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Llega un día en la vida que sientes que el tiempo empieza a descontar. Son muchos detalles. Cada vez tienes menos ilusión, tus sueños, lejos de cumplirse, terminan por acceder a la calidad de imposibles, tus males físicos aumentan, cada vez te cuesta levantarte más de la cama, tu cabeza se te bloquea con más facilidad, empiezas a considerar la jubilación y los años que te faltan para llegar a ella, tienes pánico a perder el puesto de trabajo porque sabes que el mercado laboral es reticente a personas de tu edad. A mí me ha pasado al oir a las orquestas de fiestas vecinales que tocan música para los carrozas, cuando empiezan a cantar música de mi juventud. Sientes que va finalizando una etapa y empezando otra, ambas muy diferentes aunque se manifiesten continuas en el tiempo. Quizá, por ello, es buen momento para hacer un balance somero sobre el pasado y cómo vivir el presente para afrontar el futuro.
Han pasado muchas cosas en estos años. Soy el menor de cuatro hermanos, y desde pequeño he sido muy callado, intento ser prudente y no complicarme la existencia con aquello que no veo del todo claro. Ello ha hecho que evite muchos problemas, pero también ha impedido que viva la vida con más intensidad. No me arrepiento. Pienso que hice bien. Lo que hice, hecho está, no se puede mirar atrás más que para corroborar que hice lo que pensé oportuno hacer.
De estos años, el acontecimiento más traumático lo viví con solo 8 años: un traslado familiar. Dejé mi tierra, y crecí en una tierra hospitalaria, con sus características diferenciales, pero en la que nunca me he sentido extraño. Quizá los primeros años sí me costó entender la mentalidad catalana, pero ensamblar la cultura que aprendí de bien pequeño en València con la de mi tierra de adopción no costó mucho. Y que conste que no hablo de lengua, que la mía materna fue siempre el castellano.
La espinita clavada ha sido esos 11 años que estuve cursando estudios superiores, y que no hice valer en mi empresa ni en el mercado de trabajo. No me atreví a arriesgar, y la apuesta más segura resultó descafeinada. Me ha costado muchos disgustos y malos ratos, pero salí ganando en calidad de vida, hecho bastante inusual en la rama de la empresa en que trabajo. Aún me puedo dar con un canto en los dientes.
De todos modos, me quejo amargamente de muchas cosas. Es el deporte nacional. Y seguramente en muchas tengo razón. Pero en otras, no. Todos nos podemos quejar de que no tenemos algo o deseamos desembarazarnos de algo alguien molesto. La clave es intentar ser feliz con lo que se tiene. Y en ese sentido tengo que decir que en esta vida, aunque me ha faltado empuje en ciertas ocasiones, por lo que supuestamente he perdido oportunidades preciosas, aunque me he pegado auténticos batacazos emocionales, tengo que estar muy contento de lo conseguido. Se aprende más levantándose después de un golpe, que dedicándose al estudio teórico.
Si me comparo con mucha gente de mi entorno, muchos me envidian. Porque doy sensación de prudente y coherente. De tímido, pero equilibrado. Si pudiesen ver mi estado interior no lo dirían, pero eso le pasa a casi todo el mundo. Tengo una familia con dos niños sanos y bien educados, y con una compañera muy trabajadora y que está por nosotros antes que por ella misma. En el trabajo estoy bien considerado, pero soy un bon xic. Honrado, transparente, buen gestor, pero falto de ambición agresiva. Prefiero llevarme bien con todo el mundo, que llevarme bien con la superioridad y a la vez ser un tirano para mi grupo. Prefiero ir con la cabeza alta por la calle, que esconderme de aquellos que tienen pendencias con mis decisiones.
Como corolario, sí puedo decir bien alto que, aunque me queje de que me falta alegría, de que llevo un par de años muy bajo de moral y al borde del precipicio en ocasiones, no tengo nada que no quiera tener. Y eso es lo más importante. Tengo una urticaria crónica molesta, unos dolores lumbares fuertes que no mejorarán, y un espesor mental agudo a causa del estrés diario. Pero eso se puede llevar. Lo que no se puede llevar es sufrir afecciones cardíacas, cánceres, o enfermedades degenerativas. Y eso que no quiero tener, no lo tengo. Muchos no lo pueden decir. Y muchos, ni han podido llegar.
Y para esas fuentes de desestabilización emocional seguiremos poniendo contrapesos, como este blog, al que tanto tiempo extra dedico, mi participación en otros blogs y webs, mi tenis, mi música, mis libros, mi València CF y las relaciones sociales con mis grupos. Sin todos ellos sería muy difícil continuar.
Efectivamente. Todo este rollo, porque hoy hace 45 años que le dio por asomarse a este difícil mundo a JL, el que escribe. Todavía tengo tiempo suficiente para hacer infinidad de cosas.
¡ Felicidades por esos 45 ! Si eres capaz de abrir tu corazón y contarnos cosas de tí como lo haces, en un blog abierto a todo el mundo, es porque tienes un poso de buena persona importante. ¡Consérvalo!
ResponderEliminarBonico, Felicidades
ResponderEliminarjojojojo yo también te felicito bonico, pero en la foto de arriba parece que salgan todos los etarras y grapos más buscados de los últimos 30 años :P:P:P:P
ResponderEliminarMagnífico blog.
ResponderEliminarDoblemente felicidades!!!
y Amunt Valencia!!!
Muchas gracias a todos. Si todos los etarras buscados fuesen como los de la foto de arriba, la Policía tendría que autodisolverse. Jajaja. Seguro.
ResponderEliminarMe doy por perdonada por el retraso, aunque ya sé que otra vez no puede pasar.
ResponderEliminarJo, las fotos!! Qué paciencia recopilatoria. Jajaja.
Felicidades y un besazo abuelete!
joer vaya refeljo de una vida... larga de 45 años...
ResponderEliminarTe deseo que sigas avanzando por ese camino... poruqe mientras sigas cumpliendo y escribiendo aki, significaras que sigues en la brecha... que visto lo visto ya bastante...
En fin que pasa el tiempo pero cada vez tengo menos tiempo... todo un misterio... ya me gustaria estar mas enchufado a estos blogs, pero joer me cada vez me cuesta un monton... y si lo hago hoy lunes es poruqe estoy en casa de baja despues de un bonito colico nefritico... ale a disfrutar de los años...
Felicidades y a ver si te animas un dia con Loquillo...
@ Rayador:
ResponderEliminarte echamos de menos, Raya, pero bien sabes que esto de los blogs y los foros debe ser un complemento. No te preocupes, que aunque te tires tiempo sin contestar y sin postear, para nosotros sigues siendo Rayador Justiciero (a ver si nos pasas una dirección de e-mail y te mandamos cosas...)
Eso sí, acertar un resultado en la porra, no lo lograrás nunca (¿a quién se le ocurre apostar por resultados barçáticos???), pero lo bien que te quedas tras apostar un 1-6 ó un 8-0, eso no te lo quita nadie.
Que te recuperes de tu dolencia. Seguro que viene un galeno de Bilbao, te pega un par de ostias y te endereza la salud. Eso, mientras no te ponga mirando a Pamplona, que lo tienes cerquita... ¡Ahivalaostia!