martes, enero 08, 2013

REFLEXIONES OTOÑALES

I: La sombra de la sospecha

Alguien que no te conoce va diciendo mentiras sobre tí en las páginas... alguien que te conoce un poco tergiversa a su conveniencia información sobre tí... Alguien que te tiene una terrible envidia mueve hilos ocultamente para ensuciar tu imagen...

¿A quién no le han pasado situaciones como esas en Facebook? ¿Qué defensa tenemos ante eso? ¿Es Facebook un medio peligroso que puede arruinar la imagen que tienen de tí muchas personas? Evidentemente que sí...

Bajo el anonimato, la valentía ante el teclado es un recurso fácil. Muchas veces he comentado que la escritura es muy embaucadora. Con el tiempo aprendes a que no todo lo que te dicen es del todo cierto, y tiendes a utilizar el método de cribar todo lo posible y no dar por verdades de fe muchas de las informaciones que te llegan. Poner todo en barbecho hasta que sea contrastado por otras informaciones veraces o, incluso, por los hechos.

El "me ha dicho un amigo que un amigo suyo le ha dicho que otro amigo suyo le ha dicho, ..." hace un daño terrible. Si nos dejamos llevar por este tipo de informaciones, en este medio llevamos mal camino. Es muy importante no dar demasiada credibilidad a las informaciones y no dejarse llevar por los chascarrillos.

Pero nadie está libre del engaño ni puede evitar los chascos. Lo importante es no meter demasiado la pata y aprender. Cierto que todo esto hace que tomes muchas distancias y que pierdas el calor de gente realmente positiva, pero también evita que seas atacado por los virus de gente destructiva y manipuladora.

Es una pena, porque Facebook es una potente herramienta para relacionarse socialmente basándonos en intereses comunes, y podríamos hacer una comunidad fuerte y enriquecedora, y lo que conseguimos muchas veces es lo contrario: desconfianza, ruptura de enriquecedoras amistades e informaciones desenfocadas que enturbian y terminan destrozando relaciones sanas.

Muchas veces tenemos deseos irrefrenables de abandonar este mundo, porque en gran medida es virtual, y termina afectando a tu vida real y zarandeando tus pilares más básicos. Pero es el hecho de tener en tu entorno personas que te proporcionan un cariño y un calor inmenso para afrontar las vicisitudes diarias y ser más fuerte para gestionar tu vida lo que hace que te mantengas finalmente en él.

En ese sentido, demostraciones como la de ayer por las felicitaciones en mi muro me llegan al corazón y me hacen corroborarme en que muchas personas han pasado por mi vida facebookera estos dos años y algo que llevo aquí, pero se han quedado las mejores, no tengáis dudas... Besos y abrazos.


II: La visita

Hacía mucho que no hablaba contigo directamente...
ayer quería manifestarte que sé que estás no sólo conmigo, sino que sé que estás en mí... Noto tu presencia cada día... noto tu fuerza... noto tu espíritu...

Te sentí allí mismo cuando te pedí ayuda aquel día que giré un partido imposible con un ace, o con aquella bola de partido de la final que gané con un saque directo... te sentí aquel día que me puse a llorar en una esquina de la pista porque no podía más... sentí que me empujabas a seguir... no podía abandonar... nunca se debe abandonar, aunque te sientas sin fuerzas...

He estado perdido desde que te fuiste... sufrí una crisis tremenda, como nunca había experimentado... se me derrumbaron algunos pilares y me asomé a un mundo incierto... han sido unos años locos en que parecía que quería imprimir una marcha más a mi vida aunque el motor se pasase de revoluciones...

Conocí personas que me han hecho un daño grandísimo... por suerte se pueden contar con los dedos de la mano... las envidias, los celos, los egoísmos, las faltas de respeto... se aprovecharon de mi buena fe... confié en la suya y mostraron su cara real demasiado tarde... cuando la herida ya sangraba a borbotones...

Pero todo ello me ha servido para aprender... pude cerrar las heridas mediante las cicatrices del tiempo y de las evidencias de su engaño... la vida no es de color de rosa y hay gente que esconde su mediocridad tras las espaldas de personas íntegras y leales... no quiero nada malo para ellos... deseo su felicidad... pero sí desearía que sus conciencias se zarandeasen ante las monstruosidades que cometieron conmigo... que se den cuenta del daño que hicieron a una persona que simplemente confió en ellos y dio la cara por ellos aún no mereciéndolo...

Pero también descubrí personas con un interior nítido y grandioso... personas que sé que van a estar mucho conmigo y que el tiempo dirá qué papel cumplirá en mi vida... y el número y entidad de estas personas compensa con creces a las que me hicieron mal... estas personas son las que han hecho mis días más felices... y quiero que sigan conmigo...

