The silver tree es el segundo álbum en solitario de Lisa Gerrard, lanzado en 2006, más de una década después de su primer disco en solitario, The mirror pool (1995), tras un período en el que Gerrard publicó numerosos álbumes en forma de bandas sonoras y colaboraciones. Lanzado inicialmente en iTunes, una versión física en CD fue puesta a la venta poco después en Australia, y la versión internacional fue publicada poco después, conteniendo un tema extra, Entry. El álbum fue finalista del premio Australian Music en 2006.
Una vez acabada la aventura Dead Can Dance, Lisa Gerrard encontró apoyo en diferentes compositores e instrumentistas (Pieter Bourke, Patrick Cassidy, Hanz Zimmer, Jeff Rona…), que de alguna forma dieron forma a la extraña discografía de la australiana, desde el latido tribal de Duality (1998), a la solemnidad religiosa de Immortal memory (2004), pasando por sus trabajos para el cine, más orientados a la world music. Había curiosidad, pues, por conocer por donde caminaba en solitario una de las voces más personales de la música popular de las últimas décadas. Su respuesta fue este The silver tree, un trabajo más adusto, más devocional, intenso y altamente conmovedor y menos arreglado que Immortal memory, pero al que, sin embargo, se asemeja por habitar en el reino de las sombras. Sin apenas percusiones (los tambores, al más puro estilo Dead Can Dance, sólo cobran protagonismo en dos temas), la práctica totalidad de las canciones se sostienen en unas melodías minimalistas y ambientales sobre las que la voz de Gerrard planea más sobria de lo que nos tenía acostumbrados. Apenas hay nada del eclecticismo exótico de Dead Can Dance, que es reemplazado por el culto y la intensa introspección.
De origen anglo-irlandés, la australiana Lisa Gerrard comparte una visión original y diferente del mundo que le rodea. Junto a Brendan Perry y como Dead Can Dance, lanzaron al mercado varios trabajos de estudio llenos de influencias procedentes del Renacimiento y sus estéticas musicales, una especial forma de entender la música, una mezcla inteligente de toques étnicos, rock tradicional y también estilos antiguos. Aclamados por la crítica, Dead Can Dance reina ya en su particular tierra musical. Actualmente, la carrera de Gerrard va por otros derroteros, compositora de bandas sonoras. La meta final de Lisa es buscar la belleza perdida, la eterna meta humana de lograr una existencia significante.
El disco contiene 13 temas llenos de paisajes sonoros de ambiente tenue, sobre los cuales la vocalista de Dead Can Dance coloca su regalo en forma de una voz casi de otro mundo. Cantando casi como oraciones o mantras meditativos, Gerrard emplea monosilábicos extraídos de otros idiomas (y, en ocasiones, del inglés) para crear su propio tapiz onírico, con su increíble talento y habilidades vocales. Algunos podrían sentirse tentados a llamar a esta música new age, pero su melancolía es mucho más profunda y casi sagrada en su acercamiento a la articulación, creando la sensación en algunos lugares (Come tenderness, The sea whisperer, Abwoon) de que en realidad está cantando dentro de una catedral. En otros lugares, como en Wandering star y Serenity, su voz ofrece un enfoque monótono que es tan sutil, pero poderoso, como su instrumentación. En Sword of the Samurai, la disonancia entre el murmullo sónico y su retumbante contralto crea tensión y una intensidad casi aterradora. Esta canción es pura oscuridad, sin ni siquiera la presencia de una luz tenue.
El álbum consiste en un conjunto extenso de ambient clásico de Gerrard y armonías vocales tejido todo junto en un gran mosaico etéreo. Cada canción es sutilmente diferente, y la música es potente y a veces inquietante, ofreciendo tanto canciones abrasivas, como un montón de composiciones etéreas.
The silver tree es un álbum muy cinematográfico. La música es amplia y sugiere que puede estar diciendo algo ambiguo, evocando un viaje del alma, con momentos de tristeza y alegría, pérdida y éxtasis. La mayoría de las canciones del disco son como oraciones sombrías, y musicalmente el álbum es tan minimalista que casi podría ser catalogado de música ambiental. El disco es una recopilación modificada de composiciones de su carrera que vive entre los estilos etéreo, ambiental y sobre todo étnico. Un disco cargado de misticismo, magia y espiritualidad.
Con sus temperamentales y mínimos arreglos impulsados por teclados, The silver tree deja mucho espacio para la voz poderosamente emotiva de la cantante australiana, que puede proyectar tanto tristeza (Devotion) como serenidad (The valley of the Moon) con igual convicción e intensidad. Optando por la atmósfera sobre la melodía, el álbum tiene más en común con trabajos de Gerrard para bandas sonoras (Gladiator, Whale rider) que con su material de Dead Can Dance goth/world-beat, resultando en canciones que están cómodamente ubicadas en el fascinante territorio ambient.
En The silver tree, Gerrard realiza una composición bastante minimalista y fiel a su constante sonido tétrico, deprimente, lánguido. La mayoría de los temas apenas van más allá de un susurro apagado y desalentador de sintetizador y de su extraordinaria y perturbadora voz. La originalidad de la obra radica en el estilo musical inclasificable propio de su autora, pero carece de innovación con respecto a sus otros trabajos, algo sorprendente viniendo de una artista que, con o sin colaboración de otros músicos, ha apostado siempre por una constante búsqueda de nuevos horizontes.
