lunes, diciembre 31, 2007

PERSONAJES DEL TEBEO (5)


JOSÉ PEÑARROYA


José Peñarroya Peñarroya (Forcall, Castellón, 1910-Barcelona, 1975) fue un guionista y dibujante de historietas español, creador de célebres personajes como Don Pío, Gordito Relleno y Don Berrinche.

Durante la guerra civil española fue combatiente en el ejército republicano. En la primera posguerra trabajó en los estudios de animación Chamartín, donde participó en la creación de varios cortometrajes. En 1947 comienza a colaborar con la Editorial Bruguera, para la que crea a Don Pío (1947), Calixto (1947), Gordito Relleno (1948) y Don Berrinche (1948).

Colabora en varias revistas de la editorial, sobre todo Pulgarcito y El DDT. En 1957 se asocia con los también dibujantes de Bruguera, Cifré, Conti, Escobar y Giner para crear una empresa autogestionaria, D.E.R., editora de la revista Tío Vivo. Dado que los derechos de sus personajes los posee Bruguera, Peñarroya crea nuevas series, entre las que destaca La familia Pi (1957), que tiene evidentes similitudes con su Don Pío. La empresa fracasa y tanto Peñarroya como sus compañeros optan por volver a trabajar para Bruguera. En su segunda etapa en la editorial destacan las series Pepe, el hincha (1962), fruto de su pasión por el fútbol; Pitagorín (1966), protagonizada por un niño superdotado; y Rudesindo el bucanero, un tipo de cuerpo entero (1966).


DON PÍO

Don Pío apareció por primera vez en 1947 en la revista Pulgarcito. Posteriormente apareció también en otras revistas de la editorial.

El personaje encarna las miserias y las frustraciones de la clase media urbana de la posguerra española. A través de sus historias autoconclusivas con situaciones familiares, domésticas y laborales desde una óptica humorística a la que no le falta una irónica visión social, nos vemos inmersos en los problemas y avatares típicos del hombre cuarentón matrimoniado, principalmente en interacción con su jefe y su esposa.

Apocado y dominado por su esposa, doña Benita, obsesionada por medrar socialmente, Don Pío no consigue nunca lo que se propone, ya que es un buenazo pero que la mayoria de las veces su buena fe le lleva a diversos desastres. Todas sus historias terminan frustrando cruelmente sus esperanzas de mejorar.

Don Pío es un hombre apocado y tímido tiranizado tanto por su jefe en la oficina, como por su esposa, más grande y fuerte que él. El infeliz debe hacer horas extras para satisfacer los caprichos de su mujer y aguantar sus berrinches por no haber sabido darle una vida más cómoda. En el poso de la historieta queda la crítica humorística de una institución tan intocable como el matrimonio en el régimen franquista , y, siempre, el testimonio de una realidad muy concreta en un momento crucial en la vida de tantos españoles.

Don Pío había nacido en una época ya lejana, y las circunstancias de entonces estaban cambiando: el progreso de las clases medias hacia una sociedad de consumo en la época del desarrollismo. Las historietas de Don Pío reflejaron los esfuerzos del ciudadano medio por adaptarse a los nuevos tiempos. Otra época, otras necesidades: los plazos del televisor, la lavadora, el coche... serán los nuevos retos a afrontar por el sufrido Don Pío para contentar a su esposa. Por otra parte, si bien en la oficina es el antiguo empleado de confianza, no termina de conseguir el ascenso definitivo.

Personajes:

Don Pío es de corta estatura, calvo, y lleva un pequeño bigotito. Viste con corrección. Es característico su bombín. Su apariencia física recuerda un poco a la de Charlot. Trabaja como oficinista, pero su sueldo es siempre insuficiente para su esposa.

Doña Benita es una mujer entrada en kilos, morena (rubia a partir de los años 50), que contrasta físicamente con su enclenque esposo, al que llega incluso a maltratar físicamente.

Luisito, sobrino de Don Pío, niño bueno y modosito que adquiere el rol del hijo que los Pío no han tenido nunca y como tal, actúa como elemento conciliador de la pareja, no ya únicamente en la ficción, sino también de cara a la censura, que no podía consentir en aquella época desavenencias matrimoniales ni tiranías femeninas.

