Los líderes de la nueva revolución brit-pop, los nuevos salvadores del rock, llegan desde el este de Londres y de la mano del exquisito sello indie Wichita. Las ventas de Bloc Party en Reino Unido han sido espectaculares y el torrencial talento de Silent alarm, su debut, exprime singles a velocidad inaudita. Franz Ferdinand les echaron una mano después de vibrar con su maqueta, y el productor Paul Epworth -también en los debuts de The Futureheads, Maxïmo Park, The Rakes, y en singles de Sons & Daughters, Babyshambles o DFA 1979- hizo el resto. Porque a ellos les bastan unos sencillos acordes y cuatro notas para fundir post-rock y art-punk según las infinitas perspectivas del pop. Las texturas conseguidas, hipnóticas y plásticas, se diluyen en trece canciones que van desde las baladas brumosas hasta el vértigo bailable. Rincones crípticos, estrofas intimidantes, dark-drama, valoraciones sociales sobre el precio del gas, pistolas humeantes que te acaban de quitar la vida. Y, cómo no, el difícil sentimiento del amor, el mismo que les hizo editar su álbum el pasado 14 de febrero, planeando sobre todos los temas.
Mezclando el pop oscuro de The Cure y Joy Division, el estigma core de Sonic Youth y Big Black, y afiliándose a la vertiente politizada y artística explícita en los manifiestos de Gang Of Four y Manic Street Preachers, Bloc Party consiguen sonar sofisticadamente estremecedores. El fuego contenido en frías perlas como Like eating glass o Banquet, adquiere un carácter urbano perturbadoramente actual gracias al vigor vocal de Kele Okereke (en la onda de los primeros U2 o del Damon Albarn más despechado, y recientemente invitado en el nuevo álbum de The Chemical Brothers). Por no hablar del aventajado batería Matt Tong o de las aristas de las sangrientas guitarras de Russell Lissack. Gordon Moakes, bajo y voz, completa estos fab four de campeonato, con sus sabias afirmaciones. Él sabe que "el pop no es escapismo, sino una humillación compartida entre intérprete y audiencia".
Dos años más tarde, tras giras extenuantes y con el fervor de su público asegurado, Bloc Party estaban dispuestos a revalidar estrado con su segunda joya, A weekend in the city (2007), un espejo elegante, imprudente, nervioso, provocador y sombrío en el que la joven generación actual se ve perfectamente reflejada. A weekend in the city confirma que Bloc Party no es copia de nada, y que con sus guitarras matemáticas y su sonido cerebral y vertiginoso se instala como uno de los mejores discos de 2007.
Bloc Party se enfrenta con este disco al reto de superar el éxito de su primera placa discográfica. Cosa que no sería difícil si su debut, Silent alarm, no hubiera sido nombrado Disco del Año por más de un experto en 2005, como la prestigiada revista británica NME . Como las segundas partes jamás han sido buenas, la consigna fue hacer un disco totalmente distinto, un álbum en el que la banda se convierte en más que un testigo, en un cronista de su entorno. Así se grabó en mayo de esta placa que, a lo largo de 11 cortes relata no sólo las vivencias del grupo durante 2005, sino las de su entorno. "Un álbum inspirado sobre todo en los sonidos vivientes de la metrópolis", según relatan sus creadores.
Uniform, por ejemplo, trata de "la apropiación de la cultura de los adolescentes, en cómo son explotados y, que no hay realmente un ambiente de adolescentes, sino son manipulados por los medios masivos, el comercio y la industria", cuenta el batería Matt Tong. Otro de los temas sociales abordados por Bloc Party es el suicidio, en SRXT. El título de la canción es "una versión abreviada del nombre del antidepresivo “Seroxat", fármaco cuyo uso ha sido asociado últimamente al suicidio, dada la alta dependencia de quienes lo usan. "Dile a mi madre que lo siento, y que la amé", es la trágica última frase de esta canción.
La crónica de la juventud británica está por todo el disco. Where is home? es una canción que denuncia "el crimen racial de Christopher Alaneme, un chico de 18 años apuñalado en Kent el año pasado". Alaneme, por cierto, era de origen nigeriano, al igual que el vocalista de Bloc Party, Kele Okereke. Drogas, racismo, homosexualidad, son sólo algunos de los asuntos que alude A weekend in the city. "Siempre tratamos de liberarnos de lo que se espera de nosotros", dice Matt, a propósito de las expectativas sobre su segundo álbum. "Definitivamente planeamos hacer un disco diferente. No queríamos hacer el mismo disco. Probablemente nuestro reto más grande ahora es seguir siendo parte de la cultura pop, y nada más arriba de eso, no llegar al punto donde querramos dejar de hacerlo."
También se editó en 2007 un disco con canciones que fueron surgiendo en la grabación de A weekend in the city, y que finalmente no se incluyeron en el álbum, y de remezclas de The prayer, Song for Clay y Hunting for witches, llamado Another weekend in the city, que a muchos fans les parece mejor incluso que su disco matriz.
Canciones recomendadas:
Little thoughts, Tulips (Little thoughts EP)
Two more years (Two more years EP)
Hero (2004-2005)
Like eating glass, Helicopter, Positive tension, Banquet, She's hearing voices, This modern love, Pioneers, So here we are, Plans (Silent alarm)
Song for Clay (dissapear here), Hunting for witches, Waiting for the 7.18, The prayer, Uniform, On, Kreuzberg, I still remember, Sunday (A weekend in the city)We were lovers, Version 2.0, The once and the future king, Secrets, Rhododendron, England, Selfish son, Atonement (Another weekend in the city)
Flux, Mercury (singles)Varios vídeos de Bloc Party. De Silent alarm, el single Helicopter , So here we ar y Like eating glass:
Helicopter - Bloc Party
So here we are - Bloc Party
Like eating glass - Bloc Party
De A weekend in the city, el single The prayer, Sunday y Kreuzberg:
The prayer - Bloc Party
Sunday - Bloc Party
Kreuzberg - Bloc Party
Y para finalizar, Flux, single editado a finales de 2007, y Mercury, nueva canción que será lanzada en single el próximo mes de agosto:
Flux - Bloc Party
Mercury - Bloc Party
Los están vendiendo como genios y a mí no me dicen nada. Es el típico grupo del que dudo que llegue a un tercer disco.
ResponderEliminarLittle
Hombre, pues son muy jovencitos para haber hecho ya un par de muy buenos discos. Prometen, desde luego. No sé cuánto durarán, pero tienen que ir cambiando el registro, pues el modelo se agota con una obsolescencia acelerada. y su público incondicional también v cambiando de gustos.
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