Todos los temas repiten el mismo modelo con apenas variaciones. Un constante y oscuro sintetizador que evoca paisajes nocturnos llenos de misterios secunda a la voz de Gerrard, quien, como es habitual, realiza cantos sin letra basándose en sus excepcionales modulaciones, y a los juegos de coros que emplea esta vez en muy pocas ocasiones. Tan sólo un par de cortes se alejan en algunos leves aspectos de esta línea aportando algo extra: Shadow hunter recupera las percusiones de Duality de forma casi terrorífica, con mucho eco y acompañadas por sonidos que sugieren criaturas acechando desde la penumbra; y Towards the tower, que recurre levemente a curiosos juegos de percusiones, donde el sintetizador desarrolla melodías más atractivas.
De los demás temas cabe destacar Abwoon, corte extraído de Immortal memory; y Devotion, conocida antes del lanzamiento del álbum porque Gerrard lo presentó en la gira de Dead Can Dance en 2005 y que, aun en la sencilla línea elegida para esta obra, resulta algo más interesante que la mayoría de los demás temas gracias a que ofrece una interpretación llena de pasión.
Pocos artistas se han mantenido durante mucho tiempo en el minoritario terreno ocupado por la cantante Lisa Gerrard en el último cuarto de siglo. Comparte una pasión con compositores como Arvo Pärt en la búsqueda implacable de la divinidad. De hecho, Gerrard evoca a Pärt un par de veces en el álbum.
The silver tree es un álbum de ecos antiguos, bordones fantasmales e himnos a los cielos. En Abwoon, Gerrard entona el Padre Nuestro en arameo, orquestando su propia voz en armonías corales que se desarrollan bajo ella como vientos sobre las olas. Spaceweaver se convierte en escalofriante cuando Gerrard desbloquea su peculiar rugido nasal surgido tras su garganta, que sólo ella adopta en este tipo de canciones, con un ritmo blues amenazante que recuerda a Meltdown de la banda sonora de The insider, de la que muchos detalles se reflejan en el disco: The sea whisperer recoge el final de afirmación del espíritu de Now we are free de Gladiator. Y la obra de diez minutos Towards the tower pudiese tener algo que ver con su rechazada obertura para la película Constantine, con sus voces a lo Ligeti, cuerdas ligadas suspendidas y turnos inquietantes de percusión, ciertamente funcionaría en el contexto cinematográfico de un thriller sobrenatural.
Serenity es una amalgama idilica entre lo étnico/celta (voz) y lo minimalista (música). Devotion es uno de los momentos más mágicos de Lisa, Abwoon es un collage vocal de sonidos un poco repetitivos, y Spaceweaver sigue la misma línea de The human game, aunque rompe con su estilo habitual, acariciando sonidos que llegan a rozar levemente el trip-hop. Entry es un loop de batería electrónica golpeando y con vocales incompletos, que hacen un final de disco disruptivo.
El single Come tenderness resume bastante el disco. La voz de Lisa es tan inquietante como hermosa. Sin embargo la voz depende demasiado del curso que lleva la canción. Los acordes de acompañamiento serpentean a través de la música y no terminan de entrar en una melodía real a diferencia de los álbumes anteriores. Todo se inclinaba hacia el ambient que tan bien resultó en Whale rider, y que había dejado una huella tan profunda en ese segmento del trabajo de Lisa. In exile, The sea whisperer, Wandering star y Valley of the Moon siguen todas el mismo trabajo del pensamiento. También hay varias canciones de puro ambient que no se mezclan bien con el resto del álbum, como Towards the tower, que podría haber sido una pieza absolutamente impresionante de música de fondo, y que en realidad fue escrita para una pura escucha musical.
The silver tree consigue adentranos en un bosque de sombras donde sentimos a una Lisa Gerrard más oscura y experimental. Su voz, personal y única, emana la belleza a la que nos tiene acostumbrados, pero esta vez lo hace de una manera más sosegada, más sombría y minimalista.
Fuentes: http://en.wikipedia.org, http://www.allmusic.com, http://www.amazon.com, http://aficionadosalarte.blogspot.com.es, http://warrenelcriticon.wordpress.com, http://www.cduniverse.com, http://www.amazon.co.uk, http://www.mondosonoro.com, http://www.epdlp.com, http://rateyourmusic.com, http://www.retromusica.com, http://rincondesconexion.blogspot.com
Listado de canciones:
1.- In exile
2.- Shadow hunter
3.- Come tenderness
4.- The sea whisperer
5.- Mirror Medusa
6.- Space weaver
7.- Abwoon
8.- Serenity
9.- Towards the tower
10.- Wandering star
11.- Sword of the samurai
12.- Devotion
13.- The valley of the Moon
14.- Entry
Vídeos:
In exile - Lisa Gerrard
Shadow hunter - Lisa Gerrard
Come tenderness - Lisa Gerrard
The sea whisperer - Lisa Gerrard
Mirror Medusa - Lisa Gerrard
Abwoon - Lisa Gerrard
Serenity - Lisa Gerrard
Towards the tower - Lisa Gerrard
Space weaver - Lisa Gerrard
Wandering star - Lisa Gerrard
Sword of the samurai - Lisa Gerrard
Devotion - Lisa Gerrard
The valley of the Moon - Lisa Gerrard
Entry - Lisa Gerrard
Conocía (y me gustaba) la propuesta de Dead Can Dance; pero de lo que hicieron después de disolverse, ni dea. Tu artículo me servirá, en un futuro, para ello. ¡Gracias!
ResponderEliminarVale la pena escuchar los dos discos de Lisa. Son quizá algo menos musicales y más vocales que los de Dead Can Dance (Lisa en solitario me recuerda mucho a Loreena McKennitt), pero de muy agradable escucha. También te recomiendo los dos que hizo Brendan Perry en solitario. Saludos, Alex.
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