Doña Vinagreta y Doña Culebrina, vecinas de la pareja.


GORDITO RELLENO

Gordito Relleno apareció en 1948 para la revista Pulgarcito, y posteriormente en varias revistas de la Editorial Bruguera durante las décadas de 1950 y 1960.

Pacífico, panzudo y luciendo frecuentemente un bombín, Gordito Relleno es un ejemplo típico de personaje de la escuela Bruguera. Sus buenas intenciones terminaban siempre en catástrofes. Inocente hasta decir basta, era víctima frecuente de timos y estafas de todo tipo por parte de desalmados. Gordito Relleno es un personaje, una especie de antihéroe perdedor, apacible e inocente, de formas redondeadas y pensamientos nobles que finalmente no le deparan demasiadas satisfacciones en su contacto con el prójimo.

Gordito Relleno, es el hombre bueno por definición, tan inocente, que constantemente se ve arrastrado hacia situaciones equívocas en las que sus buenas intenciones hacia el prójimo redundan en su propio prejuicio. Peñarroya acentúa el carácter del protagonista al dotarle gráficamente de una gordura extrema, vertiendo en él los tópicos de bondad, inocencia y candor que se suponen a las personas obesas. Por su debilidad de carácter, el sino de Gordito es perder.

Durante una temporada (1949), apareció en las historietas de Gordito Relleno otra creación de Peñarroya, Don Berrinche, antítesis de Gordito, misántropo de tomo y lomo, quien se esforzaba a conciencia por hacerle la vida imposible. En estas ocasiones era Don Berrinche el que solía salir malparado. Eterno cabreado y símbolo del descontento social, va cargado con un garrote con un pincho que vaya como dejará al pobre que le arree un zurriagazo.

Don Berrinche es el otro gran personaje de Peñarroya en esta etapa inicial, pero, a diferencia de los anteriores, es un arquetipo de personaje “malo”, al menos en apariencia, con las cejas siempre fruncidas, los dientes apretados y un garrote al hombro, atravesado de un clavo descomunal, que no duda en descargar contra cualquiera de sus semejantes. Su expeditiva acción rara vez encuentra castigo, y por ello un posible análisis es el de un individuo malvado; pero una lectura más detenida puede revelar que esa maldad, se queda simplemente en mal genio, en un berrinche, causado muy probablemente por la impotencia ante la dura vida cotidiana .

“Nitroglicerina y retropropulsión!” “Vendetta y carcoma!”... “trolebuses y filibusteros!”....”Si usted, enclenque empleadillo, me dice que no, le pulverizo!”

La vida de Don Berrinche fue azarosa, pues fue saltando de una publicación a otra: en 1949 pasó al Pulgarcito , formando pareja con Gordito Relleno, en 1951 al DDT, hasta que a mediados de 1954 y a instancias de la censura la serie desaparece para titularse Brr.. ¡como está el deporte!

Por Don Berrinche, reporter titulado y malhumorado, que ya no tiene nada que ver con la historieta inicial, nuevamente con la cabecera Don Berrinche pasa a Ven y Ven y al suplemento de historietas de El DDT en 1959, y de nuevo al DDT en 1963, donde al año siguiente formó un dúo con Pepito, para reanudar después su andadura en solitario, ya como una inofensiva reliquia del pasado, en otras publicaciones de la casa como Gran Pulgarcito, Mortadelo Extra o la última etapa de Pulgarcito antes del cierre de la editorial.

Pero para entonces el personaje había cambiado definitivamente: su apariencia física se ha normalizado, cambiando su antiguo frac negro por una americana corriente, y el descomunal garrote con clavo es ahora un bastón normal. Además, todos conocen a Don Berrinche y lo tratan como a un excéntrico. La esencia del personaje pues, ha desaparecido por más que la editorial se empeñe en mantenerlo en plantilla en virtud de una tradición ya completamente desfasada. El caso de Gordito Relleno es algo distinto. Su bondad e ingenuidad permanecen intactas. El mundo cambia a su alrededor, tiene otros amigos, otros conflictos, pero Gordito es el mismo, y lo seguirá siendo siempre. Es el buenazo tontorrón al que todo le sale mal por querer ayudar a los demás. La censura no tenía nada que decir ante un personaje así .