Descubrí que atesoro un diamante sin pulir... descubrí que puedo abrirme puertas nuevas e ilusionantes... pero también descubrí que eso puede poner en evidencia mis miserias... quizá no sea el momento... o quizá no tenga tantas miserias o el diamante no sea tan valioso... la brisa de la novedad levantó por un tiempo el velo del tedio y la rutina...

Te pedí muchas veces que me aconsejases qué hacer... hice mal, lo sé... la decisión era exclusivamente mía y quería involucrarte en mis tribulaciones... no me di cuenta que lo único que querías era hacerme ver que no era momento de decisiones... era momento de profundizar en mi interior y descubrirme... sólo se trataba de eso... de saber qué había dentro de mí... y de que era tiempo de saber valorar... de valorar lo que es gozar de un espacio de libertad... y eso no tiene precio...

Mi sempiterno posicionamiento en medio de todo... sabes que lo he pasado muy mal por eso... pero sé que quieres que cumpla esa función desagradecida... ni soy un líder ni soy un reivindicativo... prefiero acercar posturas aunque no se logre un acuerdo... prefiero que los extremismos no deriven en conflictos explosivos...

Volveré a verte... mientras tanto haremos que tu compañera en la vida viva con alegría sus últimos años mientras la mente le acompañe...

Te quiero, Papa... te lo dije con cuentagotas verbalmente, pero sabes que mentalmente te lo repito a cada instante...


III: Mayoría de edad

18 años es una edad muy importante en la vida de una persona. Yo no recuerdo exactamente cómo lo celebré. Seguramente fue un cumpleaños más. Sí recuerdo que el verdadero cambio no lo pegué a los 18 sino a los 20, cuando sufrí una pequeña crisis de autoconfianza, porque veía que los de mi edad me avanzaban en algunos aspectos, y ya tenía 20 años, no 18... Pero estaba ya en el mercado de trabajo enfrentándome como un aprendiz a la vida, cuando la mayoría a mi edad estaba todavía en las aulas.

Todo esto viene a cuento de que uno entra en la mayoría de edad legal, pero prácticamente el cambio no se adivina en ese momento, sino que cada uno lo experimenta en un momento diferente. Se habla de la puesta de largo a los 18, pero eso sólo vale como anécdota, pues la puesta de largo es variable en cada individuo.

Supongo que mis padres experimentaron lo mismo que yo hoy cuando su hijo pequeño cumplía los 18 años. Una mezcla de deber cumplido y desazón porque tu hijo pasa de estar bajo tu tutela a tener cierta responsabilidad individual en la vida.

En aquellos momentos yo estaba en tierra de nadie. Decidí no seguir los estudios reglados porque no veía claro que tuviesen una salida laboral clara, y opté por buscar entrar en el mercado de trabajo e intentar estudiar cuando ya tuviese un trabajo fijo y dispusiese de tiempo y confianza en hacerlo. Lo hice. Tardé cinco años en ponerme y siete más en conseguir la primera titulación que buscaba.

Mi hijo sí sigue el camino normal. No quiero que se equivoque como yo y opte desde ya mismo por la que va a ser su profesión futura. Yo no lo tenía claro y quise rectificar sobre la marcha. Me faltó valentía y abrigo. Él tiene una y otro, y ha de aprovecharlos. Sólo espero que se dote de una estructura profesional fuerte y tenga amplias miras futuras para prever las contrariedades que se encontrará en esta vida, que no va a ser en casi nada parecida a la que he vivido yo, como tampoco fue la que yo viví en relación a la que vivió mi padre.

Los tiempos son recurrentes y siempre se puede aprender de experiencias pasadas de tus ascendientes. En ese sentido espero que mi hijo se desenvolverá muy bien en su vida, pero también desearía ser de ayuda en alguna ocasión, como mi padre lo fue y lo es en muchas ocasiones.


IV: Errare humanum est

Que la vida no es una línea continua definida y sin sobresaltos lo sabemos casi todos. Pero a veces la vida te tiene reservadas sorpresas y giros inesperados en la esquina más escondida. Un día decides romper lazos por situaciones que ponen en peligro tus estructuras y te desestabilizan, y esos recuerdos terminan volviendo a tí de manera recurrente, aunque hayas decidido dejarlos atrás.

Y es que en el fondo necesitas respuestas. Y las respuestas es mejor no buscarlas activamente... llegan con el tiempo. Todo va sedimentando y poniéndose poco a poco en su lugar. Sin prisas, pero en su momento. Y entonces todo va teniendo sentido.

