cierta posibilidad de comunicación, lo que supone una pequeña victoria sobre la oscuridad imperante (a pesar del paisaje desalentador con el que comienza: “Thunder in the air/ before a storm that rips/ anger in my heart, a finger on my lips"). Esta mínima victoria consiste en la revelación por parte de un otro desconocido (¿un amigo? ¿alguna amada? ¿la naturaleza? ¿Dios? ¿el mismo hombre?) del fracaso del lenguaje humano para dar cuenta de los fenómenos del mundo circundante, para interpretar los misterios del universo y, por lo tanto, del poder del silencio que aún lo engloba todo (“Words end in disaster/ on the rocks, in pieces/ I know something lives on there,/ but I can’t say what it is", y el coro “You showed me that silence,/ that haunts this troubled world/ You showed me that silence/ can speak louder than words").

El disco culmina con New dark age, una escalofriante canción de ritmo marcial que anuncia la llegada del fin de los tiempos y de la muerte definitiva de la vida. En ésta, Borland, como si fuera un vidente o un profeta, describe cómo los hombres intentan resguardarse en lugares seguros frente a la amenaza de un enemigo indescriptible que sólo puede denominarse como Ellos (“They"), cómo éstos quebrantan la fe de los hombres que por años rasguñan los muros que los encierran hasta romperse los dedos, cómo estos Ellos queman “brujas" en el “monte del castigo", cómo el aullido de los perros perfora el aire enrarecido… una canción de estas características sólo tiene precedentes en The eternal de Joy Division y en Negativland de Neu! Final consecuente para una banda que hizo de su música la exposición de la tragedia.

NME comparó el álbum con la sombría naturaleza de Closer de Joy Division. A pesar de ser postulada como una banda sombría, AllMusic escribió, "su inicio de encantador de serpiente con Winning es como una rociada de agua fría en los rostros de todas las bandas que estaban regodeándose en el lujo y marchitándose entre lloros"... The Sound no caían en el desánimo. Tenían sus problemas con la vida, pero en lugar de sólo desahogarse o escapar de ellos, los enfrentaban haciéndose preguntas sobre ellos y trataban de ponerlos en orden". Sounds calificó el álbum como "gótico".

From the lion's mouth fue bien recibido por la crítica tras su lanzamiento. Mike Nicholls de Record Mirror escribió, "The Sound parecen empezar donde Joy Division lo habían dejado y se convierten en los salvadores de la adusta brigada adolescente". Steve Sutherlans de Melody Maker comentó sobre el tono más brillante y más comercial que el álbum Jeopardy, llamándolo un "Jeopardy, pero como producto más aceptable".

En su artículo retrospectivo "Unspun heroes", NME elogió el álbum como "subestimado" y un "documento feroz y vital". Uncut lo describió como "una obra monumental de la angustia del rock 'n' roll", y como el mejor álbum de The Sound. The Big Takeover lo consideró "tan impecable como discretamente inquietante".

El álbum fue remasterizado y relanzado en 2002 por Renascent, un sello discográfico formado específicamente para la tarea de volver a emitir los discos de The Sound. Esta versión incluía el single de 1982 Hothouse, a pesar del deseo del frontman Adrian Borland de que el álbum debía tener el mismo orden de las canciones y el listado original. La canción no fue incluida como canción separada, sino como una continuación de New dark age.

Fuentes: http://www.suicidebystar.com, http://cronicas-melomanas.blogspot.com.es, https://en.wikipedia.org, http://www.allmusic.com, http://brittleheaven.com, http://www.amazon.com, http://produccioneswoofer.blogspot.com.es, http://www.storiadellamusica.it, http://www.taringa.net, https://perlasmusicales.wordpress.com, http://mohorte.net, http://www.woodyjagger.com, http://musica-prohibida.blogspot.com.es, http://tired-sounds.blogspot.com.es, http://rincondesconexion.blogspot.com.es, http://discos-basicos.blogspot.com.es, http://www.superiorviaduct.com

Listado de canciones:

1.-   Winning
2.-   Sense of purpose
3.-   Contact the fact
4.-   Skeletons
5.-   Judgement
6.-   Fatal flaw
7.-   Possession
8.-   The fire
9.-   Silent air
10.- New dark age

Vídeos:

Winning - The Sound


Sense of purpose - The Sound


Contact the fact - The Sound


Skeletons - The Sound


Judgement - The Sound


Fatal flaw - The Sound


Possession - The Sound


The fire - The Sound


Silent air - The Sound


New dark age - The Sound

3 comentarios:

Juanjo Mestre dijo...

Extraordinario disco, extraordinario grupo. Menos mal que alguien se acuerda de ellos. Un abrazo, amigo.

JL dijo...

Claro que me tengo que acordar de ellos. Si son uno de mis grupos favoritos, Borland uno de mis héroes y este disco uno de mis superfavoritos.

Sobre el disco, decir que me encanta del primer al último surco, con algunas canciones clásicas, no sólo de Borland y su grupo, sino de la historia de la música.

Un abrazo, Johnny

don dumas dijo...

Es un grupo que afortunadamente la política comercial no ha devorado (como a los the cure, por ejemplo) y se encuentra a salvaguarda en esta reserva que es la música de culto. Extraordinario tu trabajo de recopilación
Un abrazo