PEPE EL HINCHA

Seguidor acérrimo del Pedrusco F.C. , Pepe el hincha, creado en los años 60, es un seguidor futbolero, una de las pasiones del autor valenciano y de la sociedad española en general, lo que convirtió a las historias autoconclusivas de este personaje en uno de los más populares de Peñarroya.

Pepe el hincha es un gran aficionado al Pedrusco F.C., un desastre de equipo que siempre pierde por goleada. Dicen que éste personaje salió de su gran afición al fútbol, lo cual hace pensar que todos sus personajes son parte de su forma de ser, quien sabe si de niño era pródigo como Pitagorín, o se ha sentido solo ante el peligro como Gordito Relleno, o ha tenido una esposa a la que quería mucho con la que compartía todas sus inquietudes como Don Pío, y quien sabe también si Don Berrinche no es ese lado oscuro que todos tenemos pero que él nunca sacaba.

Pepe, el hincha, es un nuevo alter ego del autor. Su gran afición al fútbol le llevó a inventar un personaje con el que expresar su forma de sentir este deporte y pronto se convirtió en una serie de éxito. Pepe, como Don Pío, está a medio camino entre la serie familiar y las peripecias oficinescas, lugares donde se libran partidos tan importantes como en el terreno de juego: por un lado, Pepe ha de soportar a los compañeros, forofos del equipo rival Menisco F.C., por otro, la sufrida esposa y los hijos, le acusan de quedar relegados a un segundo plano, después del fútbol. Haga lo que haga, el destino de Pepe es perder, igual que su adorado Pedrusco semana tras semana.


PITAGORÍN

En Pitagorín, encontramos a un niño prodigio, siempre con su amigo Pepito, capaz de lo impensable para solucionar algo o desenmascarar a un timador. Comportándose como un niño mas, con sus juegos y amigos, es un personaje con carácter humilde pero muy inteligente.

Pitagorín, como Luisito, el sobrino de Don Pío, es un niño bueno, que pretende ayudar a todos con sus inventos. Es un personaje único en la Escuela Bruguera: caracterizado por su inteligencia, es un auténtico niño prodigio. Es también, la antítesis de los niños bruguerianos como pueden ser Pepito (sobrino de Rigoberto), los hermanos Zipi y Zape de Escobar o el Angelito de Manuel Vázquez, caracterizados por sus travesuras.

Pero, precisamente por su status de niño listo y autosuficiente, es un personaje tan marginado como otros de Bruguera: Si Carpanta o Morfeo Pérez son incapaces de hacer lo que todos hacen, Pitagorín es capaz de hacer lo imposible; Y por tanto está tan alejado del mundo como aquellos. Con esas características tan inverosímiles y antinaturales, Pitagorín siempre fue un niño extraño que no obtuvo el respaldo del público .


LA FAMILIA PI

La gran aportación de Peñarroya a Tío Vivo es su serie La familia Pi, donde vuelve a insistir en la problemática de una familia de clase media. De hecho, es una versión enriquecida de su Don Pío (nótese la similitud entre los dos nombres), con personajes complementarios (aparte del matrimonio, dos hijos mayores, chico y chica, dos mellizos de corta edad, la criada y el tío Victorino) que le dan a la serie una mayor complejidad. La base de la historieta es la problemática nacida de la escasez de sueldo, la lucha por la vida cotidiana de una familia numerosa. A pesar de su indudable interés, la serie desapareció con la vuelta de los dibujantes a Bruguera, dejando la impresión de que nunca se desarrollaron plenamente sus posibilidades estéticas y testimoniales.

Como dicen mis compañeros de checheche.net, pregunta para el militante: ¿qué aficionado autóctono se sentiría ahora como Pepe el Hincha, y qué club podría compararse ahora mismo al Pedrusco FC?

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