Se aprende con el tiempo a desdramatizar, a matizar, a ponderar y a conocer a las personas. Pero eso no impide cometer equivocaciones. Existen personas que se dedican a malmeter y destrozar bonitas relaciones poniendo ojitos de gatito de Shrek aunque haga daño a la vista mirar su faz. Y tardas en descubrirlas. Y mientras eso pasa, el destrozo que han hecho es inmenso. Y esas personas ayudan sobremanera a que nos equivoquemos, porque enturbian tanto los canales de comunicación, que no te permite leer los mensajes con claridad y transparencia.

Espera uno un gesto... sólo un gesto, para sentirse bien interiormente. Pacientemente, lentamente, intentando dejar a un lado lastres y malos recuerdos. Tiendes a personalizar el batacazo de tus ilusiones en una persona o persona. Pero no te pones del todo en su lugar. Esa persona también puede haberse equivocado y tomado una decisión incorrecta. Y cuando lo ve todo claro, te manda un gesto. Gesto que aprecias más cuanto más has sufrido. Y el gesto a veces viene de la persona que menos esperabas y que pensabas que era la que más daño te había hecho.

Cuando recibes ese gesto, no te sientes vencedor. Ni mucho menos... En estos conflictos no hay vencedores ni vencidos. Todos salimos perdiendo. Porque estos conflictos hacen perder la confianza y crear una incertidumbre que se expande por todos los ámbitos. Nada es como antes. De un modo u otro terminas tomando partido, y nunca terminas por saber si has tomado la decisión correcta. Pero con el tiempo las caretas caen, tanto las del orgullo como las de la bondad interesada.

Nadie tiene el don de la infalibilidad. Y quien se crea que lo tiene, debe aprender antes a perdonar. Perdonar es difícil. Y más cuando te han clavado un puñal hasta lo más hondo de tus entrañas. Pero perdonar es el acto más inteligente y generoso de un ser humano. Para perdonar se necesita pasar por encima de esos inútiles orgullos que todo lo estropean. Y no todo el mundo está dispuesto a hacerlo.

No es que esté imbuído del espíritu navideño, pero deseo a todos, tanto a mis grandes amigos, como a aquellos que decidí un día dejar a un lado del camino, lo mejor. Y que encuentren la claridad mental como para pararse un momento y ver más allá de lo que da de sí su distancia focal con perspectiva, profundidad y altura de miras.

Como siempre he dicho, yo nunca cierro la puerta, aunque me hayan hecho un daño enorme... porque no soy infalible y me puedo haber equivocado. Me alegro de no haberla cerrado, porque si alguien que ha sido amigo me necesita, sea quien sea, siempre estaré dispuesto a ayudar. No sé si es cosa de gran corazón o me pierde la buena fe, pero creo que es un valor que no debemos perder y hemos de predicar con el ejemplo. No deseo con esto ni subir a los altares ni recibir aplausos, sino dejar constancia de que el perdón existe, porque… errare humanum est…

6 comentarios:

  1. Dios Mío. Es increíble la manera que escribes. Apenas hace unos días he encontrado el blog. No lo he leído con calma porque he dedicado tiempo al mío. Sin embargo la manera en que redactas es honesta, simple y franca. Me encanta y me cautiva sin lugar a dudas. Me declaro amante de tus escritos y seguidora de la voz que imprimes en ellos. Saludos desde México.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, K. Luna.
    La verdad es que dejo hablar mi corazón. Intento sacar lo que me oprime y expresar lo que siento sin personalizar, tratando de proporcionar un mensaje para los demás y para mí mismo.
    Te agradezco mucho el comentario. Un beso.

    ResponderEliminar
  3. Se nota que te sale del corazón...tienes mucha razón en los cuatro puntos, pero para mí el segundo y el tercero son preciosos...sigue expresándote así de bien...gracias..

    ResponderEliminar
  4. Lo malo es que estos textos me salen con cuentagotas. Tendría que dedicarme a escribir más, pero quizá la parte positiva es que sólo lo hago cuando tengo una bola en mi interior que necesito expulsar y lo hago a través de la escritura. Quizá el hecho de no escribir más es porque no tengo esas urgencias interiores... o quizá porque necesito una alineación interplanetaria de situaciones que me inspiren a hacerlo.

    Muchas gracias por tus palabras, María José.

    ResponderEliminar
  5. Es una suerte tener el valor de expresar lo que te duele dentro, a veces hay cosas que te gustaría gritar.. pero sabes que no puedes decírselas a nadie... y eso es muy duro..te las tragas y vives con ellas buscando un escape más fácil..

    ResponderEliminar
  6. Si no las expulsas, de la manera que creas más conveniente, ese mal te sale más tarde por una vía inesperada. No digo con eso que haya que expulsarlo sí o sí, pero sí que consigues recuperar un poco el equilibrio vital haciéndolo.

    No es fácil contar esto en público. Y muchas veces desearía no hacerlo. Pero la sensación de liberación que se experimenta ayuda a no salirse del camino correcto.

    Un beso, María José.

    ResponderEliminar